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Alarma de los bañeros por el descuido de los padres

Niños y jóvenes son el grupo de mayor riesgo en la costa del Limay.

Sofia Sandoval
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Neuquén
Las temperaturas son cada vez más altas y el sol ya pica en la piel. El agua fresca y azul del río Limay invita cada año a más personas que buscan pasar una tarde agradable lejos del calor del asfalto. Sin embargo, los 103 guardavidas neuquinos trabajan contra la imprudencia de los bañistas, especialmente adolescentes y niños, que se zambullen en lugares donde está prohibido y ponen su vida en riesgo. Algunos de ellos dicen que parte del peligro pasa por los padres distraídos, que desatienden a sus hijos en la costa.

Alerta Muchas veces, los padres no colaboran en el cuidado de los niños cuando están en la costa.

El Limay tiene cuatro puntos críticos: son espacios no habilitados como balnearios que cada año se cobran víctimas fatales y que obligaron a la Municipalidad a instalar guardias de bañeros los fines de semana. Los puntos más peligrosos son la calle Linares al fondo, la Isla Verde, la Pala y las cercanías de la bomba del EPAS (sobre calle Leguizamón).

"Habilitar esas zonas sería como una invitación a la gente a bañarse en lugares peligrosos", indica Ariel López, subsecretario de Deporte y Juventud de la Municipalidad. Los principales riesgos se dan por la profundidad del río, los remolinos y la fuerza de la correntada, que muchas veces se lleva a la gente a lugares donde no hace pie.

Aunque otros años han tenido problemas con gente alcoholizada que se mete al agua, los bañeros coinciden en que este año la imprudencia de los jóvenes es el principal factor de riesgo. "En Isla Verde hemos tenido buenos resultados con los trabajos de prevención; es una zona muy compleja, pero la gente cada vez se baña menos", señala López.

Diego Morales es el guardavidas encargado del balneario Sandra Canale, donde trabajan otros 29 colegas que resguardan la seguridad de los bañistas. "Con el tiempo fui entrenando el ojo y ya puedo identificar quién sabe nadar, quién conoce el río y quién está más inseguro", indica el joven con un intenso bronceado y lentes de sol con vidrios espejados.

Diego lleva adelante su oficio incluso fuera de su horario de trabajo. En un día libre, se calzó las patas de rana y cruzó el río con unos compañeros. Dos jóvenes que los vieron del otro lado quisieron imitarlos pero, al regresar, a uno de ellos se lo llevó la correntada. "Yo veía que se hundía, así que cruzamos y lo llevamos hasta la orilla", recuerda.

Para él, los más vulnerables son los niños, sobre todo cuando los padres se van al sector de las parrillas y ellos se quedan solos en el agua. Laura Romero, a cargo de Río Grande, dice que es difícil que los chicos hagan caso a sus advertencias. "Pero hay que destacar que tenemos personal capacitado y todo el equipamiento", cuenta la joven de pelo rubio y un cuerpo que delata su entrenamiento como nadadora.

Para el subsecretario de Deportes, las características paisajísticas atraen a bañistas de otras localidades que, como no conocen los puntos peligrosos del río, se zambullen en remolinos o pozos.

Los bañeros del Limay insisten en que la precaución fundamental es hacer caso a los carteles que rezan "prohibido bañarse" y pedir ayuda ante las situaciones de riesgo. Si los bañistas concurren a los espacios habilitados, un despliegue de guardavidas, policías y personal de salud garantiza que una tarde de encuentro y disfrute no se vuelva trágica.

FRASES
"El otro día un grupo de adultos se dejó llevar por la corriente pensando que todo el río es bajito; llegaron cerca de la bomba de EPAS, donde es mucho más profundo, y tuvimos que sacarlos".
Vanesa Valenzuela Guardavidas del balneario Sandra Canale

"Les recomendamos sobre todo a los padres que reconozcan el lugar en donde se van a meter sus hijos y que los observen mientras estén en el agua. Si ven alguien en peligro, es mejor que nos llamen y no que se tiren a ayudarlo, porque se pueden ahogar los dos".
Diego Morales Guardavidas del balneario Sandra Canale

CIFRA
220 rescates se hicieron esta temporada.
En un récord de afluencia, este año los balnearios recibieron a 250 mil personas y hubo un bajo porcentaje de rescatados.

Quejas por la presencia de perros en las playas

NEUQUÉN
Aunque suelen mantener la vista fija en el agua, el equipo de guardavidas trabaja de forma integral por la seguridad de las playas en los balnearios del Limay, y la presencia de las mascotas es una de las principales problemáticas.

"Según una ordenanza municipal, sólo está permitido el ingreso con animales al Paseo de la Costa, pero la gente igual trae perros a estos balnearios", indicó Laura Romero y aclaró que ellos reciben muchas quejas de otros bañistas que no quieren convivir con los canes en la playa.

"Hace poco la Policía le llamó la atención a un hombre que estaba bañando a su perro y él me empezó a insultar", recordó Diego Morales. Para él, es muy difícil luchar contra la idiosincrasia de la gente, que acostumbra a llevar a sus mascotas a todos lados. "Nosotros sabemos que somos la cara visible y que la gente se la va a agarrar con nosotros", admite Daniel López, otro bañero del Gatica.

"El principal problema es que a veces traen perros de razas grandes, o las consideradas peligrosas, y los nenes les tienen miedo", apuntó Diego. En general, reciben muchas quejas cuando los animales hacen sus necesidades en la playa o cuando pasan corriendo y tiran al suelo a los niños pequeños.

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