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El desafío de hacer la casa con un tutorial de internet

Crece la tendencia de construir con las propias manos a bajo costo.

Adriano Calalesina
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NEUQUÉN
Nunca accedieron al Procrear y ni siquiera calificaban. Tampoco a créditos hipotecarios. No tienen plata para albañiles ni mucho menos para un arquitecto. Son aquellos que hacen todo a pulmón con ideas de prueba y error. Que canjean trabajo por más trabajo y que cualquier dinero que les sobra va a parar a la compra de una bolsa de cemento o hierro para levantar una columna.

Así es la vida de quienes encararon la difícil tarea de hacer la casa con sus propias manos.

Desafiando las reglas. Aprendiendo por coraje, buen oído, tradición familiar o, simplemente, por alguna recomendación en un tutorial de internet.

La construcción es cada vez más cara en mano de obra. Por eso se acude al "hágalo usted mismo" sin límites.

Y no les fue tan mal. Muchos ya terminaron su vivienda durante el tiempo libre y disfrutan de ese pequeño lujo de ser el dueño de su propio techo, sin haberle pagado a un albañil.

Son las 10 de la mañana y en los barrios de Centenario en la segunda meseta, el silencio se interrumpe con el crujiente ruido de una hormigonera.

Ingenio Muchos tienen que aprender de manuales o conocidos que guían los primeros pasos.

Allí está Ángel Sánchez de 42 años, que vino de Bariloche hace tres años. Es albañil y vendió lo poco que tenía para comprar los materiales de construcción. Se hizo su casa y ahora levanta un templo de la Iglesia Metodista Pentecostal. Cree profundamente en ponerse metas con la ayuda espiritual.

"Estuve dos meses viviendo en una carpa, contra el frío y el viento. Me hice la casa y después vino mi familia", cuenta el hombre, quien durante ese tiempo sólo se dedicó a levantar su morada.

Ángel explica que el viento le jugó mal. Que una fuerte ráfaga le derribó un paredón que aún no había fraguado y que tuvo que empezar de nuevo. "Acá es distinto, se construye de otra manera por el viento", señala incólume.

Un canje familiar
Lo mismo le pasa a Raúl Sánchez. Vive en la región hace 30 años y no sólo hizo su casa sino la de su hija de 23 y su otro hijo de 27 años. No quiere que ellos se embarquen en la difícil empresa del crédito y ayuda con la mano de obra, como puede en el tiempo libre.

"Esta pieza tiene 7 por 5 metros. Como muy barato se cobra 50 mil pesos... Mi hijo quiere pagarme, pero es mi hijo, no hay precio", explica, como un sincero gesto de solidaridad familiar.

A veces, hacer una casa sin pagar a un tercero demanda más tiempo que dinero. Horacio Patiño es docente de Educación Física en la Escuela 59, y en vez de irse de vacaciones trabaja como guía en las colonias de verano de un club.

"No tengo vacaciones, me quedo laburando, es la única forma. Mango que agarro lo pongo en la casa. Siempre se necesitan dos personas, si no es difícil, alguien que te ayude", se sincera.

Explica que los costos por no contratar un albañil bajan drásticamente y que cualquiera con pocos conocimientos puede hacerse su casa, si dispone de tiempo.

Ricardo Veguercio tiene 30 años y hasta hace unos meses estuvo en Málaga, España. Trabajó en la construcción por 10 años y ahora ayuda a su hermano a construir una vivienda modesta pero con detalles costosos. "Siempre es bueno dar una mano", sintetiza.

La construcción no para ni un segundo, y menos en verano, cuando los días son largos. Los albañiles van y vienen por las calles polvorientas, pero no todos trabajan para los dueños, sino que son los mismos dueños que a veces trabajan a destajo para ellos mismos.

CIFRA
60% de ahorro se puede lograr haciendo la casa propia.
El resto se paga en materiales que, si bien aumentaron en este período, no se comparan con la mano de obra, letal para los que sueñan con tener su vivienda. Muchos se embarcan solos.

FRASES "Hay que tener tiempo libre para poder hacerte la casa. A mí me lleva mucho tiempo y a veces no puedo disfrutar de mis vacaciones. Pero es una elección de vida".
Horacio Patiño Construye su casa desde hace años.
"Estuve mucho tiempo viviendo en el terreno. Compré todos los materiales que necesité y trabajaba de sol a sol para poder traer a mi familia a vivir acá todos juntos".
Ángel Sánchez Llegó desde Bariloche y pudo hacerse su vivienda.


En pareja, encaran los rudos trabajos

NEUQUÉN
Fabiana y Germán se conocieron hace un tiempo. Ella vive en Villa Regina y él en Neuquén. Cuando decidieron estar juntos, les faltaba una nueva casa. Y así emprendieron la construcción en estos días de verano: con sus propias manos.

Cuentan que dejan los materiales en el terreno de un vecino, que ya está viviendo en una inhóspita zona de la meseta y tienen expectativas de algún día mudarse.

"No es una gran casa, pero hacemos lo que podemos. Aprovechamos estos días que estamos de vacaciones", dice el hombre.

A veces van al terreno por la mañana y si hace mucho calor desisten de comenzar a hacer el encadenado de las bases.

"No sabía nada de albañilería, pero lo acompaño a él y hacemos las cosas juntos. Esto es un vicio, sabés algo nuevo y querés aprender más", dice ella con orgullo.

Como ellos, hay muchas parejas que pueden verse los sábados y domingos, limpiando terrenos o "hormigoneando". Muchas mujeres acompañan a sus maridos cebando mates o haciendo tareas menos rudas. Sin embargo, a muchas se las puede ver solas con pico y pala.

Son aquellas que quieren terminar la casa a toda costa y, por supuesto, no pagar un solo peso de más a nadie.

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