El infectado tiene 25 años y volvió a declarar en contra de su papá.
Estados Unidos.- Brryan Jackson era un bebé en 1988 cuando su padre le inyectó sangre con VIH para matarlo y así no pagar ninguna manutención. Pero, a pesar de los diagnósticos médicos, Brryan logró sortear el más grande de los obstáculos: la muerte. A los 25 años se enfrentó en los tribunales de Saint Louis, Estados Unidos, con Bryan Stewart, el criminal, no su padre. Y logró enviarlo a la cárcel.
“En ese momento me pregunté si estaba haciendo lo correcto, pero mi madre siempre me enseñó a ser valiente”, contó para la BBC sobre la última audiencia, la de la condena. Los padres se conocieron en las dependencias militares de Misuri, donde ambos cursaban la carrera de Medicina. A los meses se fueron a vivir juntos y su mamá, Jennifer Jackson, quedó embarazada. “Cuando nací, mi padre estaba muy entusiasmado. Pero todo cambió cuando se fue a la operación Tormenta del Desierto (la ofensiva aliada en la Guerra del Golfo) y cuando volvió de Arabia Saudita su actitud era completamente distinta”, relató en lo que fue el inicio de los problemas, las amenazas de muerte y hasta golpes. “Solía decir cosas como ‘tu hijo no vivirá más allá de los 5 años’ y ‘cuando te deje, no va a quedar ningún vínculo entre nosotros’”.
Stewart había conseguido trabajo en un laboratorio y debía guardar en su propiedad varios frascos con sangre infectada, lo que tiempo después iba a ser descubierto por los investigadores del caso. La pareja se separó, a tal punto de no tener comunicación, pero un ataque de asma del pequeño forzó a la mamá a llamar al padre. “Tal vez te interese saber cómo está tu hijo”, le sugirió por teléfono. Cuando llegó a la casa y quedo solo con el nene, “tomó una jeringa con sangre contaminada con VIH y me la inyectó”.
Stewart fue condenado a cadena perpetua en 1998 a raíz de este crimen. Ahora el hijo volvió a declarar en su contra. Entonces, la Justicia de Misuri, en los Estados Unidos, decidió que al preso se le negara la libertad bajo palabra al menos por otros cinco años.
Locura: El padre asesino tenía frascos de sangre con VIH porque trabajaba en un laboratorio.
La pesadilla que le hicieron pasar
Los doctores le dieron cinco meses de vida y lo enviaron a la casa, pero a diferencia de otros niños con los que tuvo contacto en ese tiempo, Brryan sobrevivió. “En los 90 la gente pensaba que podías contagiarte el sida por usar el mismo baño. Una vez leí que podías contagiarte incluso por hacer contacto visual”. Muchos lo trataban de homosexual, los padres no querían que se acercara a los hijos, algunos llegaron a tratarlo como “el sidoso” y ni lo invitaban a los cumpleaños de la escuela.
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