Miguel Galuccio y su sucesor en la presidencia de YPF, Miguel Gutiérrez, se mostraron cordiales en una reunión con inversionistas en Nueva York, para demostrar que la transición no afectará los intereses de la compañía.
La puja por comandar la empresa más grande se libra tras las bambalinas de las altas esferas políticas.
Como un iceberg, sale a la superficie sólo una pequeña parte de los intereses. Desde Vaca Muerta hasta la Casa Rosada, las operaciones para instalar candidatos se intensificarán en los próximos días. Un peso pesado del sector, Guillermo Pereyra, mueve sus fichas. Con Galuccio fuera del camino, ahora busca despejar las primeras líneas de la compañía. El veterano referente carga sobre sus espaldas varios frentes: la pelea interna por su sucesión en el gremio, el reclamo de las bases que pierden poder adquisitivo y que tienen cientos de suspendidos, su alianza con Macri que lo dejó a mitad de camino con la eliminación de Ganancias, la defensa en el Congreso del pago a los buitres, el acercamiento a Omar Gutiérrez, las presiones de las empresas afectadas por el ajuste, y una guerra abierta contra la conducción de YPF.
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