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Estimulantes y alegres

El reconocido artista visual, integrante de la generación del Instituto Di Tella, dijo que busca que su trabajo, que se luce en el MNBA, "provoque felicidad". Las obras de Edgardo Giménez se centran en el humor y la alegría.

Neuquén.- El Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén inauguró su ciclo de muestra 2016 con la obra y presencia de Edgardo Giménez, destacado artista visual argentino representante del arte pop e integrante de la generación de artistas del Instituto Di Tella, quienes gestaron en los años sesenta un quiebre cultural bajo la proclama de libertad, acto festivo, juego creativo, crítica y revuelta social. La muestra fue curada por Rodrigo Alonso.

Edgardo Giménez nació en Santo Tomé, provincia de Santa Fe. Comenzó a trabajar desde muy joven en una agencia de publicidad y se declara autodidacta.

En el Instituto Di Tella trabajó junto a Jorge Romero Brest y artistas como María Orensanz, Alfredo Arias, Marilú Marini y Marta Minujín, entre otros.

Incursionó en el campo de la arquitectura y también del diseño gráfico, de interiores, objetos e indumentaria. Realizó escenografías para cine y teatro, trabajó como tapicista, artista gráfico, escultor, dibujante y pintor.

En 1980 se desempeñó como director de arte del teatro San Martín y del Teatro Colón.
Poseen obras suyas importantes colecciones privadas y museos. Realizó exposiciones individuales y colectivas en Buenos Aires, Santa Fe, Rosario, Córdoba, Punta del Este, Santiago de Chile, Bogotá, Caracas, México D.F., San Pablo, Washington, Múnich, Varsovia, Leipzig, Nueva York, Nueva Orleans, Toronto, Cleveland y París. Actualmente, vive y trabaja en Buenos Aires.

así será su epitafio: "Aquí yace Edgardo Giménez, el artista que no aburrió a nadie".

La obra


"Aquí yace Edgardo Giménez, el artista que no aburrió a nadie", dice que es el epitafio que pondrá en su tumba. Esa es la frase con la que el artista sintetiza el espíritu de su obra.

¿El arte tiene que siempre ser serio? Es una pregunta que muchas veces el espectador se hace frente a las obras. Para Giménez, no es necesario expresar la violencia, la falta de humor, siempre críptico, con mensajes ocultos, cuando en la vida todo esto está presente. Afirma que él hace otro juego, porque siente que la obligación del artista es mostrar la salida.

Dice también que los grandes ausentes de este momento son el humor y la alegría. "Son cosas que prácticamente no se cultivan y me parece grave porque uno vive muy poco en el planeta como para estar sufriendo desde que amanece hasta que se acuesta. El asunto es tratar de que la vida sea grata", asegura.

Recorrer la obra Cinco estrellas que se exhibe en el museo es un viaje por un tiempo de asombro. El arte puede hacer reír y mucho. De la mano del artista, esto se convierte en una genialidad.
Como dice en el prólogo del catálogo Ivana Quiroga, directora del Museo Nacional de Bellas Artes, "Giménez es un artista irreverente y provocador. Un artista que sabe cuál es su tarea, que sostiene que una obra no puede dejar ileso a quien la mire".

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