Familia de gitanos detenida por una estafa de $300 mil
Ofrecían autos por internet, pedían una seña y no los entregaban.
La Policía recibió seis denuncias y tras comprobar la existencia de los avisos en las páginas de internet y que las víctimas relataban un mismo patrón de ardid, pudieron dar con los presuntos estafadores.
$300 mil: El dinero recolectado de las múltiples señas y ventas que tuvo cada uno de los autos publicados.
Los presuntos estafadores habían intentado vender el auto y la camioneta reiteradas veces a distintas víctimas.
Algunos denunciantes llegaron a intercambiar celulares de alta gama por la compra del vehículo como forma de pago. Mientras que otros pagaron hasta 80 mil pesos de seña.
La metodología gitana es siempre la misma, captan a sus posibles compradores a través de portales de compra-venta online y los ofertan a un precio más accesible que el que ofrece el mercado. Endulzan el oído de las víctimas, quienes prueban los autos para asegurarse de que andan bien y les entregan parte del dinero.
Pero el vehículo nunca llega a manos de los compradores. Los gitanos se excusan y dan vueltas. Las víctimas se cansan y hacen la denuncia. Comienzan los allanamientos, secuestran los vehículos involucrados y se llevan detenidos a los presuntos estafadores.
Las mismas casas y personajes
"Los domicilios allanados son siempre los mismos", aseguró Gustavo Melo, comisario a cargo del operativo, quien además explicó que siempre son las mismas personas las involucradas. La sangre tira y la familia gitana se organiza para intentar estafar a personas que muerdan el anzuelo. El 1º de julio del año pasado, nueve gitanos fueron llevados por la Policía sospechados de haber participado de reiteradas estafas. Tras un allanamiento, se secuestraron siete vehículos, dos armas de fuego y varias municiones, además de celulares y dos mil pesos. En aquel momento, los gitanos pedían una seña de entre 30 mil y 60 mil pesos por anticipado y les decían a los compradores que volvieran al día siguiente con el resto, mientras ellos se encargaban de terminar de resolver el papelerío. A partir de la denuncia de cuatro personas, se inició la investigación y se dio con los presuntos estafadores. Las idas y venidas son la clave del negocio gitano. Su objetivo es cansar al comprador y con suerte las víctimas pueden aspirar a que les devuelvan el dinero, pero no siempre sucede. Las amenazas con armas ante la insistencia de los damnificados también se repiten y, sin pruebas de haberles entregado el dinero, creen que no tienen posibilidades de hacer el reclamo.
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