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La Mañana

La abuela que comía pasto quiere volver a su "hogar"

Podría dejar el asilo para reinstalarse en una toma de Cipolletti.

Aunque está contenida y cuidada, Miriam Gallardo, la abuela que trasladaron a un hogar de Cinco Saltos, al descubrir que vivía encerrada y comía pasto junto a cuatro perros y un camión desvencijado, quiere volver a su casa, donde su hijo la dejaba encerrada. Desde que fue internada, hace poco más de dos semanas, no hay un solo día que no lo manifieste, aunque ya sabe que el terreno en la toma 10 de Febrero fue ocupado por otra familia.

"Ella insiste en irse y por eso llora a diario. La angustia la envuelve", comentó Soledad Fuente, la licenciada en Trabajo Social y directora de la residencia de larga estadía Juan XXIII, donde se encuentra alojada.

Gallardo, de 75 años, reconoce que la tratan bien, pero no se siente cómoda. Le gusta estar en el campo libre, como dice. Y quiere irse a su casa, que ya no existe. Donde pasaba sus días ahora vive otra familia que sólo está dispuesta a recibirla a ella (ver aparte).

"Siempre quiso quedarse en su lugar, con sus animales y su hijo. Esa es la verdad", manifestó la licenciada.

Hasta ayer permanecía en el hogar; pero si mañana toma la firme determinación de marcharse de ahí, no hay nada que se lo pueda impedir.

"Si agarra sus bolsos y se va, yo tengo que dejarla ir. No la puedo retener. Esta es una institución de puertas abiertas", reconoció la profesional.

La adaptación al hogar y la convivencia, un proceso que les cuesta a todos los abuelos, no fue positiva para Miriam. "La estrategia siempre fue la contención, pero no basta. Por ese motivo, notificamos a su hijo para que la venga a ver", comentó Fuente.

La notificación se hizo efectiva el pasado fin de semana, a través de una comisaría, por lo que el lunes Miriam y su hijo se pudieron reencontrar. Según Fuente, la reunión asistida por el personal fue positiva. "Mermó la angustia de la abuela", aseguró.

Además, el contacto quedó abierto para que pueda visitarla y compartir con ella un momento en el día como el desayuno o el almuerzo. "Mientras conserve el respeto a su madre y a la institución, puede estar acá", afirmó Fuente.

En la residencia Juan XXIII afirmaron que la anciana siempre quiso quedarse, a pesar de que dormía en un camión y su hijo la encerraba en el predio.

Tienen su teléfono y acordaron realizar entrevistas con el objetivo de aprender que hay otras formas, otros estilos de vida, que aumentan las expectativas de vida, en el marco de una sana convivencia con las necesidades cubiertas. Algunas tan elementales como tener un baño digno donde poder higienizarse.

"Es un trabajo de hormiga incorporar conceptos nuevos como la calidad de vida. No es ahora el cambio, es un trabajo a largo plazo, demostrar que existen otras alternativas que suman a la esperanza de vida", advirtió la profesional.

Como la abuela insiste en irse, y su hijo no termina de entender que lo mejor para ella es que se quede, desde la residencia intentan ganar tiempo. "Si podemos convencerlo a él, será más fácil convencerla a ella", admitió Fuente.

Al hombre le piden, por ejemplo, que espere a tener un mejor lugar donde vivir y que su madre reciba una jubilación. Hasta llegaron a ofrecerle la posibilidad de conseguirle una vivienda en Cinco Saltos para que siga un tratamiento de cerca.

"No es nada fácil, hay que ser flexibles con él, porque no lo entiende del todo", contó la directora de la residencia.

Pedirán que sea evaluado por un psicólogo para determinar si su conducta es patológica o es cultural. En tanto, los médicos que ya evaluaron a Gallardo concluyeron que sufre un desgaste cognitivo moderado que explica su desorientación y sus discursos encontrados.

FRASE
"El caso no está judicializado por violencia familiar, sino por abandono, por lo que no puedo pedir la prohibición de acercamiento, más si la abuela puede deprimirse por el desarraigo".
Soledad Fuente Directora del hogar Juan XXIII


Antecedente
Las internaciones interrumpidas

Cuando los vecinos rescataron a Miriam Gallardo del predio en el que dormía en un camión y comía pasto, desde el área de Acción Social de la comuna advirtieron que ya habían intentado mejorar sus condiciones de vida, aunque sin éxito. Y recordaron que la mujer hasta había sido internada en hogares especializados como el que la aloja ahora, pero su hijo la retiraba. Ahora, en Cinco Saltos buscan extender su estadía para asegurarse que ambos comprendan la necesidad de buscar un lugar más sano para vivir.

Ocuparon la casa y no quieren ver a su hijo

Cuando el espanto y la indignación se apoderaron de los vecinos, en la toma 10 de Febrero, estos sacaron del predio el viejo camión donde vivía la abuela Miriam Gallardo con su hijo, dentro de un lote cercado y con una vivienda. Se los dejaron en la calle, el hombre pasó por él y se fue del asentamiento. Poco después, el terreno fue ocupado por otra familia, algo común en las tomas cipoleñas cuando algún vecino es obligado a mudarse.

"Se tuvo que ir porque los vecinos le iban a dar una paliza. Después de lo que hizo con su madre, no lo queremos acá ni podemos permitir que vuelva. Si le tenemos que dar un terreno a la abuela, no hay problema. Pero a él, no, por nada del mundo", aseguró Ana, una de las vecinas que en su momento denunció la situación de abandono en la que vivía la mujer.

"La abuela insiste en irse pero sabe que su casa no está más", dijo la directora del hogar, Soledad Fuente. Momentáneamente, su hijo vive en una pieza que le cedieron en su lugar de trabajo.

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