Culminó ayer el sínodo de la familia con leves cambios de doctrina.
El cardenal austríaco Christopher Schoenborn expresó que estas personas "no deben sentirse excomulgadas y pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que acoge siempre", y aclaró el carácter "condicional" de esta apertura: "No es ni un sí ni un no, porque cada situación es diferente".
Los obispos, además, se pronunciaron a favor de una Iglesia más acogedora avalando el pedido del papa argentino a favor de una institución que deje de juzgar y reprochar y se vuelque hacia el acompañamiento.
"Un sínodo sin vencedores ni vencidos a costa de no ofrecer salidas concretas. La Iglesia, como hace siempre, buscó la comunión. Y para eso, el documento no baja ni puede bajar a lo concreto". José M. Vidal. Teólogo y director de Religión Digital.
En ese sentido, en el documento pidieron evitar la discriminación injusta contra homosexuales: "Cada persona, independientemente de su tendencia sexual, debe ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, con el cuidado de evitar toda marcha de injusta discriminación".
No obstante, en torno a las uniones gay, manifestaron que no hay "fundamento alguno" para analogías "ni siquiera remotas" con el matrimonio y la familia.
Al clausurar el sínodo, el papa Francisco elogió la libertad de expresión que reinó durante las tres semanas de labores y criticó abiertamente "los métodos no del todo benévolos" empleados, en alusión a los ataques de los sectores conservadores a sus propuestas de reforma.
Sobre el texto, Jorge Bergoglio expresó que "ciertamente no significa haber concluido con todos los temas inherentes a la familia", y agregó que "los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra, sino el espíritu. Esto no significa disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios, que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras".
"El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas, sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación". Papa Francisco. Durante el discurso del cierre del encuentro
La teoría de un presunto complot
La información, desmentida por el Vaticano, referida a que el papa Francisco padece de un tumor cerebral, ha generado que las autoridades religiosas sospechen de un complot para desacreditar al pontífice.
El diario del Vaticano L'Osservatore destacó que "el momento elegido (para publicar la información sobre la salud del Papa) revela la intención manipuladora de la polvareda que se levantó".
Días después, la divulgación de una carta privada enviada al Papa por un grupo de cardenales opuestos a su política de apertura recordó el ambiente de intriga que rodeó el escándalo Vatileaks en 2012. En ese entonces, el mayordomo de Benedicto XVI reveló las feroces disputas en el seno de la curia y los presuntos fraudes cometidos por la administración vaticana.
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