La realidad hoy hay que dividirla en dos:
1) los conductores responsables de muertes en general no van a la cárcel, lo que provoca malestar en la gente y genera una sensación de impunidad; y 2) las autoridades encargadas de prevenir este tipo de accidentes, con controles permanentes con vehículos policiales circulando tanto en la Ruta 22 como en la de la Ruta 7, brillan por su ausencia.
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