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Los 10 mejores knockouts del más grande

Alí fue grande dentro y fuera del ring. Reviví alguna de sus mejores peleas.

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Fue uno de los más grandes del deporte y se lo gritaba al mundo una y otra vez. Fue el boxeador más famoso de todos los tiempos y "deportista del siglo". Fue tan querido como ningún otro en su gremio. El nombre de Mohamed Ali lo conocen incluso niños que nunca lo vieron pelear. Todos lloran ahora la muerte del más grande, "The Greatest".

Ali, que murió el viernes en un hospital de Phoenix a los 74 años, dejó nueve hijos, cuatro matrimonios y una vida de leyenda que fue llevada al cine y a la literatura.

"Rumble in the Jungle" y "Thrilla in Manila" son términos que todavía llenan de pasión a los fans del deporte. Ali fue un ídolo, un artista en el ring. Su estilo elegante y ligero sobre el cuadrilátero y sus reflejos únicos lo convirtieron en un mito planetario.

Con su manera de boxear, Ali revolucionó su deporte. Con los brazos sueltos colgando al costado, sin guardia alguna, provocaba a los rivales. Pero las piernas eran tan rápidas como los puños.

"Flotaré como una mariposa y picaré como una abeja", describió en una ocasión el ex campeón de los pesos pesados su exquisito y aparentemente ingrávido boxeo.

Bravucón y deslenguado, Ali fue también un hombre que se reveló contra las injusticias y se enfrentó a los poderosos, incluso poniendo en riesgo su carrera deportiva.

Denunció el racismo y la guerra de Vietnam. Y su negativa a ser reclutado como soldado en 1967 para combatir le costó una suspensión de tres años sin boxear.

"Fue más grande que el presidente de Estados Unidos. Fue la persona más famosa del mundo", dijo George Foreman, uno de los grandes rivales de Ali y quizá uno de los hombres a los que más atacó verbalmente antes de pelear.

Ali tenía un carisma que fascinaba a millones de personas. Era impertinente y provocador y faltaba a menudo el respeto a sus rivales. Ali era un charlatán y magnífico vendedor de sí mismo.

"Soy el más grande", repetía en cada micrófono. El ex púgil, que nació con el nombre de Cassius Clay y se lo cambió tras convertirse al islam en 1964, tenía un incomparable talento para el marketing.

Sus grandes momentos

Pero Ali, nacido el 17 de enero de 1942 en Louisville como hijo de un cartelista, podía permitirse ser fanfarrón.

En 1964, destronó al entonces campeón mundial Sonny Liston, que era considerado imbatible. "He sacudido el mundo", dijo tras su victoria.

Tras su regreso a principios de los años 70, las peleas ante Joe Frazier, Ken Norton y George Foreman se convirtieron en fenómenos globales que espectadores de todo el mundo vieron no importa la hora que fuera en sus países. También fue derrotado, como ante Frazier en 1971 y Norton en 1973.

El "Rumble in the Jungle" en Kinshasa contra el entonces poderoso Foreman, al que derrotó por K.O. en el octavo asalto, sigue siendo considerado hoy como uno de los grandes momentos en la historia del boxeo.

Foreman, gran favorito, había ganado los 40 combates que había disputado, 37 de ellos por K.O. Sin embargo, Ali sorprendió a todos, ante todo a su rival, como lo hizo diez años antes contra Liston.

"¿Eso es todo lo que sabes hacer, George?", preguntó a Foreman después de cada golpe, en una alocada estrategia que llevó a su rival a agotarse de tanto lanzar puños.

En el octavo asalto envió a la lona por más de la cuenta al defensor del título y se hizo por segunda vez con el cinturón de campeón.

Y lo defendió en el llamado "Thrilla de Manila" el 1 de octubre de 1975 contra Frazier. Ese duelo es considerado aún hoy uno de los más brutales en la historia del boxeo de los pesados. Ambos no eran sólo encarnizados enemigos en el ring.

"Frazier es demasiado feo para ser campeón del mundo", pregonó Ali. A su vez Frazier, que le seguía llamando Cassius Clay, anunció que no sólo no quería a su adversario, sino que le arrancaría el corazón.

En el asalto 14, con Frazier con ambos ojos hinchados y casi sin poder ver, el médico de ring paró el combate. Pero Ali no pudo alegrarse de su triunfo, pues en el mismo ring sufrió un colapso circulatorio.

El declive

Fue el último gran momento de una carrera mítica. El estadounidense estuvo activo más tiempo del que su cuerpo podía soportar.

El último de sus 61 combates (56 victorias, 37 K.O. y cinco derrotas) fue también conmovedor. El 11 de diciembre de 1981 perdió contra el candiense Trevor Berbick, en una pelea que pasó a los anales como el "Drama en las Bahamas".

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson en 1984 lo definió como "una prueba de Dios". En los últimos años, Ali se dejó ver pocas veces en público. Sentado casi siempre en una silla de ruedas, apenas podía hablar.

"Un días vas a morir", decía el credo de Ali. "Así que prepárate para ir al cielo y para vivir eternamente feliz".

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