La NASA difundió la noticia de que un cometa orbitó el sol este año y que a su paso arrojaba alcohol a un promedio equivalente a 500 botellas de vino por segundo.
Borracho y todo, Lovely confirma una vieja teoría acerca de que los componentes para la vida en la tierra llegaron a una temprana edad del planeta encapsulados en diversos cometas. Y eso resulta tan sorprendente como que el alcohol sea una de las claves para la vida. Algo que cualquier bebedor de vino sabe a fuerza de empiria pura.
1/3 de las botellas de vino que se toman en Estados Unidos es lo que despedía el cometa (550 por segundo).
El alcohol de la vida
La ciencia conoce sólo dos formas de obtener alcohol etílico. Una, de laboratorio, es la de hidratar una molécula de etileno, un compuesto clave en la química orgánica y los derivados del petróleo. La otra, que es la que nos importa a los bebedores de vino, es la biogénica. Es decir, por fermentación de azúcares: un organismo unicelular se alimenta del azúcar y libera alcohol y gas carbónico -el mismo de la soda- entre muchos otros derivados que hacen al vino, por ejemplo. La importancia científica de Lovely, sin embargo, radica en otro lado. No se trata de un cometa salido de una vieja bodega estallada en los confines de la galaxia, sino de un cometa que aprisiona en su interior los fragmentos básicos para que se formen los seres vivos: pequeñas cadenas de átomos de carbono combinados entre sí en formas simples. Una de ellas, el alcohol etílico.
Sustancia curiosa, a presión y temperatura cotidiana, el alcohol etílico se presenta como un líquido. Puede ser también un gas, a más de 78ºC, o bien un sólido, a -114ºC. Eso es lo que explica que el cometa sea sólido y al mismo tiempo el sol destile su aliento etílico. Tanto que, según los científicos, explica su color verdoso e inusual. En su viaje por las zonas oscuras, Lovely genera las condiciones del laboratorio para hidratar moléculas de etileno. Por eso, también hay otras 21 sustancias que no trascendieron.
Una paradójica transformación
Cuando las levaduras se alimentan de los azúcares de los jugos, lo que hacen es cortar las moléculas de azúcar -que tiene seis átomos de carbono- en moléculas menores (de dos y un átomo de carbono). El resultado es alcohol y gas carbónico, entre muchos otros compuestos que hacen sabrosa a bebidas como el vino. Pero sí como Lovley trae noticias de posible vida en el cosmos, la paradoja del alcohol es que mata a la vida en concentraciones superiores a 16 o 17%. Por eso el vino, por ejemplo, se sustenta en el tiempo protegido por su alcohol.
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