Adelantaron que dos millones de familias tendrán tarifas reducidas.
Porteños y bonaerenses sufrirán los mayores ajustes. Al menos eso dejó entrever Aranguren. "No puede haber las distorsiones de tarifas que existen", criticó. Y agregó que "en la ciudad de Buenos Aires se paga siete veces menos que en provincias como Río Negro, La Pampa o Córdoba".
Según un artículo publicado por el sitio de La Nación, las subas de tarifas tendrán dos objetivos: atender parcialmente las necesidades de empresas como Edenor, Edesur, Gas Natural Fenosa y Metrogas, que recibieron aportes especiales del Estado en los últimos años para mantenerse a flote, y contener el incremento de subsidios, una de las claves del déficit fiscal. Aranguren lo planteó de manera indirecta: "El principal problema que veo para adelante es que un país rico como el nuestro, con recursos no solamente no renovables, sino también renovables, esté importando el 15% de la energía que necesita. Esto es un crimen. Solamente en los países que son exportadores se subsidia la energía. Nuestro caso es el único en que es importador y subsidia la energía", describió.
Aranguren se reunió esta semana por más de una hora con el ministro de Economía, Axel Kicillof, para avanzar en la transición sobre el manejo del sector.
La nueva manera de administrar la energía llegará de la mano de un flamante marco regulatorio que oriente poco a poco la gestión a la lógica de la competencia. La semana pasada, el futuro funcionario anticipó en una reunión con empresarios que intentaría avanzar el año próximo en la renegociación de contratos que dejó inconclusa el kirchnerismo. Pero difícilmente terminará en 2016. Junto con eso, buscará pasar el control de los servicios públicos de la ciudad a la jefatura de Gobierno porteña.
En reuniones con el sector privado, Aranguren sostuvo que su gestión implementará un sendero de precios. Es el término edulcorado para hablar de una recomposición de los valores de la energía. Y debería conducir los valores internos a la paridad de importación.
Hoy el precio promedio del gas en la Argentina ronda los u$s 3 por millón de BTU, la unidad de medida, aunque puede variar según las compañías. Por caso, el Gobierno remunera con u$s 7,5 la oferta nueva del fluido, que convive con valores mucho más deprimidos. La industria paga u$s 4 y los hogares, u$s 1, en términos aproximados.
La intención de Aranguren, al igual que la de otros especialistas en temas económicos del nuevo gobierno, es que haya un solo precio para cada producto energético al final del gobierno.
La administración perfecta de la energía que sueña Aranguren no contempla una eliminación total de los subsidios, sino una reorientación. Hace tiempo que está convencido de darle un empujón económico al desarrollo de la energía eólica, principalmente. Más aún: el futuro organigrama de su cartera contemplará una secretaría dedicada a Energías Renovables.
Alza en pan, carnes y golosinas
Tras los aumentos en productos básicos, la remarcación avanza en carne -que ya subió 15% en un mes-, pan, aceites y golosinas, según anticiparon en esos sectores. "En 15 días, la harina aumentó un 100%", dijo el presidente de la Federación de la Industria Panaderil.
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