De gira por América Latina, las juntan para un libro con fines benéficos.
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Contaron que ya juntaron numerosos textos, canciones, poesías y cuentos, e incluso de autores reconocidos que les "donan" partes de sus libros. "Hay talento y mucha sensibilidad que nos hace pensar que tenemos un continente genial, con gente buenísima y talentosa, con muchas formas de hablar pero una misma raíz", destacó Martín.
Durante estos meses debieron sobrellevar algunos inconvenientes propios de una aventura de este tipo, como problemas con el motor de la camioneta en Salta, el robo de una notebook y varios pedidos de coima por parte de la Policía de algunos de los lugares recorridos. "El arreglo del motor nos salió muy caro y hasta tuvimos que vender pebetes para conseguir algo de dinero", explicó Bruno, quien estima que en tres meses regresarán a Neuquén.
Por estos días, comentan que saldrán a "buscar escribidores" por las calles de Bogotá y ya cuentan con el auspicio del Rotary Club que los declaró Embajadores de la Buena Voluntad. Tras recorrer Colombia, esperan cruzar a Brasil. "No iremos a Venezuela como teníamos pensado por la lamentable situación delicada de ese país", contaron.
Destacaron que la experiencia que están viviendo no sólo les ha permitido avanzar con el proyecto: "Además logramos vincular más con nuestro continente, conociéndolo y aprendiendo muchísimo. Sentimos que somos privilegiados por poder emprender esta aventura y cada día nos convencemos más de que es algo totalmente posible cumplir un sueño así, y alentamos a todo el mundo a que se anime".
El porqué del nombre
El trío de viajeros llamó a esta aventura literaria "El escribimiento de América", porque según explicaron, "se dice que América tuvo un descubrimiento, como si la conciencia y el conocimiento sólo hubieran existido del lado oriental del Atlántico. Hoy ya no caemos en esta trampa, y nos reconocemos como herederos de un linaje milenario, enriquecido por confluencias culturales".
Anécdotas de una aventura
No sólo en sus mochilas de viajeros atesoran los textos de numerosos pobladores latinoamericanos, sino también variedad de anécdotas. Relatan que en Bahía Inglesa, Chile, se encontraron con una señora que vendía artesanías en un puestito desolado. "Al contarle sobre el proyecto, nos pidió intercambiar libros porque le encanta leer pero no tiene acceso a muchos, y luego en agradecimiento nos regaló un collar con piedras", comentaron. Caminando 28 kilometros por la vía del tren para llegar a Machu Picchu, tuvieron la suerte de ver dos osos de anteojos, única especie de plantígrados en América del Sur. Otro de los momentos especiales lo vivieron en Diaguitas, Chile, donde tres días durmieron en una aldea ecológica Hare Krishna: "Comimos comida vegetariana, hubo cantos y aprendimos mucho". En la plaza Kennedy de Lima, Perú, participaron de un encuentro de poesía donde pudieron contar del proyecto: "Invitamos a la gente a sumarse y al otro día nos invitaron a leer poemas propios en una conferencia de neurociencias en un teatro colmado".
Por último, afirman que tratan de levantar a la gente que está haciendo dedo en las rutas: "Nos gusta dar un aventón a quien lo precisa".
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