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Un basural gigante e ilegal en el medio de Confluencia

Los vecinos deben convivir con ratas, moscas y olores nauseabundos.

Flavio Ramírez
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NEUQUÉN
Desde un viejo camión Ford, de color blanco y con una larga caja, dos hombres arrojan bolsas de basura. Miran desconfiados, sabiendo que están haciendo algo que no corresponde. Unos metros antes, una mujer y sus hijos revuelven entre los restos tratando de rescatar algo útil para llevar a sus casas. Una cuadra más lejos, un Renault 12 destartalado para y su conductor deja un desvencijado lavarropas; a su lado, el dueño de una flamante Hilux vacía los escombros que lleva en la carga.
La escena, que se repite todos los días, ocurrió el jueves último. El lugar, el cruce de las calles Tronador y Boerr, detrás de la planta de tratamiento de residuos cloacales del EPAS.
Los vecinos del barrio Smata, que integra Confluencia Urbana, aseguran que no se puede vivir. El olor nauseabundo de animales muertos, sumado al de la planta, obliga a que las ventanas de las casas permanezcan siempre cerradas. Las alimañas viven a sus anchas. Millones de moscas invaden los hogares –"no hay tela mosquitera que las pare", se quejaron- y lo peor son las ratas guarén, unos roedores de cola larga y "grandes como un gato" que se meten en todos lados.
"Es un peligro para los chicos", explica Bianca, una joven madre de dos hijos que hace 17 años vive en el barrio. Walter García nació y se crió en el lugar. Hace 32 años que vive en el sector de chacras y se lamenta por cómo está el barrio: "Es impresionante, no se puede vivir así. No podés transitar. No tenés vida, te da vergüenza que te vengan a visitar por la roña que hay".
Consultados por LM Neuquén, los vecinos precisaron que "todos los días" va gente en vehículos a tirar basura.
Walter, en tanto, señaló que está cansado de colocar carteles prohibiendo arrojar residuos. "Viene la gente y los arranca", dijo. "Vivís peleando. Cuando vamos a decirles que no tiren basura se enojan, te encaran con palos, con piedras", aseguró el joven padre de una niña. Zulma y Sergio son nuevos en el barrio. Recién se instalaron hace poco más de un mes, cuando pudieron ingresar a su casa aún en construcción. Hace tres años compraron el terreno con la ilusión de hacer su vivienda. Hoy están arrepentidos.
"Todos los días vemos gente tirando basura, salimos, les decimos que no lo hagan, pero no les importa", afirmó Zulma. Belsie y Manuel Gutiérrez, una pareja de jubilados, llevan adelante una cruzada. "Antes la gente venía y nos tiraba la mugre acá, en nuestra vereda. Un día agarré las bolsas, seguí al auto que las tiró y cuando llegué a su casa se las arrojé todas al patio. Me han tirado encima los autos y los camiones que vienen a tirar la basura porque yo salía a pelearlos", contó Belsie.
En la ciudad de Neuquén se producen 260 toneladas diarias de basura. El 20% es arrojado por los vecinos en basurales clandestinos.

Haspert: "El Municipio ya no da abasto"

"Nosotros no damos abasto. Estamos atrás de la población levantando la basura. Hay inadaptados sociales que son arrojadores seriales de basura", aseguró Cristian Haspert, subsecretario de Limpieza Urbana de la ciudad de Neuquén.
Aunque el Municipio realiza limpiezas periódicas de microbasurales e instaló cajuelas gigantes en distintos puntos de la ciudad, los vecinos siguen arrojando sus residuos en cualquier lugar, sin importarles que eso después alguien lo debe levantar.
"Hay lugares que se limpian cada dos días y siempre hay basura", indicó el funcionario municipal.
Haspert informó que en los últimos días desde su cartera se inició un intenso trabajo de limpieza en varios barrios, el viernes último iniciaron las tareas en Confluencia, donde detectaron decenas de microbasurales.

Tierra del EPAS
Respecto del depósito clandestino de Tronador y Boerr, comentó que el Municipio cedió tres hectáreas de ese predio al EPAS para ampliar la planta Tronador. Como contraparte, la empresa debía sanear y remediar el lugar.
La Justicia provincial intimó días atrás a cumplir con el plan de limpieza. La empresa provincial de agua aseguró que una vez que terminen de rellenar el lugar (hay una laguna que se genera por filtrado), cerrarán el predio y hará un talud para evitar asentamientos y nuevo ingreso de basura. Las tareas demandarán otros dos meses de trabajo.
Haspert aseguró que la única forma de que los vecinos "pierdan la costumbre de tirar basura en la vereda" es educando desde la escuela.
De todas formas, se inició una campaña de promoción, se instaló cartelería con la ordenanza que prohíbe arrojar residuos en la vía pública y se colocaron contenedores para que los vecinos tiren su basura allí.
Entre los planes del Municipio también está la posible creación de un "centro de transferencia" para que los vecinos lleven allí sus residuos.

Un paraíso inaccesible
A pocos metros del basural de Boerr y Tronador está el río Limay. Sus costas poseen increíbles bellezas, pero los vecinos del barrio Confluencia no las pueden disfrutar. La contaminación producida por los residuos arrojados de forma ilegal y los problemas de inseguridad lo impiden.
"Cuando era chico podía ir tranquilo al río, ahora da miedo ir porque te roban", se lamentó Walter García.
"Cuando llegamos podíamos ir al río. Hoy no se puede, te dejan en pelotas", completó Belsie Gutiérrez.
En la zona, camiones volquete arrojan escombros para rellenar una laguna de filtración, y eso también bloquea el acceso a las costas.


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