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La Mañana tragedia de los andes

"El apoyo del grupo nos mantenía a flote"

Sobreviviente, fue un gran protagonista. Junto a un grupo de compañeros de rugby vivió la tragedia de los Andes. Hoy da conferencias sobre superación.

Sofía Sandoval

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Hace 45 años, un accidente de avión torció su destino para siempre y le otorgó un futuro que nunca se imaginó. Carlitos Páez Vilaró cayó a la cordillera de los Andes como un niño mimado que tomaba el desayuno en la cama y salió de ella, 72 días después, como un hombre dispuesto a hacerse cargo de su propia suerte.

El ex rugbier uruguayo, sobreviviente de la tragedia de los Andes de 1972, llegará a Neuquén en su primera gira de conferencias abiertas con el objetivo de transmitir la importancia del trabajo en equipo y la actitud positiva ante la adversidad, tal como aquella que lo salvó de morir en las nieves eternas de la cordillera.

“Es imposible que eso vuelva a suceder”, dice sobre la historia increíble que lo tuvo a él y a otras 15 personas como fortuitos protagonistas. Pero, así como él repite de manera incansable esa historia extraordinaria, asegura que su supervivencia se repite también como una metáfora en miles de cordilleras particulares que cada uno puede superar con la misma actitud.

Su conferencia se llama “Actitud”. ¿Cómo la definiría y por qué le parece importante?

Pensamos varios títulos para las charlas, pero desde las empresas siempre me piden ese nombre. Yo estoy convencido de que fue la actitud la que nos sacó de los Andes. Una actitud positiva ante la adversidad más extrema y al saber que ya nadie nos buscaba, así como una actitud de humildad para trabajar juntos.

Pasaron 72 días en los Andes y a partir del día 10 supieron que ya nadie los buscaba. ¿Aun así conservaban la esperanza?

Saber que no nos buscaban más fue la peor noticia pero también la mejor, porque sabíamos que a partir de entonces nos teníamos que hacer cargo de nuestra propia historia. El primer día pensamos que nos habían visto y festejamos con una botella de whisky, pero nunca nos buscaron. En esos momentos, cuando la esperanza individual se terminaba, era el apoyo del grupo lo que nos mantenía a flote.

—¿Y cómo se imaginaba el futuro si lograba salir de la cordillera?

Lo imaginaba como un futuro más simple. Volver con mis padres y con mi perro, quizás dar alguna charla en algún cine. Pero no me imaginaba la fama, los libros, las películas ni que iban a existir fanáticos de la historia, como una chica de Comodoro que se tatuó el helicóptero que nos rescató dibujado por mi padre (el artista plástico Carlos Páez Vilaró).

¿Considera que esa actitud de hacerse cargo se puede aplicar en la vida cotidiana?

Como dice la frase de John F. Kennedy, “no preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”. Creo que en la actualidad, y sobre todo en nuestra región, predomina la actitud de quedarse esperando a que el Estado haga algo por nosotros. Pero es la actitud la que más mueve las cosas. Por eso, las empresas me piden mucho que cuente esta historia, para inculcar esa actitud en sus empleados.

Usted dice que fue el grupo el que lo mantenía a flote, pero ¿se daban también situaciones de conflicto?

El dolor, cuando es compartido, siempre es menor, pero la alegría se potencia cuando se comparte. Esta historia fue netamente grupal y para trabajar en equipo es necesario mantener la humildad, porque es la arrogancia la que rompe los vínculos. Claro que en esos días también se producían conflictos, pero luego terminábamos llorando abrazados. Más allá del conflicto, todos teníamos un objetivo en común.

¿Sigue viendo al resto del grupo que vivió la misma historia?

Todos los 22 de diciembre (aniversario del rescate) nos juntamos y solamente hablamos de la historia de los Andes. Sin embargo, la vida continúa y hoy somos más de los que salimos de la cordillera. Yo tengo hijos y cinco nietos. Nos conocemos como se conocen los amigos de la primaria, y con algunos somos muy amigos.

—El año pasado contó la historia al menos un centenar de veces. ¿Tiene una buena relación con su propia historia o le ha generado conflictos?

No es para nada un conflicto. Con el tiempo, uno va entendiendo algunas enseñanzas que le dejó esta historia que antes no veía. Pero la vida sigue y me gusta transmitirle a la gente de primera mano que no hay que vivir una situación extrema para desarrollar esa actitud positiva que le permita hacerse cargo de su vida.

Intenso: Carlos Páez Vilaró ofreció 102 conferencias el año pasado (una cada tres días).

Una vida dando conferencias

Al igual que algunos de sus compañeros de supervivencia, Páez Vilaró se dedica casi exclusivamente a las conferencias motivacionales. “Además de ser un pedido de las empresas, también lo hacemos a pedido de la gente. Pero es la primera vez que hacemos conferencias abiertas en carácter de gira”, señaló el uruguayo sobre el viaje que lo llevará a recorrer 10 ciudades de la Patagonia en los próximos días y que lo traerá el domingo 26 al Casino Magic.

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