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La Mañana fuga

Cómo impactó en el país la sangrienta fuga de la U9 de 1916

Los archivos de la revista Caras y Caretas reflejan la amplia cobertura que se le dio a aquel trágico suceso.

Se escribió mucho sobre la evasión de presos de la cárcel U9, en 1916, un trágico hecho que marcó para siempre la joven historia neuquina. Este 23 de mayo se cumplen 107 años de aquel motín que puso en vilo no solo a los habitantes de la capital, sino a gran parte de la opinión pública del país.

A través de corresponsales y enviados, los medios nacionales se hicieron eco rápidamente de la noticia y dedicaron grandes espacios en sus páginas para relatar aquel episodio que no dejaba de asombrar a los argentinos, tanto por la violencia con la que se desarrolló, como por el contexto. Era difícil de imaginar cómo Neuquén, un pueblo que recién comenzaba a crecer, podía convertirse en el escenario de una extensa novela policial, donde abundaba la muerte, las miserias humanas y el suspenso.

Los argentinos ni siquiera tenían registro de estas tierras perdidas en la inmensa Patagonia como otros tantos territorios ubicados al sur del río Colorado. Por este motivo, una historia dramática desarrollada en paisajes desconocidos y agrestes fue el señuelo ideal para que miles de lectores devoraran con ansiedad las crónicas de la época.

La revista Caras y Caretas fue uno de los medios que más espacio le dio al escape de la cárcel neuquina, aunque no de manera cronológica. Primero publicó la noticia del asesinato del ingeniero Adolfo Plottier, a manos de los fugados. Una semana después reconstruyó la historia del motín y la huida masiva.

La alteración de los tiempos en la cobertura periodística no es casual. El crimen del hacendado, muy conocido en toda la región, tuvo el mismo impacto que la fuga. Al momento de escribir la crónica, el corresponsal dedicó primero una crónica del asesinato en ese contexto y, posteriormente, otra más extensa contando los detalles del episodio que se originó puertas adentro de la prisión.

La siguiente es la crónica textual que publicó Caras y Caretas sobre el motín de la cárcel de Neuquén.

“El martes 23 de mayo pasado, los penados alojados en la cárcel del Neuquén, por causas cuya verdad no está plenamente aclarada, se alzaron en tumulto y aprovechando la circunstancia de hallarse la cárcel casi desguarnecida de tropas, fueron al depósito de armas, apoderándose de fusiles y cartuchos y saliendo a la calle en son de completo motín.

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El sargento Blun, uno de los heridos, junto a otro guardiacárcel.

El sargento Blun, uno de los heridos, junto a otro guardiacárcel.

La sublevación comenzó a las 7.30 AM en el pabellón de la dirección a causa de un incidente provocado por el sargento Blun que los presos odiaban por sus alardes autoritarios. Habiendo dado el subteniente Álvarez orden para que abriera las puertas de las celdas a fin de que los detenidos procedieran al aseo de sus personas, dicho sargento negoció obedecer la orden.

Como los presos del pabellón 1 habían salido ya en gran mayoría, al saber por 3 del pabellón de la dirección lo que ocurría, empezaron a gritar e inmediatamente, aprovechando la circunstancia de que el cuerpo de guardia estaba abandonado, lo tomaron y armándose atacaron los centinelas, matan a uno, hiriendo a otro, y el tercero tuvo que huir para librarse de la muerte. Un grupo de los sublevados contra la puerta cancel del pabellón de la dirección con picos, hachas y otras herramientas forzándola.

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Una de las garitas donde cayó asesinado un guardiacárcel.

Una de las garitas donde cayó asesinado un guardiacárcel.

El sargento Blun, al oír la gritería, salió al patio cerrando la puerta cancel y momentos después fue herido gravemente por los sublevados. Una vez dentro del pabellón rompieron el candado del depósito de municiones y se apoderaron de los tiros que contenía un cajón grande y unos de unos 35 fusiles. Obligaban a los demás penados y procesados a que hicieran causa común amenazándolos de muerte. Así fue como el penado llegado pocos días a de Santa Rosa de Toay, Ruiz Díaz, mató al compañero Gocelal, procesado por homicidio por no haberse apurado a tomar un fusil. Los presos lanzáronse acto seguido por las calles del pueblo.

Al subteniente Julio Álvarez le respetaron la vida. El teniente Ruiz Gómez, con un coraje que le honra, acudió a la cárcel armado de un máuser y apostó en una barranca en las cercanías, sostuvo un nutrido tiroteo con los sublevados que le hacían descargas cerradas, resultando ileso de milagro.

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La comisaría de Neuquén y el director de la cárcel, Rafael Castilla.

La comisaría de Neuquén y el director de la cárcel, Rafael Castilla.

La casi totalidad de los presos dirigióse a la jefatura, la que fue tomada después de violento tiroteo, pereciendo uno de los asaltantes. Los pocos defensores viéronse obligados a retirarse. Poco después, concentráronse los sublevados en el galpón de máquinas del ferrocarril. Sostuvieron prolongado fuego con la comisaría y se retiraron dejando un herido grave que algunos particulares llevaron a la casa del Dr. Yarcho, que lo curó con esmero, como lo hizo con todos los heridos. El vecino señor Boris Grichener, un muchacho a su servicio y otro miembro de su familia, que fueron heridos por balas perdidas. También resultó herido el joven Eduardo Talero, hijo, y después de estos hechos, los sublevados se dirigieron a Plottier, donde ocurrió la tragedia en la estancia de los señores de ese apellido, según ya lo hemos narrado en nuestro número anterior, en que dimos cuenta del asalto llevado a cabo en cercanía del establecimiento por los forajidos, pereciendo el ingeniero Adolfo Plottier.

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José Edelman, es atendido por un balazo en el cuello. Al lado, uno de los presos que resultó herido.

José Edelman, es atendido por un balazo en el cuello. Al lado, uno de los presos que resultó herido.

Inmediatamente se piden refuerzos y llegan 100 marineros de Bahía Blanca. Se armaron expediciones que salieron en persecución de los fugitivos y fuerzas de policías le salieron a cortar la retirada por los pasos cordilleranos a fin de copar los caminos de acceso a la vecina República de Chile.

Al cerrar esta edición aún prosigue la campaña contra los evadidos”.

(Nota del autor: Daniel Martín Bressler fue el único de los presos que logró la libertad. La mayoría fue detenida el mismo día de la fuga. Otros fueron fusilados en el paraje Zainuco una semana después)

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