El 4 de febrero está dedicado, desde hace algunos años, a este fenómeno. Conocé por qué se eligió la fecha.
La razón por la que el 4 de febrero se festeja el Día del Orgullo Zombie es porque en esta fecha, pero del año 1940, nació el cineasta estadounidense George A. Romero. ¿Quién fue? Básicamente, el creador de los zombies tal como los conocemos hoy en día.
Desarrollemos mínimamente este concepto. Los zombies surgen originalmente del folclore de Haití. Se trata de un mito basado en la creencia vinculada al culto del vudú, en la que un hechicero es capaz de resucitar muertos y someterlos a su voluntad. Este tipo de zombie fue el primero en ser retratado en la cultura popular mundial, y se hizo conocido a partir de la película White Zombie (1932), dirigida por Victor Halperin y protagonizada por el inolvidable Bela Lugosi, basada en la novela The Magic Island de William Seabrook. Un clásico del primer cine de terror de Hollywood que, sin embargo, no llegaría a popularizar a este tipo de monstruo (o criatura, o ser, llámenlo como quieran) como sí había pasado con otros, por ejemplo, los vampiros, los hombres lobo y las momias. La verdadera trascendencia y popularidad le llegaría décadas después, y bajo otra forma que se volvería icónica, gracias a otra película, estrenada en 1968 y dirigida y co-escrita, justamente, por el bueno de Romero. Nos referimos, por supuesto, a Night of the Living Dead. O como se conoció en castellano, La Noche de los Muertos Vivos.
En ese film, Romero presentó por primera vez la clase de zombie que se nos viene a la mente cada vez que pensamos en esa palabra: uno lento pero persistente, movido por su voraz hambre de carne humana, que vuelve de su misma condición a todo aquel a quien llegue a morder y al que solo se lo puede eliminar al destrozar de alguna manera su cerebro. Y no solo eso: en La Noche..., Romero creó un escenario que le dio vida a un universo y todo un subgénero de ficción. Un mundo apocalíptico en el que la humanidad, o lo que quede de ella, es asediada por una masa se seres que lo único que quieren es devorarla. Un mundo regido por la supervivencia del más fuerte en el que, a pesar del acecho de miles de autómatas caníbales, lo más peligroso y aterrador puede llegar a ser el propio ser humano.
El impacto del film fue tal que, poco a poco, distintas ficciones con este tipo de zombie como protagonista fueron saliendo a la luz. Películas, libros, cómics, videojuegos... en cualquier formato, los muertos vivos “a la Romero” se hicieron presentes, a veces con ciertas variaciones (por ejemplo, en muchos casos más actuales, los zombies suelen ser rápidos y mucho más feroces que allá por 1968), pero siempre partiendo de esa base, ya canónica.
Una que, también y hace ya más de 25 años, fue retomada y reversionada acá mismo, en la Argentina.
Plaga Zombie, la primera película nacional de muertos vivos que se volvió un clásico de culto
Hablar de Plaga Zombie (1997), la primera película argentina de zombies y un hito, quizás el principal, en la historia del cine fantástico y de terror de nuestro país, es hablar de Farsa Producciones, un grupo de amigos cineastas que empezaron a hacer cortometrajes cuando tenían tan solo 10 años de edad. Criados en Haedo, en el conurbano bonaerense, Pablo Parés, Hernán Sáez, Sebastián “Berta” Muñiz, Walter Cornás y Paulo Soria se juntaban a filmar los fines de semana con una cámara VHS bastante castigada, sin imaginarse que, con el tiempo, se convertirían en un grupo pionero que plantó la semilla inicial de una escena cinematográfica local que se le animó a géneros y subgéneros a los que muy pocos se le habían animado en la historia del cine nacional. Y todo eso, en gran parte, se debió a Plaga Zombie, su primer largometraje.
La película, dirigida por la dupla Parés-Sáez y protagonizada por los cinco integrantes de Farsa (cuando tenían entre 15 y 18 años), cuenta la historia de Bill Johnson (Parés), un exestudiante de medicina, Max Giggs (Sáez), un nerd de las computadoras, y John West (Muñiz), un exluchador de catch, quienes deben unir fuerzas para enfrentarse a una horda de zombies locos multicolores que ataca a su pueblo, producto de una infección propagada por extraterrestres cuya intención es dominar el mundo. Una bizarreada total llena de sangre, tripas, acción y humor que, de alguna manera, emula las películas de género que toda una generación (la de esos pibes y la de tantos otros) vio al alquilarlas en los videoclubes de barrio (tan populares en los 90) o cuando las enganchaban en el cable o la tele de aire. No por nada todos los personajes en Plaga Zombie hablan en español neutro, en un divertido intento por recrear los doblajes al castellano a los que durante décadas nos acostumbramos a escuchar en la televisión argentina.
Esta obra seminal, que el año pasado cumplió un cuarto de siglo, es toda una proeza artesanal. Como bien cuenta Un Millón de Zombies: La Historia de Plaga Zombie, un reciente documental dirigido por Nicanor Loreti y Camilo de Cabo (que en 2022 pasó por fetivales como el de Mar del Plata y el Buenos Aires Rojo Sangre), la película fue realizada con un presupuesto prácticamente nulo y editada en la misma cámara en la que fue filmada. Repleta de secuencias de acción y efectos especiales prácticos, este opus rodado en los ratos libres, cuando los chicos no tenían que ir a la escuela, le probó a cientos de fans y cinéfilos que para hacer una de terror, ciencia ficción o aventuras (o todo eso junto) no es necesario contar con mucha plata ni ser un profesional; basta con tener ganas, curiosidad, constancia y ser lo más creativo que se pueda.
La suma de esos ingredientes, más una importante cuota de talento (hay que decirlo), lograron que Plaga Zombie, gracias al boca en boca y el interés de distintos medios de comunicación, se hiciera cada vez más conocida. Ese entusiasmo que generó llegó a los propios integrantes de Farsa, que terminaron haciendo dos secuelas y muchas más películas y producciones independientes, cada vez mejores. La segunda parte, Plaga Zombie: Zona Mutante (2001), muestra un salto de calidad cinematográfico impresionante, gracias al cual lograron trascender las fronteras y llegar al mercado internacional. Por su parte, Plaga Zombie: Zona Mutante – Revolución Tóxica (2011), la tercera y última parte de la trilogía (si no contamos Plaga Zombie: American Invasion, una película estadounidense de 2021 que funciona como cuarta parte de la saga), los muestra ya profesionales, en una producción que nada tiene que envidiarle a tantas muchísimo más caras y promocionadas.
Hoy, a poco de su vigesimoquinto aniversario, Plaga Zombie es un clásico de culto ineludible del cine argentino y del subgénero zombie en general. Uno ideal para descubrir o revisitar este 4 de febrero, y todos los que vendrán. ¡Feliz día!
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