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El calvario de un matrimonio neuquino que sufrió cuatro secuestros en la dictadura

María del Luján Gómez y Eduardo Ubaldini vivían en San Martín de los Andes y fueron continuamente perseguidos por la dictadura militar. Estuvieron detenidos el 24 de marzo de 1976 y luego en el Mundial de Fútbol de 1978 y cuando Jorge Rafael Videla visitó la ciudad en 1979.

“Dejen abiertas las puertas de la Catedral, que alguien vendrá a refugiarse”, había ordenado el obispo de Neuquén Jaime De Nevares en la noche del 23 de marzo de 1976. Las palabras del obispo fueron premonitorias, a las 0.50 del jueves se concretó la detención de la presidenta Isabel Martínez de Perón y comenzó la etapa más oscura de la historia argentina. El Comunicado Número 1 que informaba a la población sobre el nuevo gobierno de facto se emitió a través de la televisión y la cadena de radios a las 3 de la madrugada. Luego se replicó en varias oportunidades y recién a las 10 se transmitió la jura y asunción del general Jorge Rafael Videla como presidente de la Nación.

En Neuquén, un coronel del Ejército se hizo cargo de la gobernación de manera interina hasta que finalmente asumió el general José Andrés Martínez Waldner.

En la madrugada del miércoles 24 de marzo empezaron las primeras detenciones. Grupos paramilitares y policías uniformados y de civil irrumpían de forma violenta en los domicilios secuestrando a jóvenes, estudiantes, sindicalistas y militantes de agrupaciones políticas.

A más de 400 kilómetros de Neuquén capital, en San Martín de los Andes, Eduardo Ubaldini y María del Luján Gómez que vivían en el barrio Tiro Federal fueron ilegalmente detenidos. María del Luján había llegado a la ciudad en 1969 y era docente; en tanto, Eduardo arribó en 1965 después de recibirse de agrimensor y se desempeñaba como gerente en la Caja de Crédito. De joven se afilió a la UCR y pasó fugazmente por el Partido Comunista. En 1973 se conocieron en el área de Cultura de la Municipalidad y frecuentaban el Cine Club donde cada semana Eduardo se encargaba de la proyección de las películas

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Aquel 24 de marzo, la mujer se encontraba durmiendo con sus dos hijos varones, cuando irrumpió un grupo de personas con uniformes verdes, armados y a cara descubierta tras golpear puertas y ventanas de la vivienda. A María, que trabajaba como docente, la trasladaron a la Comisaría 23. Los chicos de la pareja quedaron al cuidado de una amiga de la familia.

Ubaldini, quien trabajaba como agrimensor, fue apresado por una patrulla militar junto a su cuñado cuando regresaban de trabajar en la ciudad de Junín de los Andes.

Ambos fueron llevados al Regimiento 26 de esta localidad. Mientras Gómez era liberada, Ubaldini fue trasladado al Escuadrón 33 de Gendarmería Nacional de San Martín de los Andes, donde permaneció tres días, y luego a la comisaría de esa localidad donde había más de diez personas, que ambos conocían, que estuvieron detenidas durante esas primeras horas del 24 de marzo. “Estaba con mis dos hijos varones durmiendo y vinieron personas uniformadas a realizar un allanamiento. No puedo precisar si era Gendarmería o Ejército. Golpearon las puertas y las ventanas. No nos exhibieron ninguna orden. Muchas personas ingresaron a mi casa, revisaron todo, se llevaron libros y discos”, contó la mujer.

“El Ejercito nos traía la comida y les decíamos que no íbamos a comer, que queríamos hablar con algún responsable. Así fue que logramos que alguien del Ejército, creo que era un mayor, nos escuchara. Luego de esa entrevista nos dieron la libertad. No sabíamos la causa de nuestra detención”, relató Eduardo.

Tres días después, la pareja volvió a ser apresada y llevada nuevamente a la comisaría 23. A ella la detuvieron en la casa y a él en Junín de los Andes donde estaba trabajando. “Evidentemente era una persecución. Tampoco nos explicaron nada esa segunda vez. Queríamos saber por qué estábamos detenidos”, declaró Eduardo durante una de las audiencias del sexto juicio por delitos de lesa humanidad contra ocho ex jefes militares, miembros de Inteligencia y Gendarmería, que se desarrolló en la ciudad de Neuquén en 2019. Agregó que no sufrió violencia física ni torturas, pero sí sentía “la incertidumbre y la angustia de no saber qué era lo que iba a pasar”.

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Eduardo Ubaldini y María del Luján Gómez a mediados de los años '70.

Eduardo Ubaldini y María del Luján Gómez a mediados de los años '70.

Eduardo estuvo detenido cuatro días en la misma celda de la comisaría. A María la liberaron y al día siguiente la volvieron a detener. “Fueron dos detenciones separadas por un día”, señaló. Por aquel entonces trabajaba en la Escuela 134. “En los cuadernos escolares figura que el 24 y 25 de marzo fue asueto y entre el 26 y el 31 de marzo yo no fui a trabajar. Fue porque estuve detenida, aunque en la escuela no apuntaron el motivo de la ausencia”, explicó. Cuando se reincorporó a la escuela, como el ciclo lectivo era hasta mayo, María avisó que no regresaría con la intención de que no quedara constancia de su detención, porque estaba segura de que sería removida y cesanteada. Cinco días después fueron puestos en libertad.

Tras las detenciones, sin trabajo fijo, decidieron abrir una carpintería. En 1977 la pareja esperaba a su tercer hijo. Marina nació el 14 de enero de 1978.

No serían estas dos, las únicas detenciones sufridas por la pareja de San Martín de los Andes. La tercera ocurrió durante el Mundial de Fútbol 1978, donde estuvieron más de 20 días en cautiverio. En esa oportunidad el allanamiento a su vivienda estuvo a cargo de personal de Gendarmería, encabezado por el comandante de esa unidad de Junín de los Andes, Jorge Sachitella.

María le estaba dando la mamadera a su pequeña hija cuando entró Sachitella a la vivienda pateando la puerta junto a un grupo de hombres que dieron vuelta toda la casa. En un momento uno de los oficiales dijo “¿Qué es esto?” Mostrando panfletos que “encontró” debajo de la cama en los que se podía leer consignas contra el mundial de fútbol. En ese momento, Eduardo gritó “Nos quieren joder”.

Eduardo y María del Luján fueron esposados y trasladados junto a la beba al edificio de Gendarmería. “En un momento un militar nos intima a que en diez minutos decidamos qué hacíamos con la bebé, porque si no la entregarían en el hospital. Finalmente, casi de noche vino una amiga nuestra para hacerse cargo de la bebé”, contaron. El calvario duró 20 días en los que estuvieron esposados y sujetados a una cama, sin poder moverse y sin que les expliquen los motivos de la detención.

La pareja fue trasladada a Neuquén, Eduardo a la U9 donde fue interrogado en varias oportunidades y María del Lujan en una celda de la Alcaidía, sola y escuchando los gritos de la gente por los goles de los partidos. Durante los interrogatorios, “me acusaban de juntar a los jóvenes de San Martín para que después Eduardo los convenciera sobre comunismo o peronismo, no sé bien de qué”. Eduardo recuerda con angustia ese último período: “yo estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, que era casi como estar muerto porque en cualquier momento me iban a matar”.

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María del Luján Gómez junto a su pequeña hija, Mariana, luego de una de las detenciones que sufriera en Neuquén.

María del Luján Gómez junto a su pequeña hija, Mariana, luego de una de las detenciones que sufriera en Neuquén.

El 24 de junio de 1978 son liberados y trasladados a San Martín de los Andes. A los pocos días se reencontraron con sus hijos, los mayores estaban en Bahía Blanca con sus abuelos.

El 10 de junio de 1979, el general Jorge Rafael Videla junto a varios ministros visitó San Martín de los Andes en el marco de la celebración del centenario de la mal llamada “Conquista del Desierto”. Durante la presencia de Videla en la localidad, Eduardo fue detenido por cuarta vez junto a otras tres personas. Fue Sachitella quien volvió a encabezar la detención, quien le sugirió a Eduardo, en un tono más amigable: “Mire Ubaldini, a ver si me da esas armas y esos libros que usted tiene”. Para su mujer la detención tuvo como motivo “hacer alguna acción preventiva” por la presencia de Videla en la ciudad.

A fines de 1979 a María del Luján le permitieron volver a trabajar en la escuela donde había dado clases. Pero pasado un par de semanas la despidieron ya que en su grupo había hijos y nietos de altos mandos militares y estos no la querían en el aula. Fue entonces que la pareja decidió exiliarse en México, que recién concretarían en diciembre de 1980. En los años 2005 y 2006 tuvieron la intención de regresar a San Martín de los Andes, pero recién lo pudieron concretar en 2017.

“Me quitaron todos mis derechos pero no me mataron, fue una cuasi muerte civil. Me presionaron hasta exiliarme y me robaron 37 años de patria. Nos indujeron a ejercer una vida nefasta. Nos perseguían. Ni patria, ni familia, ni propiedad. Esos valores con los que se embanderaba quienes apoyaban la dictadura, eran hipócritas”, reflexionó Eduardo. “El exilio nunca termina, es continuo. Además, es algo que te transforma, que deja las vidas deshechas, familias desperdigadas”, aseguró María del Luján.

Más de 40 años después de esta seguidilla de detenciones, el rol que cumplió Gendarmería Nacional en la represión ilegal durante la última dictadura quedó al descubierto y en especial el principal responsable de los secuestros y tormentos físicos y psíquicos sufridos por esta pareja, el ex comandante Jorge Sachitella, quien fue condenado a cuatro años de prisión en el sexto juicio por delitos de lesa humanidad.

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Marina Ubaldini nació en enero de 1978. En 2019 declaró en el juicio por delitos de lesa humanidad en el que se condenó al ex comandante de Gendarmería de Junín de los Andes, Jorge Sachitella, quien estaba a cargo de los operativos en los que secuestraron a sus padres. “Sacchitella es el apellido que siempre está presente en los relatos familiares que he escuchado. He vivido con el dolor de mis padres

Marina Ubaldini nació en enero de 1978. En 2019 declaró en el juicio por delitos de lesa humanidad en el que se condenó al ex comandante de Gendarmería de Junín de los Andes, Jorge Sachitella, quien estaba a cargo de los operativos en los que secuestraron a sus padres. “Sacchitella es el apellido que siempre está presente en los relatos familiares que he escuchado. He vivido con el dolor de mis padres", dijo.

“Sacchitella es el apellido que siempre está presente en los relatos que he escuchado. Era un militar, a cargo del Escuadrón de Gendarmería de la zona) que vivía en Junín de los Andes pero que iba a hacer operativos en San Martín de los Andes”, explicó Marina, que tenía tan solo cinco meses cuando sus padres sufrieron la segunda detención. Confesó que siempre vivió el dolor de sus padres, “mamé ese dolor”. Por eso precisó que “a los que nos fuimos al exilio la vida se nos partió en dos, tenemos dos patrias, familia y amigos en todas partes, tengo acento mexicano para hablar y siempre me preguntan de dónde vengo, porque en definitiva no sos ni de allá ni de acá".

Hace doce años, Marina volvió a su ciudad natal donde actualmente reside “para sanar mi raíz que fue cortada a poco de nacer”.

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