Las recomendó la AIC para evitar que la Ruta 22 se transforme en un dique.
Hasta fines de enero, la ciudad y toda la provincia estarán en medio de dos corrientes climáticas opuestas, una con frío polar y otra con mucho calor húmedo, llamada El Niño, lo que puede provocar lluvias y tormentas. El presidente de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), Elías Sapag, remarcó ayer que se necesitan obras para prevenir inundaciones y, en el caso de Neuquén, la multitrocha es un problema.
Agregó que, hasta el momento, "en la Ruta sólo se han visto cruces de tránsito vehiculares y no hemos visto que estén planificando esto".
Indicó que también hay que asegurar el escurrimiento de los arroyos, como el Durán, y hacer defensas en las calles costeras, como la Democracia y el futuro Paseo Costero.
"Desconozco cuáles son las obras pluvioaluvionales que ha hecho el Municipio, pero creo que debe haber tomado nota porque evidentemente el clima cambió y es muy violento", indicó.
Lamentó que algunos intendentes no presten atención al tema "porque vivimos en un clima seco donde estos eventos son muy aislados", y advirtió: "Las catástrofes vienen cuando converge la estupidez humana".
Respecto de El Niño, los técnicos explicaron que es una corriente cálida y húmeda del Pacífico que este año será más intensa de lo habitual. En los últimos 50 años, hubo tres antecedentes de un Niño Fuerte como el que se avecina y dejaron a su paso mucha lluvia en el norte de la Patagonia.
Remarcaron que existen advertencias de meteorólogos de todo el planeta porque es una corriente oceánica "con repercusión mundial" y que justo en Neuquén chocará con una ola polar del Atlántico, lo que puede generar tormentas importantes.
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