El Rojo gritó campeón en la Copa Neuquén: así fue la apasionante definición de la final por penales
Independiente termina un 2019 duro con una sonrisa. Campeón tras 14 años por penales, para igualar al Gallo.
POR FABRICIO ABATTE - [email protected]
“Primero hay que saber sufrir”, reza el conocido dicho. “Siempre que llovió, paró”, asegura otro popular refrán. Lo cierto es que Independiente, que este año sufrió dos duros descensos, termina el 2019 con una gran alegría.
Se coronó campeón de la Copa Neuquén en una vibrante e inolvidable definición ante Alianza, en un caliente duelo de colosos que convocó a una multitud en el Gigante de Barrio Sarmiento, la cancha de Centenario, donde se jugó la vibrante final.
Lágrimas de felicidad en los jugadores de Independiente. Lágrimas de amargura en los muchachos de Alianza. Éxtasis de un lado. Dolor del otro. Así es el fútbol.
El destino quiso que justo el último y decisivo penal lo convirtiera Emiliano Doglioli, el hermano del entrenador Guillermo Doglioli.
“Es la máxima alegría de mi carrera, conseguir el título en este club y con mi hermano”, aseguró luego el autor de la conquista que le dio a Independiente un título tras 14 años. La que le permite nada menos que igualar al Gallo, su víctima de ayer, como equipos más ganadores, ahora 14 a 14.
Las dos caras del fútbol
El gran héroe fue el arquero Ceferino Arregui, el mismo que ante Patagonia casi sufre un blooper en cuartos de final pero que ayer atajó los dos primeros penales en la definición desde los doce pasos tras el 0 a 0 durante los trabados 90 minutos.
Y ahí aparece Panchito, el fana del Rojo con síndrome de Down, para entregar la Copa a los jugadores de Independiente, que lo viven como un verdadero desahogo, con Mauri Villa, el gladiador de mil batallas, como estandarte.
Y pasan los minutos y no para de llorar el arquero de Alianza Bravo, ese laburante del fútbol y de la vida cuya historia contamos en la semana contamos y trabaja de albañil. Atajó un penal, pero hubiera dado lo que no tiene para desatar la fiesta en esa tribuna colmada de seguidores del Gallito que no paró de cantar.
Y aparece el Papi Dehais, gloria de Independiente, para sumarse a los festejos de su hijo Facundo, que anotó un tanto clave en la definición por penales.
La amargura de Fabián Godoy, presidente de Alianza, lo dice todo. Cerca de él, Gastón Sobisch, su par de Independiente, no para de recibir felicitaciones, abrazos y llamados telefónicos. Así es el fútbol.
Las dos caras, la alegría y la amargura, convivieron en un campo que fue escenario de una verdadera batalla deportiva, que no tuvo goles en los noventa minutos reglamentarios pero sí todos los condimentos. Polémicas, expulsiones (Salazar vio la roja a los 40 minutos en Alianza y Vivanco en Independiente a los 7 del complemento), tumultos.
Uno de ellos se produjo antes de comenzar la tanda de los penales. Alianza había ganado el sorteo, pero cuando fueron al arco donde estaba su parcialidad, cayó un petardo cerca de Arregui y entonces el árbitro decidió mudarse de área, lo que desencajó a los muchachos de Cutral Co.
El partido fue una verdadera final, a puro nervios y tensión y con pocas llegadas. Lo bueno es que la fiesta del fútbol culminó en paz, con la gente del Gallo golpeada y todos marchándose sin protagonizar incidentes.
El partido fue una verdadera final, a puro nervios y tensión y con pocas llegadas. Lo bueno es que la fiesta del fútbol culminó en paz, con la gente del Gallo golpeada y todos marchándose sin protagonizar incidentes.
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