Los salarios del sector formal perdieron por cuatro puntos y medio contra el IPC en 2022, mientras que los del informal fueron demolidos con 30 puntos de desventaja. Incluso en los mejores casos, las actualizaciones fueron detrás de los precios.
La inflación fuera de control distorsiona el comportamiento de todas las variables de la economía. Entonces, cada sector puja por no perder en la carrera contra los precios con las armas que tiene para hacerlo. En ese escenario, el poder adquisitivo de la gran mayoría de los asalariados formales e informales se deteriora indefectiblemente. En los últimos seis años, el índice salarial creció por debajo de la inflación en cuatro.
El año pasado el índice salarial perdió por cuatro puntos y medio contra la inflación. En el índice salarial están ponderados los vaivenes de los sueldos de los trabajadores privados registrados, de los estatales y de los privados no registrados. A nivel nacional, la mitad de los asalariados son registrados en el sector privado, el 30 por ciento son estatales y el 20 por ciento son privados no registrados.
Los sueldos de cada sector no corrieron la misma suerte en la carrera contra una inflación anual del 95 por ciento. El índice del sector privado registrado presentó un alza del 93,8 por ciento; el de los estatales creció 99,4 por ciento, y el del sector informal subió 65,4 por ciento.
A simple vista se nota la diferencia entre la marcha de los salarios de las actividades sindicalizadas con las que no lo están. El poder adquisitivo de los trabajadores informales en general fue aniquilado.
Las actualizaciones vienen con retraso
Entre los asalariados registrados no todos tuvieron incrementos iguales al del índice, que tomados en conjunto los privados y los públicos redondeó una suba del 95,8 por ciento. Además, los incrementos para llegar al porcentaje anual se fueron dando en espejo con la inflación. Esto es, primero se corroboró la inflación y luego vino la recomposición salarial. Mientras, los asalariados enfrentaron aumentos del costo de vida con sus salarios atrasados.
Si un comerciante vendiera su mercadería más barata de lo que le saldrá reponerla en poco tiempo quedaría en banca rota. Lo mismo que si un fabricante cobrara su producción por debajo de los costos que le implica ponerla en el mercado. Los trabajadores se enfrentan a esa asimetría todos los meses cuando la inflación corre sin freno, por más que a fin de año las actualizaciones salariales empaten con el alza del IPC.
En el caso Neuquén, los estatales el año pasado acumularon 130 por ciento de aumento salarial, pero para llegar a ese porcentaje se considera la recomposición que recibieron a principio de año destinada a compensar las pérdidas de los dos años previos, teniendo en cuenta que durante el 2020 sus sueldos se mantuvieron congelados.
Los gremios estatales de la provincia acordaron en los últimos años actualizaciones periódicas en línea con la inflación. Hasta el año pasado los sueldos se actualizaron cada tres meses con la suma de la inflación en ese periodo. Este año se modificaron los plazos de actualización pasando de cuatro a ocho aumentos por año. Si bien la ecuación actual mejora la defensa del poder adquisitivo, las actualizaciones llegan para compensar aumentos de precios que ya fueron asumidos por el salario atrasado.
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