Tuvo largas disputas políticas y judiciales contra los sindicatos, el EPAS, la universidad y las tomas. Se cruzó fuerte con mapuches, lavacoches y feriantes.
Durante dos décadas, el intendente Horacio Quiroga mantuvo largas batallas que marcaron su impronta al frente del Municipio.
Fueron temas que tomó como desafíos personales y puso bien alto en la agenda pública, como las protestas sindicales, los derrames del EPAS, la apertura de calles dentro de la universidad y las tomas de terrenos.
Sus enfrentamientos más fuertes fueron con los sindicatos estatales, sobre todo Sitramune y ATE, a los que intentó frenar con el Código Penal. Más de una vez estuvo a la vanguardia en el intento por demostrar que ciertas modalidades de protesta constituyen un delito.
También sostuvo un extenso tironeo con el EPAS por el servicio de agua y cloacas. Desde su primer día como intendente, quiso firmar un contrato con el organismo, pero quedó entrampado en un cruce de chicanas, multas y acusaciones.
Otro eje de conflicto en los últimos años fue la Universidad Nacional del Comahue. Pechi confrontó en varias ocasiones con la conducción de la casa de estudios por la apertura de calles, en un diálogo que empezó mal y no llegó a buen puerto.
Además, Quiroga se destacó por su tolerancia cero con las ocupaciones de tierras con fines sociales. Impuso un protocolo de denuncia penal y desalojo inmediato, que causó polémica entre sus rivales políticos.
Con menor intensidad, también hizo bandera de sus discrepancias con el pueblo mapuche, la erradicación de los lavacoches y el ordenamiento jurídico de feriantes que vivían del trueque.
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