La durísima lucha con la salud de su hijo que enfrenta el Gallego Sebastián Méndez
El ex ayudante de Diego Maradona contó el difícil momento que vivió junto a su hijo.
Durante el Mundial todo el mundo pareció detenerse, haciendo que todo se centre en lo que pasaba partido a partido. Sobre todo en un país tan futbolero como es la Argentina. Sin embargo, la realidad es que personas como el Gallego Sebastián Méndez no pudieron darse el lujo de disfrutar el Mundial obtenido por la Selección con tranquilidad, ya que al mismo tiempo, su hijo luchaba contra una fuerte enfermedad.
Ya con su hijo curado, el ex ayudante de Diego Maradona contó la fuerte historia y relató lo que tuvo que vivir su familia y él durante el Mundial. “Es para que sientan que se puede, porque se puede”, aseguró antes de empezar el relato.
“Por suerte ya se terminó, estamos todos bien. Pero fue un año duro. (...) Se enfermó. Yo estaba en México. Llamó la madre. Me dijo que estaba enfermo, me tomé el primer avión, y cuando llegué, ya estaba internado. No voy a dar muchos más detalles. Ahora, está muy bien. Se curó de algo muy jodido”, contó el ex defensor de San Lorenzo.
“Que se haya curado es una bendición. Muchas veces, pensás: ¿por qué le pasó esto a mi hijo? ¿Y por qué no le pasó algo peor? Porque lo que le pasó a él, se pudo curar. Miralo así, sino te vas a vivir lamentando. Él tampoco quiso lamentarse nunca. Cuando vos ves que él engancha y le mete con todo, tenes que acompañar”, agregó.
“Cambias bajas un montón a la tierra, empezás a ver las cosas que son importantes de verdad. Ganar y perder un partido para nosotros siempre fue todo, pero hay cosas más importantes”, admitió Mendez.
“Cuando empieza Argentina, estábamos en la Favaloro. Terminamos viéndolo en la casa de la madre. ¿Sabés lo que era verlo a él gritando ‘dale campeón? Para mí, fue el mejor Mundial por él, no por otra cosa. Si salíamos segundos lo festejaba igual. Era estar con él, y que él esté. Yo pensaba dentro mío: los jugadores le dieron un regalo”, admitió emocionado el Gallego.
“Yo lo admiro muchísimo (a mi hijo), porque no pensé que alguien podía aguantar tanto. No lo creía. Es una bestia. Él nunca se puso en víctima. Cuando ves que le da para adelante, y ni siquiera pregunta, vos te tenés que enfilar. Te duele, llorás, pero a él no le tenés que mostrar nada. Cuando volvés a tu casa, lloras y te descargas”, cerró.
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