Los primeros seres que habitaron el territorio, mapas antiguos y la decisión política de llegar a Neuquén.
Los registros geológicos y paleontológicos nos ayudan a imaginar cómo era el Neuquén de la Prehistoria y qué características tuvieron los enormes y fabulosos seres que lo poblaron. De acuerdo con las investigaciones del arqueólogo Iván Pérez, investigador independiente del Conicet y de la Universidad de La Plata, sabemos que:
“En la región patagónica en general y la zona de Neuquén en particular, los ambientes eran muy diferentes. Había clima más frío y especies de mega mamíferos como perezosos gigantes, mastodontes, caballo americano y algunas especies emparentadas con el guanaco actual. El ambiente era más parecido a lo que es África ahora, y la disponibilidad de especies tiene un peso importante en cuanto a los asentamientos de poblaciones humanas”.
En 2021, se hallaron en la zona del emplazamiento de la actual sede de la Universidad Nacional del Comahue más de 200 huevos de aves prehistóricas pertenecientes al período mesozoico, de una antigüedad calculada en unos 85 millones de años. Imaginar sobrevolando en los cielos de la que hoy es la ciudad a esas portentosas criaturas imaginando sus graznidos puede resultar estremecedor. Aunque, más aún es imaginar cómo estremecían la tierra con sus pasos retumbantes los grandes saurios cuyos restos fueron también encontrados en la zona. Tales como el Alvarezsaurus o el Velocisaurus, buscando sobrevivir en aquel mundo indómito en que, por cierto, también habitaban cocodrilos y tortugas prehistóricas.
Neuquén, cuya geografía se extiende entre las mesetas desde el borde de sus bardas hacia el cauce del valle cuyo vientre son los mismos ríos, en algún momento fue un escenario boscoso repleto de palmeras gigantes, descomunales coníferas y abundantes helechos. Cuando se alzó majestuosa la cordillera andina todo el paisaje cambió para siempre, dándole un aspecto muy similar al que tiene en la actualidad.
Los primeros habitantes de estas tierras, preexistentes a los estados nacionales, se desplazaban en estas regiones siguiendo el curso y los ciclos de la naturaleza, en búsqueda de los animales y las plantas que constituían la base de su alimentación.
El nombre Neuquén, que en lengua mapuche significa, correntoso (Newenken) y en lengua aruacana (atrevido y audáz), es origen de numerosas controversias en las que las fuentes y los autores difieren. Consultado acerca de las primeras reminiscencias del nombre Neuquén, el investigador de temas históricos Rodrigo Tarruela nos comenta: “El jesuita Tomás Falkner en 1774 publicó en Inglaterra su obra “Descripción de la Patagonia y de las partes contiguas de América del sur”. El trabajo, muy estudiado en su tiempo por su aporte al conocimiento etno-geográfico de estas tierras, contenía un mapa donde al río Neuquén se lo cita como “Sanquel”.
De la publicación de Falkner surgió la necesidad y la decisión de la corona española en el siglo XVIII de navegar los actuales ríos Negro y Limay para encontrar una salida al Pacífico, antes que lo hicieran los ingleses o alguna otra potencia europea.
Bernardo Havestadt, también jesuita, publicó en 1777 en un mapa relativo al actual norte neuquino correspondiente al viaje que hizo en 1752 por esos lugares, citando al río Neuquén como Nudquen.
Juan Mario Raone refiere en un artículo publicado en la revista “Neuquenia” denominado “El antiguo nombre del río Neuquén” que en 1779 el Maestre de Campo D. Diego de las Casas levantó una información y censo que tituló “Noticia individual de los caciques, Capitanes Peguenches y Pampas que residen al sud, etc.”. En ese texto mencionó a los caciques del “Vueileo” (Vuraleo) y “Neuquen”. Sería el primer documento donde figura el nombre con la actual grafía, aunque sin tilde.
También en el trabajo de Raone se menciona que, en 1788, el diario de la expedición del comandante de fronteras mendocino, don Francisco Esquivel y Aldao, en contra de las tribus del actual sur mendocino y norte neuquino, dejó registro escrito del río Neuquén, tal cual lo escribimos ahora, con tilde”.
Fundación
En cuanto a los intentos anteriores de las fundaciones de la capital neuquina, Tarruela, que lleva adelante el proyecto “Más Neuquén”, nos explica:
“En diciembre de 1884 el poder ejecutivo designó como capital del Territorio Nacional del Neuquén a Campana Mahuida. Más de un año después, el coronel Manuel Olascoaga inició desde Carmen de Patagones el viaje hacia la capital elegida. Ante la llegada del invierno decidió permanecer transitoriamente en Codihue, transformándose circunstancialmente en la primera capital provisoria del territorio. Codihue era la guarnición más numerosa de toda la línea de fortines. Se la tenía como una comandancia de avanzada durante la campaña del desierto. La estadía allí duró dos meses.
Continuó el viaje y cuando Olascoaga arribó a Campana Mahuida, la capital designada, permaneció poco tiempo. Según él, los estudios de nivelación que realizó no le daban garantía contra las crecientes probables del Río Agrio. También manifestó que los ensayos de cultivo de la tierra fueron negativos. Por ese motivo, la desechó y prosiguió viaje hacia Ñorquín, otro campamento militar, donde permaneció casi un año.
La cantidad de comerciantes y empleados públicos que empezaron a arribar provocó que el censo de diciembre de 1886 diera como resultado en esta capital provisoria de esta nueva gobernación, más de mil habitantes. Era todo un pueblo. Allí se realizaron las primeras elecciones municipales de Neuquén. Pero Olascoaga estaba decidido a avanzar un poco más al norte, para asentar definitivamente la Capital. El 4 de agosto de 1887 funda la nueva capital del Territorio Nacional del Neuquén en Chos Malal, en el lugar que ocupara el fuerte IV División.
Finalizando un siglo y comenzando otro, la posibilidad de una guerra con Chile acercó el tren a la confluencia del río Limay con el río Neuquén, a un pueblo que ya existía, pero no tenía “papeles” de fundación. Los vecinos lo llamaban La Confluencia. Anteriormente, hubo un tren que pudo haberse construido más de una década antes con destino a Chos Malal, pero nunca se realizó. Tal vez, de haberse concretado, la historia sería distinta. La capitalidad de la nueva Neuquén llegó en 1904. Si contamos los pocos días en Campana Mahuida, podemos decir que antes de Neuquén hubo cuatro capitales, tres de ellas provisorias”.
El 21 de junio de 1901, una formación ferroviaria atravesaba el puente sobre el Río Neuquén para realizar la prueba de resistencia. Un año después, el 12 de julio de 1902, la locomotora a vapor conocida como la 205 llegaba en viaje inaugural a lo que hoy es la estación Neuquén y que, en ese entonces, era conocido como el Paraje Confluencia.
En 1904, las autoridades nacionales, con una comitiva encabezada por el ministro del Interior Joaquín V. González, llegaban también en tren para llevar adelante el acto inaugural de nuestra ciudad hace exactamente 118 años. Aunque esa historia, desde entonces y hasta un poco más acá, es mucho mejor conocida.
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