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Las ramas ocultas del árbol genealógico de los Rosa de Neuquén

La familia tiene una larga historia en la región, que se representa en la mítica casa del Barrio Belgrano.

A principios 2023, los vecinos se alertaban por la noticia del derrumbe parcial de una antigua casona de la calle Richieri 177 en el Barrio Belgrano de Neuquén, una de las casas que integró el relevamiento patrimonial cultural de la ciudad, que llevara adelante la arquitecta Liliana Montes Lefort y declarada además desde el año 1991 como Patrimonio Arquitectónico Municipal.

La casa, construida en el año 1932 pertenece a la Familia Rosa, además de ser una de las familias pioneras de nuestra región, está vinculada a otros hitos históricos, que remiten a las actividades económicas y políticas de la ciudad, tales como el antiguo Matadero Municipal de la calle Richieri y Bahía Blanca (hoy Dirección de Comercio Municipal) y el legendario Carretón recientemente restaurado y vuelto a emplazar en los predios de Concejo Deliberante de Neuquén.

Los Rosa son pioneros de nuestra región, por haber sido los primeros en abastecer mayoritariamente de productos cárnicos a la zona, también por haber emplazado el primer establecimiento frigorífico de la ciudad.

La historia comercial de los Rosa comienza con la fabricación de jabón y primarios insumos de limpieza de la época. Actividad que se diversificó con la cría y faena de ganado vacuno y la apertura de lo que consignan las crónicas como el primer bazar de Neuquén.

Carlos Agundez Schield, más conocido como “el Gaucho Agundez”, locutor y conductor radial y televisivo y asociado a una tradición familiar de educadores y a producción rural comento a LM Neuquén que "la extensión de tierra de los Rosa era tremenda y abarcaba desde lo que por entonces era “Colonia Inglesa” en Plottier hasta Arroyito y subiendo hasta más allá de la zona donde hoy es el Lago Mari Menuco".

Foto Parecido Parte 2 Posible Nieto de Jose Rosa - Pedro Alberto Saavedra.jpg

"Los arreos yo los veía pasar cuando era muy chico y me llamaban poderosamente la atención. Por esa época yo vivía en Valentina a pocos kilómetros del centro de la ciudad, pero el otro punto de la llegada de la hacienda era por tren y bajaban las reses a la altura de lo que hoy es el Cenotafio de Malvinas y desde allí también hacia el matadero por la calle Río Negro hasta llegar al Matadero de la calle Bahía Blanca. Te estoy hablando de allá por el año 1950 y yo andaba por los 5 años, después se fue complicando con el tema del incremento del tránsito, porque no era que los arreos pasaban todos los días, pero como lo Rosa abastecían de carne a todo Neuquén por lo menos cada quince días era frecuente”, agregó.

Así como en su larga trayectoria comercial, familia Rosa se ramificó en un vasto árbol genealógico cuyo estudio detallado parece deparar varias sorpresas.

Amelia y Elda son las hijas de Alberto Saavedra, nacido en Neuquén en 1917. Tienen también otros dos hermanos Pedro Alberto y Nancy Griselda. Actualmente, viven en el barrio, que alguna vez fue la inmensa chacra “La Primavera” y a pesar de no llevar el apellido Rosa, están unidas en la tarea de dilucidar el verdadero origen de su identidad como familia.

“Papá se llamaba Alberto Saavedra y le decían Tito, nació en la zona de chacras del Barrio Valentina en dónde funcionaba hasta no hace mucho el Zoológico “Luan”. Aún está la casa de mi abuela materna allí en la Chacra La Magnolia”, contó Amelia sobre la historia de su padre:

Edelmira Martínez Guiñez y su esposo Alberto Saavedra.jpg

“Nuestro abuelo fue José Rosa. Los abuelos maternos de mi padre, nunca le permitieron, conocer, ni ver, ni tomar contacto a él, con su padre biológico que era nada más, ni nada menos que Don José Rosa, así que tampoco nunca pudo usar su verdadero apellido. A José Rosa tampoco le dejaban ver a nuestra abuela Damiana que era de apellido Saavedra, por eso nuestro papá tuvo finalmente ese apellido. Después a ella, sus padres la hicieron casar en seguida, con otro hombre de apellido Garrido, con quién después tuvo siete hijos más”, agregó Elda.

“Don José Rosa llegaba en un caballo blanco hasta la chacra de su familia y ahí le dejaba alimentos y víveres a Alberto que era un chico entonces al que no lo dejaban acercar a la chacra de los Rosa”, sumó Efraín Buchiniz, un reconocido vecino d la zona.

“Mi padre desde chico se desempeñó en tareas de las chacras, limpiaba los canales, hacía cura de los árboles, oficio que conocía muy bien y era muy buen carpintero. Curso hasta el 4° de la primaria en la Escuela 101, cuando la escuela estaba en lo que hoy es una empresa de productos lácteos, funcionando provisoriamente en un lugar que le cedían”, contó Amelia, otra de las hijas.

Elda recordó que en abril del año 1948 un oficial de justicia y un oficial de la policía fueron a buscar a su padre, para que se presentara en el estudio jurídico del Dr. Quarta. "En aquel entonces fue acompañado por una tía Juana Saavedra, hermana de su mamá, porque papá no conocía la ciudad. A mi padre hasta ese entonces, lo tenían casi sin salir de la chacra. Al llegar al estudio, se encontró y conoció a sus primos, hijos de Pascual Rosa", añadió.

José Rosa había dejado instrucciones de que al morir debían entregarle a mi padre una suma de dinero como herencia. Según se contaba después en la familia, en esa oportunidad le dieron sólo la mitad del monto que tenía destinado e incluso uno de sus primos le dijo que como él nunca había tenido nada, con lo que le estaban dando él se podía arreglar", relató la mujer.

Con ese dinero pudo comprar la chacra que estaba en venta y que comprendía desde lo que hoy es el acceso al aeropuerto hasta dónde está el Club Valentina y desde la ruta hasta las vías de ferrocarril. El propietario de las tierras era Manuel Martín, un señor que trabajaba en la Panadería “La Estrella” de la calle Sarmiento, una de las primeras de Neuquén.

Según recuerdan sus hijas, lo primero que hizo después de comprar la chacra, el día 18 de julio de 1948, fue donar al Consejo Provincial de Educación los terrenos para que se construyera el edificio de la Escuela 101.

Incluso hay una confusión con eso, porque una historiadora escribió en un artículo que la Escuela 101 había sido fundada por Manuel Martín.

“El exdiputado Ricardo Villar que se acordaba vivamente de los jardines que tenían mi padre y mi madre Edelmira Martínez Guiñez, acá en la chacra con toda clase de flores y que era un verdadero sueño. Ricardo es sobrino de Pincheira que era dueño de los primeros terrenos que había acá. La chacra se llamaba “La Primavera” y Villar nos dijo que él sabía que era mi padre el que había donado los terrenos, incluso en la escuela existe hoy un cartel en el que puede leerse “Gracias Tito” que era el sobrenombre de papá", contó Amelia.

"Nosotras fuimos también a la escuela 101, mi padre se encargaba de limpiar las chimeneas de la escuela todos los años y además nunca dejó de estar presente en todos los actos escolares", agregó.

"Mi padre instaló después un secadero de frutas acá en la chacra, al que le puso también “La Primavera” y que fue el único secadero de toda la zona. La producción de las frutas era propia duraznos, peras, manzanas y también le compraba ciruelas a Don Cicarelli que estaba en Canal 5. La elaboración era artesanal y llegó a tener hasta 10 personas trabajando en el secadero Le daba trabajo a mucha gente de Valentina Sur y abastecía a todo el mercado interno. También fabricaba vino, pero para consumo familiar y mamá hacía alfajores con dulce casero, mermeladas y unos bomboncitos de higo con nueces y licor que eran una delicia”, sumó.

“Nosotros sabíamos que papá era hijo de José Rosa porque venían a visitarlo sus primas y sus primos como, por ejemplo, las chicas Taboada Rosa de la calle Fotheringham, cuando hacíamos las famosas carneadas estaban siempre acá en nuestra casa. Acá se faenaban animales porque teníamos vacas, chanchos, de todo. Además, mi padre les vendía frutas secas a sus primos que tenían el negocio “El Arca de Noé” de la calle Sarmiento. Cuando falleció papá el 26 de mayo del '75, lo velamos acá en esta casa y vinieron a despedirse sus primos Ricardo, Clara y Justo Rosa", dijo Amelia.

"Mi padre de todos modos siempre fue medio reacio hacia la familia. Cuando falleció su padre José, la viuda, la Señora Celina Hervit le había dicho a alguien de la familia, creo que a Clara de Rosa que quería conocer a nuestro padre, pero él no quería, ella de todos modos quería conocerlo a toda costa”, recordó.

José Rosa fue además uno de los socios fundadores de la Cooperativa de Agua, Luz y Fuerza y quién trajo la primera cámara frigorífica de Neuquén.

Afiche Secadero de Frutas La Primavera.jpg

“Lo que quisiéramos nosotros es que se reconozca nuestra identidad, porque muchas veces se ha hablado e incluso publicado que José Rosa no tuvo descendencia, ni herederos. Incluso si existiera alguna duda estamos dispuestas a hacernos un ADN”, concluyó Elda abriendo un capítulo de incógnitas en la saga de esta familia que alguna vez arribó nuestra región para convertirse en parte de rica historia.

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