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La Mañana Crímenes

Los crímenes que conmocionaron a la provincia reunidos en un libro

El periodista de LMN Guillermo Elía presenta su obra este domingo a las 17 en la Feria del Libro.

El crimen es una puerta de entrada a una historia más grande, dijo alguna vez un escritor del género policial. Y esa afirmación parece haberla tomado Guillermo Elía, periodista de policiales de LMN, en su libro Historias del crimen de Neuquén que se presenta este domingo a las 17 en el Auditorio Alejandro Finzi en la Feria Internacional del Libro.

En un poco más de doscientas páginas, Elía reunió una serie de relatos escalofriantes vinculados a la muerte y la violencia de finales del siglo XX y principios del actual ocurridos en la provincia de Neuquén contrarrestando la frase “Nada. No hay nada” que el periodista escuchó de un policía cuando fue a cubrir su primera nota. La sostenida negación policial movilizó la curiosidad, la desconfianza y la inquietud del cronista que desde entonces ha puesto la lupa en el mundo del delito y ha buceado en las mentes criminales. Algunos de ellos, como resultado del rescate de expedientes judiciales olvidados en algún oscuro rincón de una oficina judicial o de una conversación al pasar con una fuente clave.

Elía reconstruye estas historias que llevaron, en cada uno de ellas, largos meses de un intenso y paciente trabajo para conseguir sentencias, informes forenses, recortes periodísticos, y, sobre todo, testimonios. Porque, como escribió el periodista Rodolfo “Quique” Chávez en la contratapa del libro, Elía es bueno para preguntar y excepcional para escuchar, y en su largo recorrido como hombre de tinta y papel, "preguntó lo necesario, escuchó y leyó todo, y escribió lo importante".

El saber escuchar y el saber preguntar es la base principal del oficio periodístico pero también “de toda buena investigación para poder ir guardando esos datos que uno escucha en conversaciones sueltas o de algún policía o bien de alguna víctima, y ese dato que uno apunta se va a convertir en la punta del ovillo de una historia”, explicó el autor que desde 2013 trabaja en LMNeuquén. “A la hora de escuchar a las víctimas y victimarios es importante poder conocer cómo funciona la psicología de estos personajes y la empatía que podes llegar a tener con ellos y es ahí donde se produce la confidencia y los datos críticos de la historia”, explica.

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En el primer capítulo del libro bajo el título “Violadores y femicidas”, Elía incluyó las historias de abusadores sexuales como Luis Tello “El sátiro de la bicicleta”, Salvador Pucci y Nicolás Rinaldi. “Cuando se habla de delincuentes seriales hay que tener en cuenta el modus operandi que emplean y que suelen tener periodos de ‘enfriamiento’, es decir que dejan que pase un tiempo entre cada ataque. Esos momentos de espera enloquecen a los investigadores, que no saben cuándo volverán al ruedo, por lo que prácticamente no duermen, y se suman y descartan decenas de hipótesis”, describió. “Conmigo o muertas”, eran la únicas opciones que contemplaba un femicida como Pucci, subrayó el periodista para hablar de quien fuera condenado en 1992 a 20 años de prisión por el crimen de su esposa, María Sebastiana Lara; en la actualidad esa pena es perpetua. “Es estremecedor el narcisismo que tenía Pucci, ese odio hacia las mujeres que dependieran de él y respondieran a él porque de lo contrario morían como le pasó a dos de sus parejas. Es muy difícil meterse en esa psiquis porque por lo general cuando hay rasgos psicopáticos esconden información y uno puede leer entre esa cuestiones que ellos esconden parte de su vida, de sus infancias”, describió.

"Guillermo Elía no sólo describe e indaga en los casos más aberrantes que se recuerden en Neuquén, también penetra la psiquis de personas oscuras, criminales consumados y horrorosos: Salvador Pucci, entre los más conocidos, y Luis Alberto Tello y El Serbio Luis Antonio Cuculich, entre los que menos prensa han tenido", escribió el periodista Rodolfo "Quique" Chavéz, en la contratapa del libro.

La historia de Nicolás Rinaldi y Alejandra Zarza “es un tabú que incomoda a la sociedad neuquina desde febrero de 2002". ”Tiene una trama atrapante, llena de puntos ciegos, silencios oscuros y una verdad que yace en las tumbas”, escribió Elía en la introducción de esta historia que lo llevó a revisar más de 4500 fojas del expediente y hablar con casi una decena de investigadores que participaron en distintos momentos del caso.

Según escuchó el periodista de parte de un investigador “existió un factor de odio muy grande que afectaba la honra de una familia muy particular, como la de Rinaldi, que era el embarazo de Alejandra. Hubo un plan para matarla y hacer que parezca un suicidio, pero en un arrebato de violencia se desencadenó el parto e hicieron un desastre con Alejandra y su criatura”. En 2024 Rinaldi cumplirá la condena pero para la historia criminal neuquina "seguirá siendo el hombre del secreto de lo que ocurrió con Zarza”, subrayó Elía.

En el segundo capítulo de Historias del crimen de Neuquén titulado “Matanzas y masacres”, aparecen algunos de los casos más emblemáticos ocurridos en la provincia como la llamada "Masacre Lonco Luan", que recrea lo ocurrido durante una semana de agosto de 1978 cuando la comunidad mapuche Catalán-Painitrul “tuvo una experiencia mística al aparecerse el demonio en medio de una ceremonia de sanación que terminó en tragedia por un proceso de aculturación y sincretismo religioso”, y la del panadero Alcides Dominguez, que asesinó a una familia vecina y que, según Elía, recuerda al protagonista de la película "Un día de furia" que en un momento estalla y acaba con todos a su paso.

En su trabajo, el periodista de LMNeuquén indagó en la psiquis de estos criminales para ir mostrando de qué manera actuaron. “El caso del panadero Domínguez que asesinó a toda una familia en la comarca petrolera es interesante porque parece ser un hombre común y corriente que un día cansado de pedir ayuda a la justicia y a la policía para solucionar un conflicto vecinal cometiendo una masacre”, comentó.

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En el tercer y último capítulo del libro, "Crímenes y criminales", se despliegan las historias de los delincuentes que asesinaron en una entradera a Jorge Chaktoura, un profesor de Filosofía que se había sumado a la Policía neuquina para dar clases en la Escuela Superior y debido a esto le dieron el rango de comisario; la incógnita de quién mató al sargento Gabriel Jara durante un tiroteo con tres delincuentes, uno de ellos se había cobrado la vida de tres policías y el efectivo lo identificó. En esta parte, Elía incluyó la historia de Oscar Enrique “Chiche” Calabró, un militante del Movimiento Popular Neuquino “que fue asesinado mientras investigaba y trataba de sacar a la luz algunas cuestiones oscuras del poder”. “Es un crimen político sumamente interesante y quizás es el caso que más off the record obtuve además de haber podido acercarme a la familia y conseguir relatos muy fuertes de toda una cuestión oscura e interesante”, expresó. Para Elía, este crimen "es un hito en la política neuquina y un capitulo negro dentro del MPN del que poco se habla porque, si se revuelve mucho, tal vez afecta a la imagen de los padres fundadores”, destacó.

Investigar pero con conocimiento

En la tarea que lleva adelante desde hace varios años Guillermo Elía en la sección policiales del diario se puede reconocer el compromiso periodístico y también una búsqueda obsesiva por actualizar el conocimiento y contar con mejores herramientas para reflejar de la mejor manera y sin que no quede nada suelto ese complejo entretejido de las historias criminales.

A partir de su incursión en el género policial realizó distintas capacitaciones. Es así que en 2016 y 2017 se diplomó en Criminalistica y Criminología en la Universidad Siglo XXI. Además en 2018 realizó una especialización en Crímenes Exóticos con la perfiladora Laura Quiñonez Urquiza y dos años después en Análisis de la Conducta y en 2022 el diplomado en Análisis de la conducta aplicado a la investigación de crimenes sexuales. Por otra parte, realizó cursos de escritura narrativa con Rodolfo Braceli y con Pablo De Santis sobre la intriga en los relatos policiales.

“Vengo de una generación donde sacar a la luz aquello que está oculto era muy importante y el estar capacitado es importante para poder seguir preguntando, indagando y molestar. Y para poder molestar hay que saber y en ese recorrido por el saber es que realicé distintas capacitaciones”, explicó.

Estas capacitaciones le permitieron a Elía obtener herramientas que en el caso de la perfilación criminal le permitieron “pararte desde otro lugar, hablar con el victimario y con las víctimas, abordar los temas de otra manera y permitir quebrar la distancia que hay entre el periodista y el entrevistado y así poder conseguir cierta confidencia”.

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