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Los vuelos de la muerte

En junio de 1976, 20 secuestrados en Neuquén fueron trasladados a Bahía Blanca. Ocho están desaparecidos.

POR PABLO MONTANARO / [email protected]

El próximo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, que se realizará en Neuquén -en fecha a determinar-, ventilará los casos de secuestro, tortura y abusos sexuales perpetrados contra 18 víctimas que fueron trasladadas en avión desde Neuquén hasta La Escuelita, el centro clandestino de detención que funcionó en el predio del V Cuerpo del Ejército de Bahía Blanca.

Por esta causa, denominada Taffarel, serán juzgados 17 ex miembros del Comando de la Sexta Brigada de Montaña de Neuquén, del V Cuerpo del Ejército, de inteligencia militar de Neuquén y Bahía Blanca, y policías neuquinos y rionegrinos.

Los traslados de las víctimas, de las cuales ocho aún permanecen desaparecidas, fueron realizados en tres vuelos, los días 10, 15 y 16 de junio de 1976, según la investigación realizada por el Ministerio Público Fiscal, encabezado por el fiscal Miguel Palazzani.

Las víctimas eran militantes políticos, estudiantes de la Universidad Nacional del Comahue y participaban de actividades artísticas. Estos casos corresponden a las primeras denuncias radicadas por los familiares ante el Poder Judicial.

El análisis de las pruebas derivó en la acusación contra Juan José Capella, ex piloto aviador del Ejército con asiento en el Comando del V Cuerpo de Bahía Blanca, quien tripuló el avión que realizó los traslados de 21 secuestrados en los operativos llevados a cabo en Neuquén y Cutral Co. Capella, uno de los imputados en la causa, comandó el avión bimotor Havillan Canadá DHC-6 Twin Otter, matrícula AE-106.

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El traslado de los secuestrados se hizo desde el aeropuerto de Neuquén hasta Bahía Blanca porque aún no estaba en funcionamiento el centro clandestino de detención La Escuelita, construido con posterioridad en el fondo del Batallón de Ingenieros de Construcción 181 de Neuquén.

En el legajo de servicios de Capella figura que en 1975 y 1976 fue calificado como “uno de los pocos sobresalientes para su grado” por el comandante del V Cuerpo del Ejército, Guillermo Suárez Mason, y por Osvaldo Azpitarte, ambos condenados en los juicios de lesa humanidad.

En el requerimiento de elevación a juicio, Palazzani estableció la responsabilidad de Capella “como partícipe de los hechos que perjudicaron a las víctimas de esta causa” a partir de la correlación de la información del registro de detenidos de la U9 de Neuquén, de los vuelos del aeropuerto de Neuquén, además de los testimonios de las víctimas y del legajo personal de Capella.

Las víctimas de esta causa que permanecen desaparecidas son Jorge Asenjo, Carlos Chávez, Susana Mujica, Alicia Pifarré, Carlos Schedan, Arlene Seguel, Mirta Tronelli y Cecilia Vecchi.

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Divididos en tres grupos

Los traslados de las víctimas desde Neuquén hacia Bahía Blanca se organizaron en tres grupos. Subían tabicados, engrillados, con los ojos vendados y las manos atadas.

El primer grupo, que fue trasladado el 10 de junio de 1976, estuvo integrado por Susana Mujica, Darío Altomaro, César Giliberto, Eduardo Paris, Alicia Villaverde y Cecilia Vecchi, quienes habían sido secuestrados el día anterior en distintos lugares de la ciudad.

El 15 de junio se efectuó el segundo traslado, con las detenidas Gladys Sepúlveda, Elida Sifuentes, Nora Rivera, Eva Garrido, Raúl González, Jorge Asenjo y Carlos Schedan. Las víctimas estuvieron detenidas en la U9 hasta las 19:35 y desde allí fueron trasladadas al aeropuerto de Neuquén, donde treinta minutos después despegó el avión.

Las declaraciones de las víctimas coinciden en que subieron, con los ojos vendados y las manos atadas, a una aeronave que viajó durante una hora y aterrizó en un sitio desde el cual fueron transportadas por tierra durante media hora hasta el centro clandestino de Bahía Blanca. Un día después, a las 21:10, fue trasladado el tercer grupo, conformado por Eduardo Buamscha, Pedro Maidana, Miguel Pincheira, Argentina Seguel, Dora Seguel, Alicia Pifarré y Carlos Chávez, secuestrados en el operativo represivo de Cutral Co.

La Fiscalía consideró que Capella “realizó un aporte fundamental que contribuyó al logro de la ejecución de los hechos que perjudicaron a las 20 víctimas de la causa, toda vez que piloteó los vuelos que las transportaron desde la ciudad de Neuquén hasta Bahía Blanca donde fueron mantenidas en cautiverio y torturadas en el centro clandestino y ocho de ellas luego fueron asesinadas”.

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“Los militares sabían que los traslados terminaban con la desaparición”

“Los represores neuquinos sabían que luego de ser secuestrados y torturados, uno de los destinos de sus víctimas podría ser precisamente la desaparición”, explicó Juan Cruz Goñi, abogado querellante por la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) en los juicios por delitos de lesa humanidad.

En diálogo con LM Neuquén, Goñi recordó que el año pasado la Cámara Nacional de Casación Penal confirmó el procesamiento del jefe de Inteligencia del Comando de la VI Brigada, Oscar Reinhold; del jefe de personal, Luis Farías Barrera, y de los integrantes del personal de Inteligencia del Ejército, Jorge Molina Ezcurra, Sergio San Martín y Jorge Di Pasquale, por los ocho desaparecidos que nunca regresaron de su paso por el centro clandestino de Bahía Blanca, tras ser secuestrados en Neuquén en junio de 1976.

Anteriormente, la Cámara Federal de General Roca, presidida por Ricardo Barreiro, se había pronunciado respecto de la falta de responsabilidad de los imputados señalando que no eran responsables de lo que ocurría fuera de su jurisdicción. “Nosotros impugnamos esa teoría porque entendíamos que contradice la propia dinámica del plan criminal durante la dictadura. Ellos sabían que luego de ser secuestrados y torturados uno de los destinos podría ser la desaparición”.

El abogado de la APDH comentó que “el hecho de que en Neuquén aún no funcionaba el centro clandestino La Escuelita no puede liberarlos de responsabilidad a los militares neuquinos por el destino de las víctimas que fueron trasladadas a Bahía Blanca. No es necesario apretar el gatillo para ser responsables del homicidio”.

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