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La Mañana Entrevista

"Muchos quieren que yo me convierta en Pablo Escobar"

Juan Pablo Escobar. El hijo del probablemente mayor narcotraficante de todo el continente dice que fue el mejor padre del mundo y uno de los criminales más grandes del siglo XX.

Paula Bistagnino

Especial

El parecido es notable. Juan Pablo Escobar tiene no sólo los genes sino un tremendo parecido físico con su padre. Y ahora también el nombre. Es que hasta hace unos años, su nombre era Sebastián Marroquin. Con ese nombre escapó de Colombia junto a su madre y su hermana menor a los 14 años, cuando su padre fue finalmente asesinado. Acá, después de que un grupo de periodistas lo descubriera, asumió su identidad y tomó su verdadero nombre. Aunque es arquitecto, desde entonces mucho de su vida ha girado en torno de la de su pasado y de ser “hijo de”: primero con un documental y luego con el libro Pablo Escobar, mi padre, del que se vendieron cientos de miles de ejemplares y que se tradujo a 14 idiomas. Ahora acaba de publicar el libro más revelador: Pablo Escobar in fraganti. Lo que mi padre nunca me contó. “Este es el libro más fuerte, en el que cuento todo, incluso comprobado con fotos que mi padre y la CIA y la DEA trabajaban juntos… Con esto terminé de renunciar a mi visa para ingresar en los Estados Unidos algún día”, dice el hombre.

Mi padre se vanagloriaba de mandar un cargamento de 500 kilos; los narcotraficantes de hoy meten 4 mil en una vez”.

La conexión entre su padre y la CIA y la DEA está confirmada.

Esto demuestra que en esto no hay ideología y que lo único que mueve este mundo y a estos hombres es el dinero. Creo que el capítulo titulado “El tren” es el más importante y que ni la mejor ciencia ficción podría contar: es el que cuenta cómo mi padre mandaba droga directamente desde el aeropuerto de Medellín al de Miami en connivencia con una aerolínea, claro, en la que hubo una trama de corrupción enorme en la que estaban enterados del primero al último de los empleados pero también las autoridades de los Estados Unidos.

Siendo casi un niño, estuvo 20 días en la cárcel de La Catedral con su padre.

Sí, porque mi padre me hizo ir a visitarlo allí porque sabía que querían matarme y me hizo quedar. Y ahí escuché la mayoría de estas historias.

Uno de los entrevistados del libro es quien fuera el tesorero de su padre.

Era un hombre absolutamente desconocido por todo el mundo. Estaba más escondido incluso que mi papá porque era el hombre que manejaba el billete. Era el hombre que nos mandaba toneladas de dinero.

¿Cuánto dinero llegó a ganar su padre?

Muchísimo. En la ruta que cuento en el capítulo “El tren” hago un cálculo estimado: mandaban 800 kilos de cocaína cada semana a los Estados Unidos, a lo largo de tres años. Si supusiéramos que durante dos meses no mandaban cada año por vacaciones o complicaciones, pudieron enviar unos 92 mil kilos de cocaína con unos 800 millones de dólares de ganancia para la organización de mi padre y unos 500 para la Agencia (la DEA) y unos 4 mil para los cárteles de los Estados Unidos de los que hasta hoy no sabemos nada. Luego se distribuía por correo, y por cada kilo enviado desde Colombia se cortaban ocho.

Cierra el libro con un capítulo titulado “Una segunda oportunidad”.

Sí, le pido ese derecho a la sociedad porque creo que todos nos lo merecemos. Con esto he querido hacerme cargo de quien soy: lo que se siente haber crecido al lado de Pablo Escobar, en un hogar con muchos valores humanos, que por supuesto no se practicaban fuera de mi casa. Con esto me he querido hacer moralmente responsable de los crímenes de mi padre y pedirles perdón a todas sus víctimas. Porque jamás he defendido nada de lo que él hizo. Y muchas veces le pedí que dejara de poner bombas.

¿La familia de su padre, en especial su abuela, no los apoyaron?

No sólo eso. Fui a una reunión con el cartel de Cali y me encontré con mi abuela paterna sentada allí, pidiéndoles a ellos que arreglaran cómo iban a repartir los bienes cuando lo mataran. Ella, como los hermanos de mi padre y mis primos… Yo hoy podría sentarme a comer con los enemigos de mi padre pero no con ellos. A mi abuela, además, mi padre le dio todo, absolutamente todo. Uno espera que la familia esté siempre de su lado, sea leal.

¿Está convencido de que su padre se suicidó y no como dicen las autoridades de que lo mataron?

Así como él dijo a los 23 años que si a los 30 no tenía un millón de dólares se suicidaba. También decía que cuando se viera rodeado usaría de los 15 tiros de su pistola 14 para sus enemigos y el último para él. Me enseñó a mí incluso cómo debía suicidarme, y me dijo que no debía ser en la boca ni en la sien, sino en el oído derecho, tal como él se lo dio.

¿Qué opina de la legalización de la droga?

Es indispensable. El problema no es el producto, sino el acto de prohibición. Si prohibiéramos la pizza pasaría lo mismo: empezaría una guerra, bajaría la calidad y el Estado perdería el control de lo que consumen sus ciudadanos, te venderían un queso que no es para pizza, y se matarían por el control de los barrios entre los pizzeros. La droga ya está legalizada: si yo quiero que me traigan droga acá, ahora, es muy fácil. Circula, está aceitado el mecanismo y todos lo saben. Se monta un show mientras el negocio evoluciona, porque mientras mi padre se vanagloriaba de mandar un cargamento de 500 kilos, los narcotraficantes de hoy meten 4 mil en una vez.

Hay un mensaje en el libro dirigido a los jóvenes que están en ese camino o que se ven tentados…

Sí, porque la realidad dista mucho de la versión hollywoodense de esta historia. Y aquí la historia del tesorero es fundamental: yo lo conocí manejando sus Cadillacs en los Estados Unidos y llevando una vida de millonario, repartiendo dólares de a cientos; ni siquiera de propina, de regalo daba 200 dólares… Ese hombre hoy está en la pobreza más absoluta, no tiene ni para tomarse el colectivo.

Dice que muchos quisieran que siga el camino de su padre, ¿nunca lo pensó?

Jamás. Tengo, entre los dos libros, más de 700 páginas de razones para elegir un camino bien distinto. La opción lógica en esa cultura mafiosa era continuar el camino de mi padre. Pero cada acción violenta suya se volvía en contra de nosotros.

¿Quién fue Pablo Escobar Gaviria?

El mejor padre del mundo y uno de los mayores criminales del siglo XX.

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