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La Mañana pandemia

Cuándo nos toca a nosotros

Nada es para siempre en este mundo arrasado por esta pandemia que da cuenta de la fragilidad de la vida.

En Israel, ayer un grupo de alumnos de una escuela primaria estalló de alegría cuando su maestra les dijo que no tendrán que usar más el tapabocas dentro del aula. De inmediato los chicos destruyeron, con desbordante felicidad, sus máscaras. Así, Israel, ante la baja cifra de contagios y muertes por coronavirus, le puso punto final al uso obligatorio del barbijo en los lugares públicos cerrados. Más de 5 millones de personas (la población es de 9,3 millones) han sido vacunadas con las dos dosis y actualmente adolescentes de 12 a 15 años comenzaron a recibir su vacuna.

En Hungría, al estadio Puskas Arena se lo vio repleto de espectadores (unas 65 mil personas) en el partido entre la selección local y Portugal por la Eurocopa. Así, el estadio ubicado en Budapest se mostró ocupado al 100 por ciento por los simpatizantes húngaros que debieron mostrar su certificado de vacunación o que ya tuvieron el virus -en el caso de los extranjeros, el PCR negativo- para poder ingresar y disfrutar de un partido de fútbol como lo hacían antes de la pandemia.

En Italia, uno de los países más atacados por el coronavirus (registra más de 127 mil muertos), más de 40 millones de personas, que residen en una docena de las regiones, es decir dos tercios del país, volvieron a moverse sin restricciones y hasta pueden organizar casamientos e invitar a sus casas a cuantos familiares y amigos se les dé la gana.

Postales de una cotidanidad que está muy lejos de nuestro presente y futuro más próximo. Nada es para siempre en este mundo arrasado por esta devastadora pandemia que puede obligar a que esas postales vuelvan a reflejar la fragilidad de la vida.

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