La reciente aparición de un malbec de Mendoza, Uruguay, sirve de ejemplo para explicar qué son y para qué sirven realmente las indicaciones geográficas y de procedencia.
Especial
Desglosadas, se pronuncian "indicación de procedencia" e "indicación geográfica", y para entender la importancia y usabilidad de estas indicaciones que remiten al origen del vino y de la uva, conviene poner un ejemplo. En la última Prowein, feria de vinos llevada a cabo en Düsseldorf, Alemania a mediados de marzo, estalló la disputa por un malbec uruguayo cuyo origen estaba indicado en la etiqueta como Mendoza.
El asunto es, en el fondo, qué lugares tienen derecho al uso toponímico en la etiqueta y cuáles no, a fin de no confundir al consumidor. Ahí es cuando una IG o una IP resultan claves.
Indicaciones geográficas
Las indicaciones geográficas son la menor unidad posible que protege la ley. Son, también, zonas que por hacer vinos diferentes pueden aspirar a tener registrada su marca como una zona en el mundo. Hoy Argentina está en pleno proceso de registración de nuevas IG –ya son más de 80-, un poco porque el conocimiento cada vez más fino de los de los terroirs así lo permite, y otro poco porque el negocio de exportación obliga definirlas y protegerlas.
Las IG son las unidades menores porque protegen sobre ellas se construye la arquitectura de las procedencias. Un ejemplo es mejor que una explicación. En la zona alta de Mendoza, contra la cordillera frontal, hay una serie de IG registradas por el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Nacieron de la voluntad de los viticultores y las bodegas por darle un origen –y protegerlo al mismo tiempo– a sus vinos. Así, Vista Flores, La Consulta y Paraje Altamira (en rigor un pedacito de La Consulta) son marcas comunes que pueden usar en las etiquetas sólo aquellos vinos cuya uva proceda de esas zonas. La aclaración de las uvas es pertinente: en Mendoza las bodegas no siempre están en la IG que produce la uva.
Las tres zonas que mencionamos están, a su vez, dentro otra IG, como Valle de Uco, que además está dentro de una provincia reconocida como IG, que es Mendoza. Supongamos que un vino tiene por origen en Altamira y Vista Flores, el nombre que figurará en la etiqueta es la de la IG que las contiene: Valle de Uco en este caso. Y si son más grandes las regiones que cruza, Mendoza, Cuyo o Argentina.
Las IG protegen del abuso comercial a aquellos vinos cuya característica pueda ser atribuida a su origen. Siguiendo el ejemplo del vino uruguayo, su Mendoza poco tiene que ver con la Mendoza. De esa forma, el consumidor al menos tiene la garantía de que cuando compra un malbec de Altamira, Valle de Uco o Mendoza, compra un gusto que está reconocido.
80 son las nuevas IG que ya se registraron en Argentina.
Indicaciones de procedencia
Se emplea para los vinos de mesa y regionales. No protege un tipo de vino o de sabor, sino que reconoce el origen para los vinos que no tienen aspiraciones de un gusto determinado por el sabor. Por eso, las IP son zonas amplias, cuya descripción no está asociada a las condición de un lugar, sino al uso de una marca común de ubicación: Mendoza, La Rioja, Salta.
¿Qué es una DOC?
Algunos malbec de Argentina, sin embargo, llevan la sigla DOC, que resumen “denominación de origen controlada”. En el fondo, es una IG que además se puso de acuerdo acerca de cómo elaborar un vino, con qué rendimientos, tiempo de crianza y tiempo de estiba. En nuestro país existe DOC Luján de Cuyo para Malbec y DOC San Rafael para todos los vinos que provengan de ella (es díscola).
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