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Rafael Humberto Tito Castro: Perfora... ciones, mi club

Un ypefiano de ley. Escribió sus recuerdos en este libro en donde da a conocer los sucesos y figuras del amor por el deporte, por su club, describe la historia del club social y deportivo relatado con gran maestría, con ardua y apasionante tarea en la que investigó y extrajo conclusiones.

Hemos publicado la historia personal y familiar de don Rafael en diferentes oportunidades. Nació en Plaza Huincul el 15 de noviembre de 1920. En ese entonces no había registro civil así que fue anotado dos años más tarde. Realizó la escuela primaria ahí y como no había escuela secundaria debió trasladarse a Chos Malal, pueblo en el que permaneció un año, alojado en el hogar de sus tíos. Luego fue enviado a estudiar a Buenos Aires, al reconocido Colegio Pío Nono hasta el tercer año.

Su padre había muerto dos meses antes de que él naciera y su madre cuando tenía diez años. Así es que a su regreso a Plaza Huincul se quedó a vivir con sus hermanos. En 1937 Rafael ingresó a trabajar en YPF como cadete, junto con sus hermanos, en la cooperativa del personal. Mientras trabajaba en la por entonces empresa estatal, la gobernación neuquina ofreció becas para estudiar agronomía en la localidad bonaerense de Pilar. Rafael accedió a una vacante y, poco tiempo después, se recibió de técnico agrónomo. El título le permitió acceder a trabajos más exigentes dentro de YPF, por ejemplo jefe de Sector en el yacimiento de Parque Nacional Mosconi en la década del 40. En Cutral Co conoció a Yolanda Soler, miembro de una antigua familia asentada en la capital neuquina, que ejercía como maestra en la escuela 113 junto a su hermana, la recordada Quita, también maestra.

Rafael y Yolanda se casaron en esta capital a fines de la década del 40 y tuvieron cuatro hijos. Uno de ellos, el afamado médico Dr. Jorge R. Castro.

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En su libro nos relata la historia del Pozo 1: analiza su descubrimiento y narra el nacimiento de su Club Perforaciones, entre tantas otras. La descripción de Plaza Huincul es poética: “Un desierto inhóspito, árido, una estepa con su vegetación achaparrada, sacudida por fuertes vientos que movían sus médanos de arena de un lado a otra, sin agua, se la conocía como un lugar de lomas achatadas, de acuerdo con la concepción mapuche de nombrar geográficamente a las regiones de acuerdo con sus características naturales. El doctor Gregorio Álvarez, en su libro Historia, geografía y toponimia del Neuquén, establece que Plaza Huincul proviene del mapuche pullag (aplastado, chato), corrompido por nuestro idioma, por el oído de viejos millicos que desconocían la fonética de la lengua indígena en plaza,mientras que Huincul significa loma, por lo que podemos traducir su nombre como Loma Chata.

En su libro Tierras del Confín, escrito en su estancia de Quila Chanquil, don Félix San Martín dijo: “Conservamos la visión exacta del yermo que era Plaza Huincul, cuando a caballo entre Neuquén y a la sazón punta de rieles del Ferrocarril Sud y en cordillera lugar de nuestra residencia desde 1907”.

“Mísera aguada sobre el centro de la travesía entre Arroyito y Santos Domingo, era el punto obligatorio de alojamiento de todos los que tranqueábamos esa huella. A la vera de la vertiente que manaba del fondo del barranco que de allí partía y se desarrollaba en un zanjón, había levantado su vivienda doña Carmen Funes, más conocida como la Pasto verde, sobrenombre que le venía de su juventud cuando era una de las tantas mujeres heroicas que siguieron a nuestros batallones en la Conquista del Desierto”.

“Y allí mismo en medio de aquel erial, cientos de torres que parecen atalayas al infinito, denuncian hoy los yacimientos Petrolíferos Fiscales en los que se agita una población de cuatro mil almas”.

El relato nombra a los pioneros que arribaron a esas tierras. Con el descubrimiento del petróleo, se generó el nacimiento de nuevos pueblos, Plaza Huincul, Challacó y Cutral Co. Challacó es una población vecina a Plaza Huincul, su nombre mapuche significa “Agua de ollas”. Cutral Co fue fundado oficialmente bajo el nombre de Pueblo Nuevo el 22 de octubre de 1933.

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Contratapa del libro.

Contratapa del libro.

La historia del Club Atlético Perforaciones

Cuando se descubrió el Pozo 1 eran tiempos difíciles, no había campos de deportes. En 1920 se creó el club deportivo Los Andes, nombre que se mantuvo hasta 1924 cuando un grupo de trabajadores dirigieron una nota a las autoridades informando que pasaba a llamarse Club Atlético Perforaciones. La nota lleva la fecha de fundación 9 de mayo de 1924. La comisión directiva estaba formada por:

Presidente: Elías Deimundo.

Vicepresidente: Miguel Garnero.

Secretario: José Salcedo.

Tesorero: José de Simone.

Entre todo el análisis de las distintas comisiones que formaron el club, en marzo de 1932 asumió la comisión directiva presidida por el señor Máximo Pico, a la que le cupo el honor de marcar con el ejemplo de su gestión el camino a recorrer al que se le aportó una fuerte voluntad de trabajo y sacrificio para darle a la institución la dimensión deportiva, social y cultural que ostentaba.

El relato de Tito es minucioso: fueron muchos los trámites y la manera de obtener fondos para la construcción de la sede del club. Una sub comisión destacable es la de fútbol: Tito la considera una de las más difíciles por el contacto directo que había que tener con los jugadores y la provisión de los equipos de camisetas, botines, medias y pantalones. Otro problema era obtener los fondos para pagarles el viaje y la comida cuando venían de otro lugar. Por suerte los hinchas del Club colaboraban con voluntad y desinterés.

Otra subcomisión que destacó es la de básquet, la de tenis, la cancha de pelota a paleta, la subcomisión de tiro, ajedrez, atletismo, automovilismo, (Turismo Carretera).

En la primera subcomisión de prensa estaba Rafael. Página a página se nota su pasión: numerosos integrantes del club son analizados detalladamente en el transcurso del libro.

Por ejemplo, la señorita Inés Guerrero: fue secretaria rentada del club. Junto con otras jóvenes actuaron en las subcomisiones de fiestas que presidieron Juan José Rodríguez Juárez, Roberto Storioni, el Cholo Maraury, Viñas y otros.

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Escuela N° 22 General José de San Martín. Plaza Huincul en su centenario (1886-1996).

La escuela fue creada el 1 de noviembre de 1896 en Chacay Melehue. localidad situada al norte de Chos Malal: el chacay es un arbolito regional. Según el Sr. Vuletin su significado es “donde hubo antes Chacayes”.

Las esposas de los pioneros, como la esposa de Juan Soufal, les daban clases a los niños que no tenían ningún tipo de instrucción. El ingeniero Cánepa y su esposa hacían lo propio.

En 1924 el presidente del directorio de YPF, Coronel Enrique Mosconi, dona al Consejo Nacional de Educación fondos para las construcciones de más aulas y separación de sanitarios con pabellones para varones y mujeres para la escuela de Plaza Huincul.

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Escuela 22.

Escuela 22.

Escuela N° 22: “Faro que alumbró el camino de la educación a la niñez ypefiana”. “Templo sagrado de enseñanza”, donde recibieron su educación primaria los hijos de las familias partícipes de la epopeya del descubrimiento del petróleo en la zona, escribió don Tito.

Primeros maestros de la escuela.

Numerosos alumnos le cantaron y expresaron su inspiración poética.

Marcelo Berbel en Esa vieja escuela:

Te tengo para siempre en las pupilas, / te llevo en el recuerdo hacia mi invierno, / cuando arrastre mis penas a otros lares, / en tus aulas cantarán mis años tiernos. / Yo también en mi niñez jugué en tu patio, / tantos años ya no me has de conocer/, de aquel limpio guardapolvo solo tengo/ la blancura que nevó sobre mi sien.

Evaristo Sánchez en El día después:

Todo es regocijo, la alegría, profunda/ el ansiado día, por fin ya llegó/ Hoy cumples 100 años de labor fecunda, / nuestra muy querida escuela 22/ fuimos invitados los viejos alumnos, / en su mayoría ya octogenarios, / a fin de encontrarnos nuevamente juntos, / aquí, donde iniciamos el ciclo primario/ He aquí mis vivencias de aquel Centenario, / fue una fiesta hermosa ¡Vaya si lo fue! / de mis emociones, como corolario, / noté que mi almohada, cuando desperté/ estaba muy mojada/ el día después.

Don José Darbesio, Pepe, se lo agradeció: “Al cumplir tus colosales cien años de vida, sembrando tu fértil semilla de sabiduría, te rindo un cálido y agradecido homenaje por ser lo que soy, y con este escrito va mi emocionada recordación. / Nuestra familia se siente muy orgullosa, ya que nuestro Padre don Santiago Darbesio, con su oficio albañil, fue uno de los obreros que construyó el edificio de esta querida escuela”.

Don Rafael Humberto Castro, Tito: “Entrego con emoción este sencillo recuerdo a mi querida escuela N° 22, dignísima exponente de la epopeya docente patagónica que, más allá del tiempo, sigue alumbrando su esperanza y su fe en la formación y educación de sus niños, que hoy ya hombres, concurren como ayer a sus aulas para testimoniarle su cariño y su orgullo por su dignísima trayectoria en estos sus 100 primeros años”.

Don Rafael Humberto Castro, Tito, falleció el 29 de julio de 2015 a los 94 años. Dueño de una mente prodigiosa hasta sus últimos momentos de vida, supo plasmar en este libro, que sintetizamos, su amor por su tierra y por el club, al que tantos años de su vida, tantas energías y sueños le dedicó.

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