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La Mañana

Tailandia impone el toque de queda por la violencia

El gobierno dio un ultimátum a los opositores "camisas rojas" para que frenen las protestas, que ya dejaron 31 muertos en cuatro días.

En tanto, los líderes del movimiento antigubernamental exigieron la mediación de Naciones Unidas para resolver el conflicto.
 
Bangkok (DPA/AFP-NA) > El gobierno tailandés exigió ayer a los manifestantes opositores que se retiren del centro de la capital antes de la tarde de hoy, mientras continuaron los violentos enfrentamientos con las tropas, que provocaron al menos 31 muertos desde el jueves.
El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, advirtió a primera hora de ayer que declararía el toque de queda en Bangkok, una medida que de momento quedó en suspenso hasta hoy.
"La situación todavía está bajo control. Un toque de queda habría tenido impacto en la gente que no está involucrada en las protestas", dijo el general Aksara Kerdpol, del Centro para la Resolución de la Situación de Emergencia (CRES), que no descartó sin embargo adoptar la medida si la situación empeora.
El CRES anunció además que hoy y mañana fueron decretados oficialmente días festivos, en un intento por mantener a los ciudadanos alejados de las calles.
 
Sin solución pacífica
Anteriormente el Gobierno había llegado a la conclusión de que ya no es posible un desenlace pacífico para las protestas, según señaló Abhisit en un mensaje televisado: "Terroristas armados son responsables de la violencia. El Gobierno debe frenarlos".
Mientras, el Ejército intenta aislar por completo la zona de unos tres kilómetros cuadrados en la que se encuentran atrincherados los llamados "camisas rojas". Las autoridades cortaron el agua y la luz en el lugar y no dejan pasar alimentos. Muchas mujeres y niños, que desde hace semanas acampaban con los manifestantes, ya abandonaron la zona, pero se estima que aún quedan varios miles de opositores. Los líderes del movimiento anunciaron que resistirán hasta el final.
En el barrio comercial de la capital se alzaban columnas de humo. El Ejército aseguró que en la zona se estaban registrando fuertes tiroteos. Los soldados, portando armas de fuego, se parapetaban en las entradas de las viviendas y tras los setos, mientras los manifestantes les arrojaban cócteles molotov y bombas incendiarias.
Según informó el diario "Bangkok Post" en base a fuentes sanitarias, ayer murieron otras dos personas, con lo que la cifra de muertos desde el jueves asciende a al menos 31 personas. Además unas 230 personas resultaron heridas, incluidos cuatro periodistas y cinco extranjeros. Lo que lleva el balance total a 59 muertos y más de 1.700 heridos desde el comienzo de la crisis, a mediados de marzo,
Miles de "camisas rojas" llevan desde el 3 de abril ocupando las calles del distrito comercial de Bangkok en reclamo de la renuncia de Abhisit y la disolución del Parlamento.
 
Mediación de la ONU
Luego de tres días de enfrentamientos en Bangkok, continuaban este domingo los disparos y explosiones sin que el Ejército logre doblegar a los "camisas rojas" antigubernamentales, que propusieron negociaciones con la mediación de la ONU.
Los manifestantes, que se enfrentan violentamente con el Ejército, pidieron la mediación de la ONU, propuesta que fue inmediatamente rechazada por el Gobierno.
"Pedimos al Gobierno que cesen los disparos y que retire a los soldados" que rodean el barrio ocupado por los manifestantes desde principios de abril, declaró Kokaew Pikulthong, dirigente del movimiento.
Los soldados no vacilan en disparar contra los manifestantes. Estos, por su parte, reforzaron las defensas de su campamento y algunos de ellos llevan a cabo operaciones de guerrilla urbana con cócteles molotov, piedras y a veces armas de fuego.
Aunque el primer ministro propuso una solución política al conflicto, ahora tiene una posición mucho más dura. Consciente de que se encuentran en un callejón sin salida, la oposición hizo un llamamiento al rey Bhumibol Adulyadej, considerándolo la "única esperanza" para encontrar una solución pacífica a la crisis. Las manifestaciones, seguidores del depuesto  primer ministro Thaksin Shinawatra, consideran que el gobierno de Abhisit es ilegítimo y lo acusan de servir a las élites de Bangkok.

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