Se viene el inicio de las clases en un contexto de inflación que llevó a la canasta escolar por las nubes.
Arrancó el segundo mes del año. Pareciera que hasta el otro día estábamos levantando las copas por la llegada del nuevo año, pero de ellos ya pasaron cinco semanas. Y además estamos en un año especial, porque en este 2023 habrá elecciones y eso dominará cada una de las variantes que hacen a nuestro andar.
Es que mientras el dólar sigue coqueteando con los 400 pesos, en la mayoría de las casas -relevadas o no por el censo, que es otra polémica que nos dejó la semana- hacen números por el inminente inicio de clases. La canasta escolar está bastante “saladita”, y ni que hablar de las cuotas si los chicos van a colegios privados. De seis cifras son algunos de los precios que se barajan en las instituciones del rubro por estas tierras.
Pero más allá de la escuela pública o privada, también están los útiles, las mochilas, los zapatos y los uniformes. Dicen que el trueque y los remiendos juegan un papel preponderante en estos tiempos inflacionarios.
“La plata no alcanza para nada”, me dijo una vecina que venía de comprar los remedios para su marido. Y si es que el billete más importante de nuestra fauna apenas que significa 2,5 dólares. Y por la devaluación de la moneda, o para que se note la inflación -que en definitiva son una pareja de novela con idas y vueltas capítulo tras capítulo-, es que aparecerá en pocos meses el billete de 2 mil pesos, que para entonces no alcanzará para mucho.
El valor se diluye entre las manos cual arena o como los días en el calendario, si el 16 de abril, día de las elecciones provinciales, ya están a la vuelta de la esquina. La semana que viene, los que quieren ser candidatos tendrán su última chance, y después arrancará el carnaval (la campaña).
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