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Vaca Muerta: Gas, inversiones y futuro

El volumen de gas es enorme, pero la curva de producción es frágil sin inversiones sostenidas. Las quejas empresarias, la transición política y el potencial de la formación geológica que cambió la matriz energética del país.

Solo el 4% de Vaca Muerta está en explotación, la segunda mayor reserva de gas no convencional del mundo y la cuarta de petróleo. En el segmento gasífero, la matriz energética cambió drásticamente con una sobreoferta del recurso que busca con urgencia infraestructura y mercados para poder salir, al mismo tiempo que los inversores manifiestan preocupación por las tarifas y el precio del gas. Ese 4% es un botón de muestra de lo que Vaca Muerta puede aportar al país, pero al mismo tiempo, el polo productivo está entrampado entre la política y la falta de mercados.

El potencial de la formación geológica es mucho mayor, sin embargo, ha tenido como tope la crisis de la macroeconomía y su consecuente caída del consumo y la falta de capacidad de transporte. Si el contexto continúa con dificultades similares y las inversiones van a la baja, Argentina podría ingresar en un escenario paradójico con Vaca Muerta como corazón productivo de hidrocarburos pero al mismo tiempo tendría que salirse a importar fuel oil para generación eléctrica.

En septiembre, la producción gasífera mensual de Neuquén se componía de la siguiente manera: el 45% venía del shale con 1021 millones de metros cúbicos, el 27% del tight con 603.404 m3 y el 28% de reservorios convencionales con 638.904 m3 -estos dos últimos, en declino-. Así lo describe el informe estadístico del Ministerio de Energía y Recursos Naturales de Neuquén.

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Los datos de producción y la curva de aprendizaje confirman el potencial de Vaca Muerta: hasta 2012, cuando se nacionaliza parcialmente YPF, el objetivo era conseguir el autoabastecimiento; desde 2016 el problema son los excedentes. Los planes para evacuar el recurso incluyen ampliar los gasoductos para el abastecimiento interno, las exportaciones sin interrupción a Chile y el GNL para hacer envíos al sudeste asiático.

Vaca Muerta puede aportar un gigantesco volumen de gas, pero si las empresas productoras no sostienen la actividad de perforación y de las fracturas -que cayeron drásticamente en octubre a 310, según NCS Multistage-, pronto la curva de producción empezaría a declinar.

Entre los consultores que más escuchan en la industria también trazan un panorama complicado si bajan las inversiones. En invierno del 2021, señalan en algunos ámbitos del sector, las áreas de la Cuenca Neuquina podrían disminuir de 90 millones de m3 diarios a 70 si la inversión es cero.

El crecimiento de Fortín de Piedra, bajo la órbita de Tecpetrol del Grupo Techint, es el más impactante, porque el shale gas, gracias a los fondos de la resolución 46, llegó a los 17,5 millones de m3 diarios en diciembre de 2018. Hoy, le quitó el pie al acelerador y ronda los 14 millones.

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“Yo creo que la demanda tiene que pagar el costo del producto que consume. Después, si hay un sector que requiere de ayuda, hay que encontrar una respuesta, la solución para ese caso. No se puede pedir que quien invierta asuma de entrada una pérdida, porque no va a poder recuperar el costo de lo que busca desarrollar. Tiene que haber ciertos entendimientos básicos”, sostuvo Carlos Ormachea, presidente de Tecpetrol, en el Congreso de Producción y Desarrollo de Reservas 2019 del IAPG, en Mar del Plata. “El productor no debiera necesitar ayuda de nadie, sino vender su producto al valor de lo que el producto vale”, añadió.

“Si queremos un desarrollo fuerte, vamos a necesitar la planta de licuefacción y tenemos que crear las condiciones desde el punto de vista regulatorio para posibilidad una inversión de este tipo”, dijo Javier Martínez Álvarez, presidente de Tenaris Cono Sur, en una conferencia que brindó en la Oil & Gas Argentina 2019 (AOG).

En aquella exposición de la industria, los empresarios que participaron del Encuentro con los CEO coincidieron en tener un marco regulatorio estable y a largo plazo para garantizar el negocio. “Estamos acostumbrados a gestionar cambios en los ciclos de largo plazo. Pero, con tantas modificaciones en las regulaciones, se vuelve muy difícil”, se escuchó en boca de otro referente del sector respecto de la secuencia de intervenciones en el sector de gas, como la pesificación del precio para el segmento regulado.

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