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El drama de un joven neuquino en Andorra

Con quienes compartía casa se fueron sin previo aviso y quedó en la calle en medio de un caos inmobiliario en el país. Un plan del Gobierno Argentino le brindó alojamiento gratuito y ahora espera poder volver junto a otros neuquinos.

Miles de argentinas y argentinos están varados por el mundo en medio de la pandemia que les impide regresar. Países como Andorra son sucursales argentinas con más de dos mil ciudadanos que, sumado a las condiciones expuestas por el coronavirus, deben afrontar los gastos no previstos, los despidos injustos o, en el caso de Julián Gutkin, un joven neuquino de 19 años, no tener lugar donde vivir.

Julián viajó a hacer su primer doble temporada a Andorra. Es que quienes trabajan de instructores de snowboard no pueden hacerlo todo el año en un mismo país, por lo que deben perseguir los inviernos y la nieve. San Martín de los Andes fue su debut y, rápidamente, encendió el sueño de irse a Estados Unidos o Canadá, aunque, las burocracias de los visados le bajaron el pulgar y optó por Andorra. Claro, que nunca imaginó que lo iba a agarrar una pandemia mundial en medio de su formación y mucho menos que lo iba a hacer sin lugar donde vivir.

En diálogo con LM Neuquén, Julián contó su drama. “La mayoría de la gente que viene por primera vez lo hace sin laburo, a buscar suerte. Nosotros caímos con mi amigo, sin casa y sin trabajo”, aseguró.

“Conseguimos casa y empezamos con lo que es la búsqueda de laburo, si bien ambos somos instructores buscábamos laburo de lo que sea. Si teníamos que lavar platos no había problemas”, dijo.

Pasó un mes, en el que los recursos ya se estaban acabando, cuando para su fortuna, apareció el laburo de instructor el 31 de Diciembre. “Sinceramente la pasé bastante mal, porque era un panorama lejano el de conseguir trabajo. Había mucha gente y muy pocos puestos porque la temporada no había terminado de explotar por falta de nieve y de turismo”, contó.

Sin embargo, la ilusión de la doble temporada no iba a durar más que un mes para el neuquino, ya que el 13 de marzo, tras una semana de incertidumbre, dieron aviso del cierre de la montaña.

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Drama inmobiliario

Aunque a él le liquidaron el sueldo se armó un gran revuelo en Andorra por este tema. “Grandes empresas y hoteles de la ciudad echaron gente sin pagarles”, por lo que gran cantidad de argentinos quedaron varados y sin dinero. La única certeza que tenían era la de tener un pasaje de regreso con fecha incierta.

Ni el gobierno de Andorra ni las empresas brindaron una solución a los desamparados y la solidaridad colectiva, organizada vía Facebook fue lo más cercano a una respuesta. “Hay muchos grupos de argentinos en Andorra que siempre se dieron una mano. Son muy consultados y, con esta situación, mucho más. No es agradable que te agarre una pandemia afuera de tu casa. No sabés cómo actuar”, explicó el joven de 19 años.

Sumado al oportunismo de las empresas que, a costa de la gente, pudieron paliar su economía, se sumó el problema inmobiliario en el país.

“En abril no se pagó a nadie y en marzo la gente cobró poco y no llegan a pagar los alquileres”, advirtió.

Aunque algunas inmobiliarias congelaron los precios y otras hicieron descuentos, algunos trabajadores no pudieron seguir pagando sus alquileres. Lo cierto, además, es que la mayoría de esos contratos terminaban junto con la temporada en abril y la posibilidad de extender o de volver a alquilar era nula.

Eso fue lo que le pasó a Julián, que se enteró de su situación de calle cuando las personas con las que vivía, un hombre y una joven pareja, le notificaron que dejaban el lugar. Tras varios intentos de arreglos económicos para poder quedarse en el departamento, todo terminó en una pelea y con el joven neuquino de patas en la calle.

“Yo nunca me imagine que se iban a ir. Para todo esto no tenía donde caer muerto”, aseguró.

Aunque uno de sus amigos intentó auxiliarlo, no consiguió que lo acepten en una casa, por lo que, en plena pandemia, no tuvo más opción que mandar un mail al gobierno de Andorra.

“Yo nunca me espere que respondan tan rápido”, admitió el neuquino y siguió: “Pero pasaron cuarenta segundos de haber mandado el mail y un pibe del Gobierno se comunicó conmigo”.

Coordinaron una cita en un complejo habitacional y a las pocas horas, después de llenar algunos formularios, presentar su pasaporte y medirse la temperatura, Julián consiguió alojamiento gratuito.

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Acuerdo entre gobiernos

El Gobierno argentino fue claro y contundente, en palabras del presidente Alberto Fernandez: “Solo vamos a dejar ingresar al país a los mayores de 65 años, el resto va a tener que esperar”. Pero también fue sincero con respecto a la ayuda que recibirían los y las argentinas varados en el extranjero: “Estamos reunidos con nuestros ministros y embajadores para enviar ayudas a los ciudadanos que se encuentran en el exterior”, había dicho en una entrevista en Cortá por Lozano en Telefe.

Y esa ayuda llegó hasta Andorra. En un plan, parte del acuerdo entre el Gobierno argentino y el andorrano, se financió la estadía de aquellas personas que no tengan la posibilidad de solventarse por sí mismas y se encuentren en situación de calle fuera del país. "Estos alojamientos los paga el Gobierno argentino y es increíble el nivel de organización que tiene todo y la calidad de los alojamientos", contó Julián, que comparte hogar con una pareja de Villa la Angostura que tampoco se pudo volver.

"Es un edificio que tiene servicio de limpieza y hasta te cambian las sábanas", dice en referencia al departamento con dos habitaciones, baño, living y cocina, en el que tiene alojamiento hasta fines de abril.

Neuquinos en Andorra

"No solo hay muchos argentinos acá, somos muchas personas de Neuquén que estamos todos esperando a ver cuándo nos podemos volver. Porque, por mas que sea lindo el lugar donde estamos, yo quiero estar en mi habitación, no quiero estar acá gastando ni generando un gasto al gobierno”, se responsabilizó el joven neuquino. “Quiero llegar y, aunque tenga que alquilar un departamento para hacer la cuarentena solo, sentir que estoy cerca de mi familia", agregó.

"No tenemos ninguna confirmación, ni fechas estipuladas, pero si me dicen que puedo viajar mañana... viajo”, aseguró en referencia al vuelo del 5 de abril que fue cancelado por la prohibición de entrada al territorio argentino: “Estoy desesperado, quiero volverme ya. Ahora puedo estar un poco más tranquilo, pero la pasé verdaderamente mal".

"La única certeza que tengo es un acuerdo que hice con mi familia, de que me voy a quedar en Andorra y no me voy a mover de acá hasta que no se solucionen los vuelos", dijo en referencia a la posibilidad de irse a algún otro país europeo para intentar viajar. "No me pienso ir a España porque es el centro de la pandemia", dijo en referencia al país con más de 140 mil infectados y casi 14 mil muertos.

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Situación en Andorra

Ahora, más relajado, puede analizar la situación desde otro lugar y observar cómo se vive la cuarentena en Europa: “En Andorra se ve mucho patrullero en la calle. Si te ven te preguntan adónde vas y que solo hagas lo que saliste a hacer y te vuelvas".

Además, contó cómo es ir a hacer las compras al supermercado. “Son estrictos a la hora de salir. Son súper organizados...hay un supermercado donde si vas de a dos solo puede entrar uno y, cuando entrás, te toman la temperatura y te dan guantes, que te tenés que poner sí o sí”.

Aunque claro, la lógica humana parece repetirse en todos los continentes. “También hay bastantes personas que salen a hacer camping en la montaña. Los ven por las cámaras de seguridad y después salen en las noticias. Pero en general la cuarentena se respeta”.

“Por suerte, la situación en Andorra está bastante controlada”, dijo en relación a la realidad del país, que tiene a razón de unos veinte contagiados nuevos por día. Con un total de 545 infectados y 22 muertos.

Preocupación de la familia

Casi 12 mil kilómetros separan Neuquén de Andorra, por lo que la preocupación de la familia es algo que no va a terminar hasta que Julián regrese a su hogar. “Hablo todos los días con mi familia. Están más que preocupados... es la primera vez que salgo solo a otro lugar, con 19 años, que tampoco es que soy muy adulto”, admitió, y aseguro: “Mi viejo y mi vieja están como locos”.

Además, la situación europea, que cuentan en detalle los grandes medios, los tiene en vigilia: “Ven en la televisión la situación del mundo, que se llena de muertos y encima estamos al lado de España, que está bastante comprometida su situación. Lo que hace que su preocupación sea mayor”. Aunque terminó: “No son tontos y yo trato de dejarlos tranquilos. Estoy todo el día encerrado, y aunque ya no tenga nada que hacer, más que estar tirado en el sillón mirando el celular volviéndome loco, s que es lo mejor que puedo estar haciendo. Además, trato de tranquilizarlos”.

La incertidumbre es su alimento, sin confirmaciones de un posible vuelo de repatriación, aunque seguramente sea cuando termine abril. Lo bueno, y lo cierto, es que las calles heladas de Andorra ya no son tan frías como antes, porque ahora, al menos, tiene donde dormir.

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