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El dolor de Karina: venció al COVID-19 pero perdió a su mamá y a su mejor amiga

Karina Degenaro estuvo internada en el DUAM donde tuvo que enfrentar la perdida de su madre y su mejor amiga, víctimas del virus.

“No sé cómo ni dónde me contagié, a pesar de todas las previsiones que tomé me contagié igual”, dice a LMNeuquén Karina Degenaro, quien estuvo internada por Covid-19 en el Espacio DUAM y hace unos días recibió el alta médica. Reconocida locutora y coach ontológica, a sus 47 años logró vencer al virus pero no puede ocultar en su rostro la tristeza por la muerte de su madre, Adela, y la de una de sus mejores amigas, Marina Manzanares. También sus hijas, de 17 y 22 años, se contagiaron pero no presentaron síntomas graves.

A pesar de no saber dónde contrajo el virus, tiene la sospecha de que pudo haber sido en un cajero automático “cuando estaba cerca de un hombre que tosió” o bien de su madre “que no hacía caso, salía a hacer compras todo el tiempo y se relajó en los cuidados”. Cuenta que todos los días con sus hijas se juntaban en la casa de su madre para cocinar y almorzar. “Mi mamá vivía en una casa en el mismo terreno que la nuestra y para que no estuviera sola nos juntábamos a almorzar”.

La pesadilla en su familia comenzó cuando Adela, de 78 años y con algunos problemas respiratorios, empezó con fiebre. “Primero comenzó mi mamá con fiebre y algunos síntomas, luego una de mis hijas con vómitos y posteriormente caí yo con fiebre baja pero que con el correr de los días comenzó a subir además de fuertes dolores de cabeza y en el cuerpo”, explica. Su madre fue internada en el hospital Bouquet Roldán donde murió el 21 de octubre. "Mi mamá era una persona prácticamente sana, no tenía diabetes ni nada serio, sólo tenía problemas respiratorios", aclara.

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“Yo di todo, puse la voluntad más grande porque me quería salvar. Pero para lo que nunca me preparé fue para la perdida de mi madre”.

El día posterior a la muerte de su madre, la ambulancia llegó a la casa de Karina, a quien ya habían hisopado y la venían controlando por ser asmática. Ese día fue trasladada para su internación en el DUAM, donde se montó un hospital de campaña destinado a pacientes Covid positivos respiratorios no críticos. "Tenía neumonía y cada vez más dificultades para respirar. No me entraba el aire. Si me quedaba en casa iba a empeorar y ponía en riesgo mi vida. Me fui de mi casa con oxígeno”, explica y se quiebra de la emoción cuando piensa en que no pudo despedirse de su madre.

Los primeros días en el DUAM fueron “fatales porque la falta de oxígeno es horrible”. Sin embargo, su fuerza de voluntad la ayudó para reconvertir la situación: “Yo di todo, puse la voluntad más grande de mi vida porque me quería salvar”. Mientras estaba internada se enteró de la muerte de su amiga, Marina, a quien conocía desde 2006. "Fue durísimo la muerte de mi amiga, a quien jamás olvidaré; el Covid se está llevando gente buena", dice.

Afirma que nunca tuvo miedo porque “yo preparé mi mente para este momento y me decía que iba a salir”. Sin embargo, confiesa que “para lo que no estaba preparada era para la perdida de mi madre”.

Uno de los momentos que atesora es cuando después de más de 10 días de encierro en la sala de internación del DUAM, uno de los médicos le dijo que podía salir a tomar un poco de aire. “Salí, abrí los brazos y agradecí a Dios por dejarme vivir. Respiré ese aire, me pegó el sol en la cara y escuché a los pájaros cantar”, dijo la mujer que fue dada de alta el 2 de noviembre pasado.

“Los que trabajan en el DUAM son muy contenedores”

Antes que empezara la pandemia por el Covid-19, Karina Degenaro había empezado a escribir un libro de relatos sobre los sueños en un cuaderno artesanal. Ahora a esos relatos le sumó la experiencia que atravesó desde que comenzó con los primeros síntomas del virus, su internación en el Espacio DUAM y su recuperación.

“Jamás tuve miedo a morirme pero sí pude ver en el Duam gente que era internada y tenía miedo a morirse. También vi gente joven con sobrepeso que ha fallecido”, describe.

"Pude ver en el Duam gente que era internada y tenía miedo a morirse", dijo Karina.

Destaca la labor de todos los profesionales que trabajan en el DUAM “desde quienes preparan la comida hasta los médicos, kinesiólogos y psicólogos quienes ayudan a la gente a que no tengan miedo, a que van a salir. Todos son muy contenedores todo el tiempo y te brindan mucho cariño, la atención es grandiosa. El equipo de psicólogos nos venían a ver todos los días, yo me sentía muy contenida y hablaba mucho con ellos. Ha habido gente que estuvo muy mal y se ha salvado. Yo estuve más de diez días para recuperar los pulmones y había gente que todavía la estaba peleando, depende del cuerpo de cada uno”.

El 2 de noviembre, Karina recibió el alta médica. “Me fui con mucho aprendizaje y con otra mentalidad porque cuando vivís este tipo de situaciones uno evoluciona como ser humano y empezás a valorar las cosas que antes no valorabas”, concluye.

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