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“Yo trabajo para el público”

Vino a probar suerte huyendo de Buenos Aires. En su arribo al teatro Lope de Vega dio vida a la compañía Sur Menage, con la cual hace cinco años no ha parado de generar propuestas exitosas con textos del dramaturgo Javier Daulte. Gustavo Lioy, un laburante del teatro que se multiplica en una ciudad que le ha dado la posibilidad de prosperar como director y actor. “Si el público me da el ok, quiere decir que las cosas están bien hechas”, sentencia.

Neuquén > La post-crisis de 2000 en Buenos Aires, que trajo consigo dificultades grandes de trabajo y que tuvo como  agregado conflicto personales,  hizo que Gustavo Lioy vire su proa hacia la Patagonia. Una región que desde largos años es una suerte de “tierra prometida”, a la que arriban hombres y familias del país, en busca de una mejor calidad  de vida que obviamente incluye el plano laboral. En esta ciudad cosmopolita, Lioy, quien visitaba a familiares durante vacaciones, arribó con grandes expectativas con su valija llena de experiencia teatral. La que recogió en Buenos Aires y en sus viajes por el exterior.
Como manifestó el director y también actor, literalmente llegó con una mano atrás y otra  adelante, sin trabajo alguno y con las últimas fichas a probar suerte. Precisamente, ese golpe de fortuna quizás no tardó demasiado. Porque apenas pisó tierras neuquinas, recaló en los brazos de Alicia Fernández Rego, quien lo sumó al hoy desaparecido teatro Lope de Vega. “Siempre la Patagonia es un lindo lugar para empezar de cero. Me vine un poco huyendo de toda la situación que vivía Buenos Aires. No conocía la realidad del teatro neuquino pero ni bien llegué comencé a trabajar con Alicia Fernández Rego en el teatro Lope de Vega”, dijo Lioy, que profesionalmente comenzó su carrera como director en 2003 con el estreno de su obra “Tres deseos” (de Sergio di Tullio) en Buenos Aires.
El reducto que se encontraba ubicado en diagonal España funcionó como el punto de inflexión en la vida de este artista de las tablas. El Lope de Vega le sirvió para conformar su primera criatura: la compañía Sur Menage. “Comencé a conocer a los colegas neuquinos. Y con parte de gente del Lope de Vega armamos Sur Menage. Eso fue en 2007 y sirvió para estrenar mi obra, “Tres deseos”, recordó el director que desde los 20 años trabaja en  teatro.
En una realidad difícil en esa época –por cierres de salas tras la tragedia de Cromagnon- Lioy estrenó su obra en el recién abierto Ámbito Histrión, espacio gestado por Víctor Mayol. “Mayol y sus chicos me abrieron su puertas. Y siendo un desconocido confiaron en mí”, comentó el actor.
Luego de estreno de esa obra el director recaló en La Conrado con “Niní”, un unipersonal homenaje a Niní Marshall con Ely Navarro, que funcionó ante su buena respuesta y repercusión. “Siempre tuve la suerte de trabajar en todas las salas de teatro independiente. Por eso, cuando pienso una obra lo hago pensando en determinado espacio. Eso me da libertad para poder crear”, dijo el artista que comenzó su carrera 1995 en el grupo Baby Caviar.  
“Estás ahí” (Javier Daulte), “P.H.”, “A solas” (espectáculo de stand up), “Cocinando de Elisa” –sale género del humor-, “Fuera de Cuadro” (Daulte) fueron otras propuestas que el director llevó adelante con éxito en la que el público respondió muy bien. “Venimos produciendo mucho como grupo. Pero vivo de esto y hace que esté en movimiento continuo haciendo cosas. No me puedo dar el lujo de parar dos meses porque tengo que vivir”, afirmó el dramaturgo.      
 
Como en casa
El inicio de 2009 tuvo a Sur Menage en El Arrimadero Teatro, que tenía a otro hacedor de teatro: Raúl Ludueña. En ese techo, Lioy y compañía encontraron su hogar y precisamente en ese escenario Lioy dio vida a “El Arrimadero Cabaret”. “En cuanto a la concepción fue una puesta distinta. Hicimos 16 funciones a sala llena todos los jueves –día atípico para el teatro en la ciudad- con un elenco que se fue renovando con unos treinta actores invitados”, comentó Lioy.
Lioy, quien confiesa que se siente más cómodo en el lugar de director que en el de actor, consideró que se encontró con un buen nivel de actores, aunque consideró que trata de trabajar con gente que no tiene tanta experiencia pero sí que posee un talento. “Hay gente muy permeable a la hora de trabajar conmigo. Aceptan la propuesta, tienen un objetivo claro y quieren trabajar”, dijo el actor.       
 
Relación público
Si hay algo que la gente de esta ciudad no acostumbra a hacer seguido es interiorizarse o concurrir seguidamente a las propuestas locales. Quizás es un grupo minúsculo el que llega a las salas. Sin embargo, para Lioy con sus obras no ha pasado lo mismo. “Hay un público que va a ver todo. Desde cuando viene Florencia de la V hasta lo que hacemos nosotros y otros grupos. Hay gente que consume teatro y es un público que va creciendo. Te das cuenta porque cada vez hay más producción independiente. El hecho que desde hace cuatro años estrenara una obra por año, y este haya estrenado siete, muestra que hay un público que sigue el teatro. Creo que es inteligente y sabe elegir. No van a ver todo porque venga. Vino Arnaldo André con María Eugenia Tobal y no llenó. Y menos agregó funciones. No pienso que haya un problema de identificación. Por ahí eso sucedió cinco años atrás donde tal vez las propuestas artísticas eran otras y capaz la gente no se identificaba con eso”, manifestó Lioy.
En cada propuesta que lleva adelante Lioy, el vestuario, escenografía y puesta en escena forman algo que puede ser una  diferencia con otras compañías. “La clave está en eso. Y esto también se observa en otros grupos nuevos que se largan a producir. Lo que se hace es profesionalizar el trabajo. Y no que sea una muestra de ‘nos juntamos y salió este trabajo como salió’. Hay que cuidar todos los aspectos del teatro. Eso hace a la hora de la competencia con obras de Buenos Aires. Me ha pasado de ver puestas que vienen de afuera con buenos actores  y la escenografía es patética. En mi caso, soy muy meticuloso con esto porque lo concibo como un  espectáculo comercial si se quiere más allá si la propuesta artística te gusta o no. Cuando vas a ver una obra de Sur Menage te vas encontrar con un trabajo cuidado, el público está respetado, donde las condiciones de la sala son óptimas”, aseguró. Y agregó: “No porque sea independiente la puesta tiene que ser pobre. Uno con pocos recursos puede hacer algo que esté estéticamente bueno. El público va, ve y ya sabe después si después vuelve o no”.      
 
Jóvenes y  teatro
El interés en la formación teatral por parte de los jóvenes, según Lioy, existe pero en el ambiente de los talleres. Lo que quiere decir que  aún no existe ese gusto por estudiar o arriesgarse para convertirse en profesional.  “Los talleres tienen su afluente de gente pero no hay ese  interés para ser profesional. Les apasiona pero no para apostar a la formación. Y eso tiene que ver con esta idea instalada de que uno no puede vivir del teatro. De hecho, en la Escuela de Bellas Artes son pocos los egresados. Personalmente tengo suerte porque dos egresadas trabajaron conmigo. Fernanda Marino egresó este año y tuvo su papel en “Fuera de Cuadro”. En mi caso, me interiorizo para que no sean siempre las mismas caras. Siempre que hago un proyecto me fijo quién puede hacerle personaje. Hay muy buenos talleristas independientes. Lo que pasa, que por ahí cuesta hacerles ver que se puede sobrevivir del teatro. De hecho hoy yo lo hago. Pero no paro. Cuando vos sos independiente, el trabajo es relativo”, confesó Lioy, quien dirige una puesta infantil en Plottier y que este año tiene su programa de radio (100.2).
 
Lioy, el director
Cuando se le pregunta a Lioy dónde se siente más cómodo, no titubea un segundo y dispara que dirigir “es un lugar que le resulta placentero”. “Yo soy director. Lo actoral es circunstancial porque la realidad marca que en Neuquén no hay muchos actores varones. Entonces los directores nos prestamos a cubrir roles. A mí, actuar no me resulta cómodo y no me da placer. No es una instancia que me genere ganas, adrenalina o el goce que me produce dirigir. En algún punto necesito tener la decisión del producto que es lo que hace un director”, aseguró Lioy.
Siendo autocrítico en su actividad, el padre de Sur Menage reflexionó sobre su trabajo y aseveró que todavía le falta mejorar en los aspectos técnicos. “Por ejemplo lo lumínico me interesa mucho. Veo el trabajo de los chicos del Histrión y es brillante. Es algo en lo que me gustaría involucrarme más. Otra cosa que me gustaría profundizar es la dirección de actores dado que no soy maestro de actores. Entonces recurro a profesionales. Pero hay personas como Lala Vega, Elsa Hernández, que tienen una formación de alumnos y después llevan adelante una obra. Eso está bueno”, señaló el actor.     
Trabajador incansable que se multiplica para estar siempre ligado a lo suyo de alguna manera, Gustavo Lioy se va ganando un espacio y respeto en la escena neuquina. Sus trabajos lo han avalado y la gente adulta y joven que hoy se despierta por el teatro responde a cada una de sus  propuestas.
Hoy el hombre que vino a probar suerte huyendo de Buenos Aires ha encontrado en esta parte del Sur su sillón como director. En una casa como El Arrimadero que le permite vivir del y para el teatro.
“Ya hace dos años que vivo exclusivamente del teatro. La prosperidad que me dio Neuquén como artista no me la dio ningún lugar del mundo hasta hora. He tenido la oportunidad de trabajar en España, Nueva York y Buenos Aires. Pero la posibilidad de vivir del teatro la conseguí en Neuquén”, sentenció este hombre de las tablas. Y afirmó: “Puede venir la crítica de alguien, de colegas o Javier Daulte y decirte ''mmm, no''”. Pero yo trabajo para el público. Si el público me da el ok las cosas están bien hechas”.

El gusto por Daulte


En sus cinco años de carrera desde que se afincó en la ciudad, los textos de Javier Daulte han funcionado a la perfección en Sur Menage, que ya hizo cinco obras del dramaturgo que goza de éxito en España y que estuvo de visita en El Arrinadero, donde se realizó el Festival Daulte. “Me identifico mucho con sus textos. Que él viniera a El Arrimadero es como lo más importante que le pasó en la carrera de Sur Menage. Un dramaturgo de esa talla que venga a ver sus obras interpretadas por nosotros  y que las apruebes fue alucinante. Es como si viniera el padre de tu hijo y te dijera ‘lo estás criando bien’. Con “Fuera de Cuadro” al él le sucedió algo totalmente distinto que en Buenos Aires. Daulte nos dijo que la obra era especial para esta ciudad por la idiosincrasia que tiene Neuquén, por la cantidad de acentos que hay y la gente que circula… Entonces que te diga que en Buenos Aires no se había entendido la obra porque la reacción del público acá fue maravillosa”, comentó Lioy.
Tras el éxito que tuvo el festival, que siempre tuvo funciones agotadas, ya se piensa en realizar la segunda edición el año próximo. De acuerdo a lo adelantado por el director de El Arrimadero, esta vez se abrirá una convocatoria a otros grupos  que hagan obras del dramaturgo que fue convocado por Adrián Suar para “Como para vestir santos”.
“En  este momento de su carrera, él está en un lugar privilegiado y que él tenga un espacio para venir hasta acá en su auto  -no pudo arribar en su vuelo- y compartir charlas con los teatristas neuquinos habla de la humildad y generosidad de un grande”, concluyó el artista que también se destaca en el trasformismo.

Nuevo desafío


El estar en movimiento continuo hace que el año entrante el actor se convierta en el director de programación de la sala El Arrimadero. “Me encanta el desafío. Ya hay un montón de proyectos para el 2011, que incluye dos estrenos. Posiblemente estrene dos obras de Daulte. Una es “Caperucita” y la otra es una sorpresa, porque va ser un espectáculo que nunca se vio en la zona”, comentó el artista.
Otra de las obras que también verá la luz en 2011 será la tercera entrega de “Las estúpidas de siempre”, un show de trasformismo  que le sirvió al  actor para hacer su primera presentación en sociedad en La Curtiembre y La Arpillera, junto a Carolina Hernández y Ely Navarro.

Los medios


Si hay un punto de suma importancia para este hacedor del teatro, es la presencia de los medios y su difusión. Y este tema, según Lioy, se ve reflejado en la sala. “Si una obra no sale publicada el fin de semana en el diario hace que la gente baje en un 30 por ciento en la sala. Por eso es fundamental es la prensa. Que el público se entere que existe esta obra. Para nosotros es un trabajo difícil la difusión, ya que no tenemos los medios para empapelar la ciudad con afiches. Entonces, justamente ahí es donde tendría que estar el Estado. En la difusión de los espectáculos. Ellos tienen los medios necesarios para hacerlo en la vía pública u oficinas de turismo. Pero parece que no les interesa. Si colgaras en sus páginas web sólo una cartelera de programación sería productiva para la ciudad esa divulgación cultural. Que no sea solamente el museo”, disparó Lioy.         

Gobierno-Teatro


La relación gobierno-cultura nunca ha sido del todo buena en esta provincia. Y en más de una ocasión los artistas neuquinos lo han hecho saber y sobran los testimonios por ese “malestar o falta de atención” que acarrea desde año. Si bien Gustavo Lioy nunca pataleó ante esa relación o situación ,opinó que es fundamental que “el Estado brinde su apoyo a la cultura”. “No es que no quiero que el Estado no me apoye. Estoy convencido que debe hacerlo. Quiero que el municipio, provincia, privados, el Instituto Nacional de Teatro (INT) pongan plata en la cultura local. Lo que pasa que si me quedo esperando que lo hagan, yo no produzco. Entonces debo buscarme los medios para producir. Siempre hay pequeños intentos. Hay pequeños subsidios como el que recibimos del INT. Pero pienso que es su deber hacerlo, no es un favor. No es un favor que el municipio me contrate para un festival. Su deber es promover la cultura local porque para eso están en ese lugar. Por ahí creo que las personas que están en esos lugares son las que tienen problemas de identificación. No el público”, comentó el director. Redondeando el tema subrayó que “no hay un tema de fondo, ni interés o no son tan inteligentes para darse cuenta de que la cultura que tiene la ciudad es un bien increíble que no es contaminante”. 

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