El correntino consiguió la primera medalla dorada para Argentina en estos Juegos Olímpicos y cortó la racha de 64 años sin que un deportista individual se subiera a lo más alto del podio.
El nombre de Sebastián Crismanich era promesa en la previa. Y hoy ya es historia. Historia pura, oro puro, como el que consiguió anoche para ser el primero de la delegación albiceleste en Londres, el primero del taekwondo en los Juegos Olímpicos, y el regreso de un título individual después de 64 años.
Desde Londres 1948 que un argentino no subía a lo más alto del podio en soledad (el último fue Delfo Cabrera en la maratón que cerró las competencias). Una muestra del logro que obtuvo el correntino al quedarse con la categoría hasta 80 kilos. En una definición cerrada, atrapante, frente al español Nicolás García Hemme, que se resolvió con una patada a falta de 24 segundos con un valor difícil de conmensurar.
Ese único punto en el tercer asalto definió la final para Crismanich, que durante todo el día se había mostrado confiado y con nivel como para ganar el premio mayor. Algo impensado hace unos años, o hace unos meses. Hasta cuando el correntino, de 27 años, se quedó con el oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara y demostró que podía seguir creciendo.
La victoria del taekwondista cerró el día más exitoso de estos Juegos para Argentina, que también ganó una plata con el hockey femenino y un bronce con los regatistas Lucas Calabrase y Juan De la Fuente. Hasta ayer la única medalla albiceleste era el bronce de Juan Martín del Potro en tenis.
Crismanich hizo un torneo impecable hasta el oro. Comenzó con las dudas propias de un debut olímpico en su primer combate ante el neozelandés Vaughn Scott, pero terminó venciéndolo 9-5. Luego aplastó al afgano Nesar Bahawi por 9-1 y en la ronda de los mejores cuatro se deshizo del armenio Arman Yeremyan por 2 a 1 para meterse en la primera final olímpica en la historia del taekwondo argentino.
García arrolló en su estreno al iraní Yusef Karami, actual campeón del mundo y bronce en Atenas 2004. Ni el británico Lutalo Muhammad, campeón de Europa, ni el italiano Mauro Sarmiento, plata en Beijing, lograron frenar al español, que sólo tropezó en la final contra un Crismanich que no le dio chances para puntuar y a 24 segundos del cierre metió una patada al pecho para sacar la ventaja, que aguantó a puro golpe para quedarse con una medalla y escribir su nombre en la historia del deporte.
"En el 2009 luché con él (con otro sistema de pecheras) y también pude ganarle", dijo Crismanich, que se inició en el taekwondo siguiendo los pasos de su hermano Mauro e inspirado por su padre, Daniel, un amante de las artes marciales, y se embanderó en el festejo junto a la neuquina Carola López Rodríguez, su compañera en estos Juegos, y a su entrenador Gabriel Taraburelli, quien en Sydney 2000 marcó el camino con un cuarto lugar.
Crismanich presenció la ceremonia de las medallas con una sonrisa imborrable. Y la mantuvo cuando los primeros compases de su himno inundaron el estadio ExCel de Londres y le taparon la cara de lágrimas. "Es inexplicable, tal vez en un tiempo lo pueda explicar, es un sueño cumplido. Se pudo dar eso que veníamos soñando", dijo después de conquistar la primera medalla en la historia del taekwondo argentino. "Quiero agradecer a mi familia y a mis colegas. Y a todas las personas en Argentina. Me gustaría darles una parte de esta medalla", señaló.
Se dijo
"Qué emoción, no lo puedo creer. Estamos muy emocionados, es algo histórico, Seba acaba de ganar la primera medalla olímpica para el taekwondo argentino, es un grande, es una emoción terrible. Lo que trataba de reclamar el español era que Sebastián se había tirado para eludir la lucha al final, pero interpretaron que no". (Carola López Rodríguez)
"Es un sueño para mí, no lo puedo creer. Si me pedís que te lo explique me tengo que quedar callado, no tengo palabras... En un tiempo voy a caer. No me puedo imaginar la alegría que deben tener en Argentina, en Corrientes, debe igualar la mía o superarla. Sé que estuvieron prendidos en la televisión. No veo la hora de volver a Argentina para festejar con todos". (S. Crismanich)
"Es interplanetario lo que acaba de conseguir Sebastián, pusimos la bandera Argentina en la luna. Nos teníamos mucha confianza. Creímos que lo podíamos lograr y lo hicimos. Sebastián tiene un corazón de león y acá estamos, no lo puedo creer". (Gabriel Taraburelli, técnico del correntino y primer representante olímpico del taekwondo en Sydney 2000, donde fue 4º).
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