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Alerta por brote de Hepatitis A en Argentina: aumentan los casos y hay preocupación

Un virus que parecía controlado regresó con fuerza. Qué medidas urgentes se necesitan y cuáles son las provincias con mayores casos.

Durante el primer semestre de 2025, Argentina registró un incremento sostenido de casos de hepatitis A, lo que que llevó al Ministerio de Salud de la Nación a declarar al país en zona de brote. El total acumulado hasta la semana epidemiológica 25 alcanzó los 69 casos confirmados, apenas uno menos que el total acumulado durante el 2024.

La cifra no solo supera ampliamente el promedio de los últimos cinco años, que se situaba en 31 casos por año, sino que revela una expansión territorial y etaria que vuelve a encender las alarmas sanitarias.

La hepatitis A es una enfermedad hepática causada por un virus que se transmite por vía fecal-oral. El contagio se produce a través de alimentos o agua contaminados o por contacto directo con personas infectadas. Aunque en la mayoría de los casos la recuperación es completa, puede derivar en cuadros graves como la hepatitis fulminante, sobre todo en menores no inmunizados o en adultos con enfermedades preexistentes.

El repunte de contagios y su distribución en el país

De los 69 casos registrados entre enero y junio de 2025, la mayoría corresponde a varones de entre 20 y 39 años, con 38 personas dentro de ese rango. Otros 17 casos afectaron a menores de 20 años y 14 a mayores de 40. Esta distribución etaria confirma una tendencia que se repite desde hace más de una década, con brotes intermitentes localizados en adultos jóvenes, especialmente varones. En 2009, 2012, 2014 y 2018 ya se habían detectado repuntes similares.

La distribución geográfica muestra una concentración en la región Centro, con 40 casos: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (13), provincia de Buenos Aires (11), Córdoba (11) y Santa Fe (5). En el NOA se notificaron 19 contagios: Salta (13), Jujuy (4) y Tucumán (2). También se confirmaron casos en Mendoza, San Luis, Formosa, Chubut, Río Negro y Neuquén.

El repunte actual marca un cambio de tendencia con respecto a los años anteriores. En 2021 se habían registrado apenas 10 casos y en 2022 la cifra había subido a 55. El informe epidemiológico nacional advierte que la curva de contagios supera los valores esperados para esta época del año y que el patrón observado en los últimos meses podría derivar en una expansión más amplia si no se refuerzan las medidas de prevención.

La vigilancia molecular y la aparición de nuevas variantes

Uno de los elementos clave del monitoreo sanitario es el análisis genético del virus. Entre enero y junio, el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas procesó 42 muestras, de las cuales 32 permitieron realizar estudios filogenéticos.

El primero incluye casos detectados en personas con antecedentes de viaje a Bolivia y se relaciona con la variante Wild type GBM. El segundo, compuesto exclusivamente por varones adultos de Mendoza, Córdoba, Santa Fe y CABA, coincide con una cepa europea que circuló en 2016 durante un brote entre hombres que tienen sexo con hombres. Además, se detectó por primera vez en Argentina el genotipo IIIA, en un paciente con antecedentes de viaje a la India, también vinculado a prácticas sexuales sin protección.

Este nivel de análisis permite diferenciar entre infecciones locales e importadas, identificar grupos de riesgo específicos y actuar con rapidez frente a eventuales cadenas de transmisión. Desde el Ministerio de Salud se insiste en la necesidad de derivar las muestras positivas para realizar este tipo de vigilancia, ya que se trata de una herramienta clave en la contención de brotes.

Prevención, vacunación y medidas sanitarias

Desde 2005, la vacuna contra la hepatitis A forma parte del Calendario Nacional de Vacunación. Se aplica en una única dosis a los 12 meses de edad. A los quince días, más del 90% de los inmunizados desarrolla anticuerpos detectables y al mes esa proporción se acerca al 99%. Esta cobertura permitió reducir drásticamente los contagios en la infancia y bajar el índice de insuficiencia hepática fulminante.

Hepatitis.

No obstante, el virus persiste en ciertos sectores de la población. Por eso, las autoridades recomiendan vacunar a grupos específicos que presentan mayor exposición: varones que tienen relaciones sexuales con otros varones, mujeres trans, trabajadores sexuales, personas con enfermedades hepáticas o trastornos de coagulación, personal de laboratorio, empleados gastronómicos, cuidadores de niños menores de un año y personas que viajen a zonas de mediana o alta circulación viral.

Además de la vacunación, se promueve el refuerzo de medidas de higiene: lavado frecuente de manos, uso de lavandina para desinfección, consumo exclusivo de agua potable y prácticas sexuales con protección. En el caso de detectar dos o más casos en una institución escolar, el protocolo contempla la vacunación de toda la comunidad educativa.

La hepatitis A no tiene tratamiento específico. El control depende de la prevención, la vacunación y la vigilancia clínica.

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