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La Mañana Antibióticos

Alarma: en 2050 la resistencia a los antibióticos podría causar más muertes que el cáncer

Expertos advierten que el exceso de estos medicamentos hace que aumente la mortalidad. El riesgo de la automedicación.

La comunidad científica encendió una nueva alerta: si no se toman medidas urgentes, para 2050 la resistencia a los antibióticos podría convertirse en la principal causa de muerte a nivel mundial, superando incluso al cáncer. El uso indiscriminado de estos medicamentos está acelerando la aparición de bacterias resistentes, lo que compromete tratamientos médicos esenciales.

Expertos reclaman políticas globales para frenar esta amenaza silenciosa que ya deja millones de víctimas cada año.

En una entrevista con Los Andes, la doctora María Luisa Ávila, presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica y jefa del Servicio en el Hospital Nacional de Niños Carlos Sáenz Herrera de San José, Costa Rica. Aseguró: “La resistencia antimicrobiana es una de las principales amenazas a la salud mundial”, aseguró en diálogo con Los Andes

La resistencia antimicrobiana (RAM) es la capacidad que desarrollan los microorganismos (bacterias, virus, hongos y parásitos) para resistir los efectos de los medicamentos antimicrobianos. Son los recursos con los que cuenta la medicina para dar batalla contra las enfermedades que provocan. Esto implica que los tratamientos que antes eran efectivos para combatir infecciones causadas por patógenos, dejan de serlo, se pueden volver ineficaces. Como consecuencia, se dificulta o se hace imposible tratar las enfermedades.

Qué es la resistencia a los antibióticos

La resistencia antimicrobiana (RAM) es la capacidad que desarrollan los microorganismos (bacterias, virus, hongos y parásitos) para resistir los efectos de los medicamentos antimicrobianos. Son los recursos con los que cuenta la medicina para dar batalla contra las enfermedades que provocan. Esto implica que los tratamientos que antes eran efectivos para combatir infecciones causadas por patógenos, dejan de serlo, se pueden volver ineficaces. Como consecuencia, se dificulta o se hace imposible tratar las enfermedades.

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“La resistencia antimicrobiana es una de las principales amenazas para la salud y esto no es algo que se vea solamente en Argentina, sino que es una problemática a nivel mundial”, aseguró Antonella Dellamagiore, directora de Farmacología de Mendoza. Contó que de hecho, cuando trabajaba en el Hospital Lagomaggiore tuvieron casos de pacientes que no respondían a los antibióticos. “Entonces eran muy limitadas las opciones que teníamos para tratar al paciente. Es una complicación para la salud en general y es uno de los mayores desafíos y preocupaciones para los infectólogos”, subrayó.

Para entender lo complicado del escenario la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) remarca: “Disponer de antibióticos menos eficaces generará que las enfermedades infecciosas, los trasplantes de órganos, la quimioterapia y las cirugías se vuelvan más peligrosas y atenten contra la vida de las personas”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que “la resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo”. Causa 700 mil muertes al año en el mundo y se estima que, de no tomar las medidas necesarias, para el año 2050 llegaría a 10 millones por año: esto supera la cantidad de muertes por cáncer.

Por qué se produce la resistencia a los antibióticos

Esto sucede por el abuso y mal uso de los antibióticos por parte de la población, lo que incluye a médicos, farmacéuticos y también quienes trabajan en sanidad animal y agrícola. Entre las causas se cuenta la automedicación, como principal problema, por falta de conciencia o de información.

“Personas que quizás tienen un problema viral y consumen antibióticos innecesariamente. Mala prescripción de parte de nosotros los médicos y también el uso de antibióticos en otras actividades humanas, por ejemplo, en la agricultura”, detalló Ávila.

“¿Qué estrategias podemos utilizar además del uso racional de antibióticos? -preguntó- La vacunación, porque si me vacuno, no me enfermo, no necesito ir al médico y no necesita enviarme un antibiótico; así es que parte de la conciencia es saber que este es un problema real y también saber que hay estrategias que podemos utilizar para que esa predicción para el 2050 ojalá no se cumpla”.

En Argentina hay legislación que apunta a controlar las diversas instancias de su utilización, fortalecer la vigilancia y concientizar.

El riesgo de la automedicación

“El principal problema es la automedicación y es muy grave”, afirmó la farmacéutica. Con esto hizo referencia a una práctica muy instalada que es ir a la farmacia a comprar algo que en una ocasión anterior fue indicado y dio resultado, quizás por un dolor de garganta o de muelas. Pero también sucede que algún conocido hace esa recomendación porque a él le sirvió. “Si a vos te sirvió algo, no significa que a tu vecino le vaya a servir, por eso en ese punto es muy importante el rol de las farmacias y del farmacéutico en no vender antibióticos sin recetas, en educar al paciente y en derivarlo al médico cuando sea necesario”, subrayó.

Tomar un medicamento.
Para evitar la resistencia a los antibióticos, una de las acciones que hay que evitar es la automedicación. Amoxicilina, azitromicina y claritromicina, son los más consumidos.

Para evitar la resistencia a los antibióticos, una de las acciones que hay que evitar es la automedicación. Amoxicilina, azitromicina y claritromicina, son los más consumidos.

El compromiso de los profesionales es sustancial y con los años se han logrado mejoras. Que los médicos no prescriban con liviandad un antibiótico y hay que recordar que no cualquier cuadro respiratorio requiere este tratamiento.

“Los antibióticos tratan bacterias, pero la mayor parte de las infecciones ambulatorias comunes tales como la faringitis, otitis y sinusitis, son causadas por virus. En estos casos los antibióticos no solamente no contribuyen a la curación sino que además alteran la flora normal”, recalca la Anmat.

Asimismo, la conciencia de los farmacéuticos de no venderlos sin la indicación médica. Siempre han sido venta bajo receta pero hace unos años esto se endureció y comenzaron a expendese como medicamentos de venta bajo receta archivada.

También es importante respetar el tratamiento indicado, lo usual es de 7 días. Aunque se sienta una mejora, no quiere decir que deba abandonarse, porque esto lo único que hace es que no se termine de eliminar el microorganismo y que se fortalezca la resistencia antimicrobiana. Asimismo, una práctica frecuente si no se terminó el tratamiento y sobraron comprimidos es apelar a estos, quizás dos o tres, cuando vuelve a presentarse el cuadro, pero sería lo mismo. Es que no funciona como un analgésico. Eliminar el patógeno requiere un tratamiento completo.

“Esta problemática involucra muchos factores, tenemos la correcta indicación, prescripción de parte del médico, la correcta dispensa, es decir que cuando el paciente va a buscar el medicamento a la farmacia, esa entrega del medicamento va a estar acompañado del consejo del farmacéutico que le explique cómo tomarlo y hace mucho énfasis en que complete el tratamiento, la toma adecuada del paciente, o sea, el paciente tiene que cumplir con el tratamiento, independientemente que él se sienta mejor. Y después, la disposición final, digamos, de eso que le queda”, resumió Dellamagiore.

Entre los que más frecuentemente son solicitados en las farmacias se cuentan la amoxicilina, azitromicina y claritromicina.

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