Buenos Aires
El amor al básquet pudo más y por eso Carlos Delfino, que pasó tres años retirado de las canchas y soportó siete operaciones, lejos de hacerlo desistir, encontró el combustible que le hacía falta para encender otra vez la pasión y hoy busca ganarse un lugar en la Selección argentina, que disputará el mes próximo los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, aunque confesó: “¡Ojo, que si vemos que no llego al nivel del equipo, voy a ser el primero en dar un paso al costado!”, aseguró el Lancha, que busca participar en su cuarto juego olímpico (estuvo en Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012).
“Si te seguís operando te vas a quedar rengo y sin hueso”, le decían algunos médicos al alero, que se fracturó el escafoide del pie derecho, pero él igual siguió adelante y a los 33 sigue soñando.
“Tuve altibajos porque el hueso que a mí se me fractura es el que permite el movimiento lateral del pie y te banca el peso, pero siempre traté de volver a lo que más quería hacer: jugar al básquet. Espero poder estar entre los 12”, se ilusionó.
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