El presidente de Ecuador ordenó “ejecutar operaciones militares” para neutralizar a los carteles. Tecnología y prisiones de máxima seguridad.
Fuerzas del Ejército vigilan un centro comercial.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, militarizó el país y endureció el plan de seguridad que venía gestando para hacer frente a la violencia desatada por los carteles del narcotráfico durante esta semana, que incluyeron cuatro coches-bomba, la toma de un canal de televisión en Guayaquil y el secuestro de más de 200 guardia cárceles, de los cuales quedan 170 en poder de los delincuentes.
Ante el desafío lanzado por los grupos mafiosos, el mandatario ordenó a las Fuerzas Armadas "ejecutar operaciones militares para neutralizar a estos grupos", a los que identificó como narcoterroristas, luego de la trágica jornada del miércoles que dejó al menos diez muertos.
Al mismo tiempo aceleró los preparativos para implementar en toda su dimensión el proyecto denominado Plan Fénix, que había levantado como bandera durante la campaña electoral y cuyo objetivo es desarticular a las bandas narco.
Pese al secretismo que rodea al plan, ya empezaron a trascender los principales lineamientos. Algunos sostienen que justamente esa filtración hizo que reaccionaran los carteles, anticipándose a lo que vendría.
Militarización y supercárceles
En conferencia de prensa, Noboa admitió que la reacción narco tuvo que ver con su plan. “Esta ola de violencia no es un accidente, estábamos empezando a aplicar nuestro plan de seguridad”, dijo. Y advirtió que “se acabaron los gobiernos tibios”.
Por lo que se sabe, el programa está basado en cinco puntos centrales.
- Inaugurar una moderna central de inteligencia con tecnología sofisticada y enlaces entre las distintas fuerzas que permita recopilar al instante información para prevenir hechos delictivos.
- Dotar a las fuerzas de seguridad de equipamiento adecuado, como chalecos antibala y fusiles de alta precisión.
- Militarizar las fronteras y algunas ciudades, saturando de efectivos para neutralizar a las bandas en los lugares más conflictivos.
- Impulsar una reforma significativa de las instituciones de seguridad, del sistema penitenciario y del judicial, depurando las esferas de poder de los nichos de corrupción.
- Construir súper cárceles de máxima seguridad, al estilo de las que implementó el polémico presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Supercárceles
Entre las principales aspiraciones del gobierno está la de construir al menos dos cárceles de máxima seguridad, conocidas como “supermáximas”, en línea con las que tiene Estados Unidos y Nayib Bukele en El Salvador.
Ayer, en las redes oficiales, la administración de Daniel Noboa exhibió imágenes del esquema de prisión que piensa levantar en las localidades amazónica de Pastaza y costera de Santa Elena.
"Esto es un paso más para controlar al terrorismo y el crimen organizado, que necesita ser reforzado con leyes más duras, jueces honestos y la posibilidad de extraditar a los más peligrosos", afirmó Noboa.
Antes de asumir el mandatario ya había entablado conversaciones con Israel y con el gobierno italiano para que lo asesoraran en este aspecto clave para Ecuador.
Hasta que estén terminadas, se plantea la posibilidad de contar con cárceles en barcos instalados en alta mar. Estarían destinadas a presos de alta peligrosidad.
El control y manejo de centros carcelarios es central en Ecuador, ya que las bandas convirtieron las prisiones en centros de reclutamiento y cuarteles generales desde donde dirigen las operaciones.
“Pretenden amedrentarnos y creen que cederemos ante sus demandas”, sostuvo Noboa ante la ofensiva narco, y agregó: “He dado disposiciones claras y precisas a los mandos militares y policiales para que intervengan en el control de las cárceles”.
Negociación o mano dura
Llevar adelante el Plan Fénix representa todo un problema para el presidente ecuatoriano, sobretodo en un país con una severa crisis económica y falta de fondos necesarios. Aunque ya contaría con el respaldo internacional necesario, especialmente de Estados Unidos y Europa.
Algunos especialistas sostienen que debería negociar con los principales grupos mafiosos, pero reconocen que la población no lo vería con buenos ojos. Por el contrario, espera que termine con este flagelo como prometió en campaña.
Periodistas de medios ecuatorianos afirmaban que los carteles de las drogas desataron la violencia en las últimas horas con el fin de estar mejor parados para entablar conversaciones con el gobierno.
Es más, sostienen que algunos líderes mafiosos ya establecieron lazos con funcionarios de Noboa ofreciendo negociar una salida a la crisis.
El gobierno lo niega. El propio presidente, que asumió el poder en noviembre pasado, se encargó de rechazar la versión en las redes sociales: "No vamos a negociar con terroristas", sostuvo.
Armamento y tecnología
Por lo que se vio en las últimas horas en las calles de las principales ciudades de Ecuador, el plan de seguridad ya se puso en marcha en algunos aspectos.
El gobierno aplicó drásticos cambios en la cúpula de las Fuerzas Armadas, así como en la Policía Nacional, deshaciéndose de altos jefes sospechados de corrupción. Lo mismo estaría ocurriendo en el Poder Judicial, un sector muy viciado.
También habría conversaciones con autoridades estadounidenses y europeas, que ofrecieron su ayuda, para recibir armamento táctico, pistolas de precisión, fusiles de última generación y equipo de visión nocturna.
La idea, además, es conseguir uniformes de alta resistencia balística, chalecos con paneles de cerámica y cascos integrales con protección nivel 4.
Otro punto importante son los drones de vigilancia aérea con reconocimiento facial, lo que les daría una ventaja considerable a las fuerzas de seguridad.
En las calles, el gobierno pretende lanzar patrullas blindadas y sistema de mapeo satelital para obtener respuesta inmediata ante situaciones de violencia o emergencia que se presenten.
Ecuador está bajo un severo toque de queda de 23 a 5, y un “estado de excepción” que permite la acción de las fuerzas de seguridad. El país se encuentra ampliamente militarizado.
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