Pensaron que era basura oxidada, pero se llevaron una sorpresa. “No esperaba algo así cuando abrió la caja", contaron.
En una caminata común por las montañas, dos personas se toparon con un tesoro que cambiaría el rumbo de su día. Cerca de un sendero poco transitado, observaron un pequeño bote de aluminio junto a una caja de hierro. No sabían que estaban frente a un gran tesoro.
Todo ocurrió en Podkrkonoší, al norte de la República Checa. Allí, en medio de la caminata, observaron a simple vista, los botes que parecían abandonados desde hace décadas. Al abrir una caja se toparon con casi 600 monedas de oro, además de joyas, accesorios y objetos personales, la mayoría con más de 100 años de antigüedad.
El tesoro despertó de inmediato el interés del Museo de Bohemia Oriental, que ahora lidera la investigación sobre su procedencia. Estiman que el valor del hallazgo supera los 340.000 dólares, aunque su relevancia histórica podría ser aún más importante.
Las monedas, en su mayoría del Imperio Austrohúngaro, llevan fechas que van desde 1808 hasta 1915. Los expertos también identificaron objetos personales como tabaqueras, brazaletes, un bolso de malla, un peine, una cadena y un compacto para maquillaje, todos de oro.
La rareza del hallazgo no radica solo en su contenido, sino también en su ubicación. Las montañas checas no eran conocidas por albergar este tipo de tesoros, lo cual despierta varias preguntas en el mundo académico.
El rastro de las monedas lleva a los Balcanes
Según explicó el numismático Vojtch Brádle, muchas de las monedas no circularon exclusivamente dentro del antiguo Imperio Austrohúngaro. Luego del colapso del imperio tras la Primera Guerra Mundial, varias de ellas fueron marcadas en lo que entonces era el Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos, una unión que más tarde se convertiría en Yugoslavia. Estas contraseñas indicaban que las monedas habían sido revalidadas para su uso en la región balcánica durante las décadas de 1920 y 1930.
Algunas incluso formaban parte de collares y adornos típicos utilizados en fiestas tradicionales. Brádle sostuvo que el hallazgo muestra cómo las monedas no solo funcionaban como medio de pago, sino también como elementos culturales, en muchos casos integrados a la vestimenta femenina.
Esto complica aún más la tarea de reconstruir el recorrido del tesoro. ¿Cómo llegaron esas monedas y objetos desde el sur de Europa hasta las montañas de la actual República Checa? ¿Fueron escondidas durante algún conflicto, por miedo a saqueos? ¿O formaban parte de una colección privada que terminó olvidada por generaciones?
El misterio del tesoro escondido
Para el arqueólogo Miroslav Novak, líder de la investigación, el hallazgo abre múltiples hipótesis. La variedad de procedencias —Francia, Turquía, Italia, Bélgica y Rumania, entre otras— sugiere que los objetos formaban parte de un botín reunido a lo largo del tiempo. La posibilidad de que hayan sido escondidos durante la Segunda Guerra Mundial, o incluso antes, está sobre la mesa.
“No esperaba algo así cuando se abrió la caja”, comentó Novak. “Lo que encontramos fue una cápsula del tiempo que condensa siglos de historia europea”. El museo ahora trabaja en la conservación y clasificación de los objetos, con la intención de montar una exposición pública en los próximos meses.
Los dos excursionistas que realizaron el hallazgo también podrían recibir una recompensa: la legislación checa contempla que quienes descubren tesoros arqueológicos pueden quedarse con hasta el 10% de su valor. Si eso ocurre, se trataría de uno de los paseos mejor recompensados de los últimos años.
Mientras tanto, el misterio permanece. Nadie reclamó las monedas. Tampoco existen registros que permitan determinar con certeza quién lo enterró ni por qué.
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