Desde los 15 vive solo en el pueblo: la historia del director brasilero del nuevo Hospital de Fernández Oro
Sauel de Souza jamás quiso irse del pago al que adoptó como propio y acá formó familia. Una charla a corazón abierto.
En todo pueblo, a los foráneos enseguida les sacan la ficha. Máxime si el extraño viene de otro país y además de hablar diferente tiene algún rasgo particular o característica física llamativa. Por eso, en el colegio 102 de Fernández Oro Sauel De Souza no pasaba desapercibido: era la novedad, “el distinto”, el grandote de Brasil que cayó de la nada al vecino pueblo rionegrino.
“Y la verdad que todos me miraban, me preguntaban de dónde era. Si tenía que pasar adelante por una lección o algo así era tremendo”, recuerda entre risas y ya con un perfecto español en una oficina del flamante Hospital de Fernández Oro que dirige.
Hijo de un argentino y una brasileña, llegó de Curitiva a los 8 años. “De allá tengo todos los recuerdos, mi infancia transcurrió allí. Es más, me considero un argentino y orense a esta altura pero cuando juegan al fútbol Argentina y Brasil se me complica mucho, soy neutro. En cambio a nivel clubes no lo dudo, me tira Boca”, admite este ex jugador de básquet que estuvo cerca de llegar a la Primera de Independiente de Neuquén como pivote cuando el Rojo tenía grandes equipos.
Hay olor a nuevo en cada rincón del sanatorio. Todo brilla en las amplias instalaciones aunque también en la charla, café mediante, se expondrán las necesidades y urgencias.
Pero en el inicio de la extensa nota con LM Cipolletti el doctor seguirá sorprendiendo con su singular historia de vida y compartirá su alegría por este exitoso presente personal.
Por ejemplo, revela que a los 15 años “me quedé viviendo solo en la chacra. Es que mis padres se separaron, mi mamá (Nelsi) se fue a vivir a Suiza y mi papá (Sauel) a Brasil. A la vez mis hermanos partieron a España por la crisis y yo no me quise marchar y acá estoy”.
Una historia particular
-¿Y cómo se las arregló solo? ¿Tuvo que madurar de golpe?
-Me quedé cuidando la chacra y terminando el secundario. Siempre tuve en claro lo que quería. Me aferré a un grupito de amigos del CEM 14, siempre andábamos juntos. Con mis padres me comunicaba vía telefónica y cada 2 ó 3 meses venían. Había un control de parte de ellos. ¿Si salí bueno para la cocina? Sí, no me quedaba otra -risas.
-¿Qué extraña de su país natal?
-Y tengo allá tías, primos, abuelos… Se extraña también el clima más que nada, andar en ojotas, la calidez de la gente. Hace 6 años que no voy. Es en el Sur, a 400 kilómetros de la frontera con Argentina, una ciudad grande.
-Ahora bien, ¿cómo llegaron a la zona?
-Por cosas de la vida. Mi papá tenía un conocido, un amigo de la infancia que le ofreció hacer un negocio. Y se viene para acá. El era policía, se retiró y empezó a hacer rifas con los Bomberos, la policía, Defensa Civil… A la vez mi mamá era enfermera y luego se recibió de abogada con el tiempo. Una familia de clase media, cuando había trabajo todo bien, cuando no se complicaba.
-¿Y había algún doctor en la familia? ¿Cómo se le despertó la vocación, esa pasión por la profesión?
-Siempre tuve en claro que quería ser médico. Mi mamá, que como conté era enfermera, nos llevaba en esa época con ella, no había guardería, nada. Me gustaba el olor del hospital, cómo se vestían… Siempre mentalizado, nunca se me pasó por la cabeza otra carrera. Fijate que mis hermanos rumbearon para otros rubros, uno es camionero y otro trabaja en una empresa informática. Yo estudie en la Universidad Nacional del Comahue, en la sede de Cipolletti. Luego me anoté en la residencia de traumatología en el Hospital de Cipolletti, ahí terminé y me vine a trabajar a Fernández Oro.
-¿Y tiene un sabor especial ser el director del Hospital tras haberse criado en el pueblo?
- Sin dudas, conocés a la mayoría de la gente, saben cómo uno trabaja, la preocupación que tengo por los pacientes. Esto es día a día, mejorando para arriba. Muchos de los pacientes son conocidos, vecinos, obvio que te sensibiliza más aún, aunque a todos se los trata por igual. Pero sí, hay un gran sentido de pertenencia. Vine a la ciudad en lo que era la época productiva, todo chacras, había apenas cinco cuadras en el pueblo, luego se fue extendiendo. Del despensero que te vendía la yerba cuando estudiabas a la quiosquera, los conozco a todos.
-Incluso con sus propios compañeros actuales le debe pasar que han crecido juntos…
-Sí, tal cual, hay mucho orense en el Hospital y es un plus.
-En ese contexto, ¿cómo fue este gran paso de la salita a semejante sanatorio?
-Pasamos de un hospital que estaba muy deteriorado en lo físico, en los servicios, a uno nuevo, con pisos y superficies limpias, con otra estructura y organización, cada uno en su lugar, mucho más organizado y funcional.
-¿Cuál es el próximo desafío, el objetivo inmediato?
-Lograr incorporación de personal, unas 25 personas, necesitamos más profesionales, especialistas. Somos los mismos que antes y encima tuvimos 4 bajas, dos jubilaciones y dos retiros voluntarios. Nos faltan varias áreas. Cocina, estilización, lavadero, limpieza, admisión, administración y especialistas médicos, cardiólogos, neumonólogos, pediatra, clínico. Internación todavía no está habilitada por eso mismo…
-¿Recién ahí va a funcionar a pleno el Hospital, entonces?
-Claro, se potenciará sin dudas. Porque si no, es tapar baches… Por ahí me pongo a hacer trabajos administrativos, de obras sociales, aparte de la guardia, del consultorio, porque no alcanza. Está, por suerte, la promesa de arriba, mandamos todos los expedientes y curriculum, a la vez el gobernador, el intendente y el ministro de Salud están muy comprometido con el tema.
-Pasando en limpio, qué servicios tienen hoy los pacientes y qué no se puede hacer aún en el Hospital…
-Se puede hacer consultorio, medicina clínica, traumatología, gineco y obstetricia, ecografía, rayos, laboratorio, vacunación, nutrición y psicología. Faltaría interconsultas, cardiólogo, neumonólogo, pediatra que tenemos una sola y si se enferma estamos complicados...
La polémica con la guardia
-¿Qué pasó que hubo que salir a aclarar el tema de los horarios de la guardia?
-La guardia funciona las 24 horas, se atiende el paciente que viene a las 21 igual que el que viene a las 4am. Lo que damos a entender o pedimos es que se haga un buen uso de la guardia. Si tenés consultorio todo el día que el vecino venga y saque turno al odontólogo, no que venga a las 4 de la mañana a hacerse ver la muela porque puede tapar una urgencia como ser justo se produjo un accidente y llega alguien con fracturas de pierna. Pero la atención médica es las 24 horas.
-Un tema que preocupa en la región es el de la violencia nocturna en los hospitales. ¿Han tomado recaudos en ese sentido?
-La idea es que tengamos resguardo desde las 22 hasta las 8, que siempre haya algún efectivo policial para brindar seguridad. La gente está cada vez más demandante y se nota el cambio.
La atención gratuita a los extranjeros
-Se genero mucha polémica a nivel nacional por la salud gratuita a los extranjeros. ¿Qué postura tiene al respecto?
- No estoy muy de acuerdo con la salud totalmente gratuita porque si no es un sistema imposible de sostenerlo. Si bien recibimos unos fondos de las obras sociales, que nos permite adquisición de elementos esenciales como lavandina, detergente, papel higiénico, también tiene que haber una conducta participativa, una contribución del paciente. Años atrás hacían turismo asistencial, había gente que traía parientes de Chile, se alojaban en la casa y le cobraban estadía para que se atendieran en el hospital público… Tiene que haber un costo para el extranjero y quizá también para el de otra provincia, no así para los residentes, para los locales sí debería ser totalmente gratuita a mi modo de ver las cosas.
-¿Cuántas personas vienen por día en la actualidad y con qué síntomas?
- Atendemos de 60 a 80 personas por día, el número no varió demasiado respecto a la salita. Ingresan con síndromes gripales en esta época, el 80 por ciento con dolor de garganta, faringitis... Por eso insistimos en que asistan de 8 a 20 preferentemente, para que no se sature la guardia.
-¿Algún sueño por cumplir?
-Que mis hijos Mateo y Caetano (también son altos para su edad) estén siempre bien, sean felices en familia, lo mismo deseo para su mamá Nelvis Romero. Después se que mis viejos en algún momento me vendrán a ver y conocer el Hospital, ya se han enterado a la distancia de todo.
Sauel de Souza no hizo silencio hospital y habló de todo a corazón abierto. Su historia es Oro en polvo y así lo ameritaba. Decime qué se siente, doc.
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