Ex alumnos del Instituto San Ambrosio le dedicaron un emotivo posteo al Padre Carlos fallecido, pilar espiritual de la Catedral.
"Padre Carlos A. Calzado Q.E.P.D. o simplemente Carlos, como todos te conocimos o te decíamos. Eras uno más de nosotros". Así comienza la conmovedora carta que viralizaron ex alumnos del Instituto San Ambrosio, tras la muerte del querido párroco que dejó su huella en la Catedral de Neuquén.
Ex alumnos de la promoción 1972 compartieron una fotografía vieja, llena de recuerdo y emoción, para expresar su dolor ante la pérdida del maestro que estuvo siempre presente para escucharlos y ayudarlos cuando lo necesitaban. "Siempre, hasta ahora, estabas dispuesto a ayudar con tu calma serena, tu escucha atenta, tu humildad característica y el consejo apropiado a nuestra altura de adolescentes inquietos, cuestionadores y llenos de ideas y energía", manifestaron.
La imagen identifica a Carlos Scagliusi, Marcelo Mones Ruiz, Hector De Felice, profesor Carlos Calzado, Alfredo Herms, Eduardo Bence Pieres y Daniel Matheu Segunda (en la primera fila, parados). Los ex alumnos Marcelo Becerra, Ramon López, en la segunda línea (sentados). Más abajo, Héctor E. de Paoli, Luis María Bogado. En la cuarta fila, aparecen sentados Luis Oyuela, Hugo Sola, José María Aliebi, Gustavo Buffa, Ricardo Sosa, Marcelo Esperben, Guillermo Bradley.
Valoraron la presencia de todos, aunque medie la distancia, para expresar la amistad y gratitud que los unía al párroco. Carlos dio incontables misas en la Catedral, con una visión crítica y profunda y su particular voz ronca. Mucha gente lo conocía. Por eso, su fallecimiento causó gran dolor en la comunidad y una emotiva despedida.
"Nos apena tu partida, nos dolerá tu ausencia, pero a la vez nos alegra tu descanso en las moradas eternas donde el Padre Eterno, aquel a quien has servido en todos nosotros y en tantas almas necesitadas, de seguro te ha recibido con los brazos abiertos lleno de amor y misericordia. Eso nos llena de alegría y de paz de saber que solo estás dormido, pero vivo eternamente por la fe que viviste y profesaste en toda tu vida", manifestaron sus ex alumnos en la carta.
La Diócesis de Neuquén confirmó este domingo la muerte del padre Carlos Alberto Calzado, a los 76 años, quien contaba con una extensa trayectoria en la Catedral de Neuquén.
"Hoy te decimos adiós, pero estarás vivo y presente todos los días en todos nosotros. Nos veremos siempre en algún 'aula de la vida' cuando suene el timbre del recreo para ir a tu oficina, ahora en el cielo y contarte nuestras vidas .Carlos, partiste, pero estarás vivo en todos. Que descanses en paz y ruegues por todos nosotros; y por todos aquellos que has conocido. Te queremos y amamos. Un fuerte abrazo junto al Padre Eterno. Con eterna gratitud y cariño", concluyeron.
Lo que deja el Padre Carlos
La Catedral de Neuquén amaneció el domingo con un silencio distinto. La noticia golpeó el corazón de la comunidad, tras confirmar el fallecimiento del Padre Carlos, quien a los 76 años dejó este mundo luego de una vida entera de entrega, fe y servicio.
No fue un sacerdote más. Fue guía, refugio y ejemplo para quienes lo conocieron. Durante décadas, el padre Carlos acompañó a miles desde el altar de la Catedral María Auxiliadora. Con humildad y firmeza, con palabras justas y actos firmes, dejó una huella que el tiempo no borrará. Fue un pilar espiritual que vivirá por siempre en la memoria los fieles.
Desde la Diócesis, con la voz del obispo Fernando Martín Croxatto y de todo el presbiterio, religiosos, laicos y fieles, se expresó el más profundo pesar por su partida. “Agradecemos al Señor por su vida y dedicación sacerdotal, por su amor a la Iglesia y por su entrega incondicional a la evangelización”, señalaron en un emotivo comunicado.
Ordenado en 1976, en los primeros años de la Diócesis, Carlos Calzado fue parte de una generación de sacerdotes que no solo predicaban con palabras, sino con acciones concretas. Se lo vio celebrar misas, consolar en silencio, acompañar a los enfermos, fortalecer la fe de los que ya no creían, y caminar con su gente incluso en tiempos difíciles, como lo demostró su reciente internación.
Hoy, la comunidad reza por su alma. Pide al cielo que lo reciba con misericordia, que lo abrace en el descanso eterno. Y pide también fortaleza: para su familia, para sus compañeros sacerdotes, para todos los que lo conocieron y lo amaron.
"Su ejemplo de humildad, servicio y acogida debe inspirarnos", expresaron desde el Obispado. Porque el padre Carlos no buscó luces ni honores. Su legado fue el de una entrega silenciosa, de esas que transforman sin ruido.
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