Sale a pedalear por el pueblo y a atender pacientes en su descanso. Aunque solo se trata de unos minutos al día, el impacto que tiene en sus vidas es enorme.
“Un gesto de amor en cada pedaleada”. Así lo entendieron los integrantes de una familia de una abuela de 87 años de la localidad de Añelo, quienes este último viernes, a través de una publicación en las redes sociales, decidieron reflejar la historia de la enfermera que utiliza sus paseos en bicicleta para visitar a doña Juana Wircaleo y brindarle atención médica. Destacaron la dedicación y el cuidado que muestra hacia su paciente, más allá de sus obligaciones laborales.
“Fui a controlar a la paciente en mi descanso, a brindar mi servicio con orgullo de mi profesión que ejerzo hace 26 años en el pueblo”, contó la enfermera Cristina Eugenia Mellado en contacto con LMNeuquén.
Cada tarde que puede, la trabajadora del sistema de salud neuquino sale a andar en bicicleta por las calles de Añelo. Sin embargo, su paseo no es solo un ejercicio físico y recreativo, sino también es un acto de amor y cuidado. Durante su travesía urbana, por voluntad propia se detiene en la casa de la querida vecina para tomarle la presión y asegurarse de que esté bien de salud y controlar su medicación.
“Yo soy de salir a pedalear, me gusta mucho y me hace muy bien. Por haberla atendido en el hospital, sabía que la abuela Juana estaba con presiones altas. Entonces tenía el tensiómetro, lo puse en la mochila y cuando volvía de pedalear pasé a controlarle la presión”, relató Cristina sobre el momento que quedó inmortalizado en una fotografía familiar.
Amor y gratitud
La relación entre Cristina y la abuela Juana comenzó hace muchos años y se fue fortaleciendo a través de la admiración y el respeto. “Ella es una persona con mucha sabiduría y experiencia y cada vez que nos encontramos aprendo un poco más de la importancia de la vida”, reflexionó la profesional.
Relató que hace un tiempo un nieto se comunicó para consultarle por el tema de la presión, a lo que ella sugirió que la acercaran al hospital. Allí con el apoyo médico se la atendió y se determinó que las agentes sanitarias la visitaran con regularidad. Sin embargo, Cristina decidió ir un poco más allá y de manera espontánea pasaba a controlarla por su domicilio. “Siento mucha satisfacción de poder ayudar a alguien que necesita de lo que uno sabe hacer y en particular con doña Juana, por quien siento tanto cariño y gratitud”, afirmó.
Agradecimiento
La familia de doña Juana no quiso dejar pasar la oportunidad de agradecer con el corazón en la mano el enorme gesto de la enfermera y de todos los profesionales que se desempeñan en el hospital “Artemio Rubén Bautista”. Así es que Claudia Lagos, en nombre de todos, escribió: “Hoy quiero hacer público mi agradecimiento con esta enfermera, que sin ningún interés se tomó el trabajo de venir durante casi un mes a controlarle la presión a mi mamá. Gracias Cristina Mellado por tanto cariño. Ojalá profesionales como usted se multiplicarán, que diferente sería el mundo”.
No sin antes agradecer también a las agentes sanitarias Débora y Belén, informó que su madre ya se encuentra con la presión controlada y en compañía del afecto y del amor familiar. “Estos gestos tan humanos que tuvieron con ella engrandecen su profesión. Gracias por la atención tan cálida”, remarcó.
La historia de Cristina y la abuela Juana es una muestra cabal de que los pequeños gestos de amor y cuidado pueden tener un gran impacto en la vida de las personas. Y a veces pueden ser tan simples como un paseo en bicicleta y una visita a una vecina histórica del pueblo.
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