Fernando vivía en Florida y quería volver junto a su familia por tierra a Sudamérica. Fue arrestado y alertaron que "Está sometido a condiciones inhumanas".
Lo que empezó como una aventura de un argentino para dejar atrás Estados Unidos y regresar por tierra a Sudamérica, terminó abruptamente con una detención y la entrada a uno de los centros migratorios más duros de Florida, conocido como “Alligator Alcatraz”.
Fernando Artese llevaba más de diez años viviendo en EE.UU., había planeado junto a su esposa e hija un viaje que iba a ir documentando a través de YouTube bajo el nombre Argentinomades. Pero a poco de comenzar el recorrido en su motorhome, fue interceptado por la policía en Jupiter Beach. Su licencia estaba vencida, y al revisar sus antecedentes, las autoridades descubrieron que estaba en situación migratoria irregular.
El argentino fue enviado al polémico centro de detención en los Everglades, conocido como “Alligator Alcatraz”, donde permanece desde el 3 de julio. Y su familia ahora evalúa los caminos a seguir.
“Fue duro tomar la decisión porque llevamos muchos años en EE.UU y se habían logrado muchas cosas”, dijo la esposa de Artese, Mónica Riveira, en una videollamada con CNN desde la casa rodante.
“Pero veíamos que la proyección para la familia era mala y cuando asumió la Presidencia Donald Trump, confirmamos que era el momento justo para hacerlo”, agregó Mónica.
Dejar la tierra en busca de un futuro mejor
Artese nació en Argentina hace 63 años, llegó a EE.UU. desde las islas Canarias en 2014. La primera gran mudanza había sido en 2001, en medio de una de las crisis económicas y sociales más profundas de la historia reciente de Argentina. El Gobierno de entonces, presidido por Fernando de la Rúa, había impuesto fuertes restricciones al retiro de dinero de los bancos, conocidas como “corralito”, y la falta de dinero en circulación se hacía notar.
En ese contexto, Fernando y Mónica decidieron dejar su país. “La economía era realmente un caos, pero más la inseguridad”, recuerda ella.
Fernando tenía en trámite su ciudadanía italiana, y Madrid fue el destino elegido para empezar de nuevo. Cerraron la marquería que tenían en Buenos Aires y se instalaron en España. Vivieron en la capital durante diez años, nació su hija Carla, y más tarde se mudaron de región a las islas Canarias. Esta vez, el impacto del colapso financiero global de 2008 los obligó a replantearse el rumbo. Así estuvieron cinco años más.
EE.UU, la meca de los que buscan una mejor calidad de vida
Fue entonces cuando Artese viajó a Estados Unidos. Lo recibió el hermano de Riveira y lo ayudó a montar una empresa de cámaras de seguridad y alarmas. Una vez establecido, en 2018, se sumaron las mujeres, con una visa de estudios que les permitió permanecer con una residencia legal.
El padre de familia, en cambio, había ingresado con un visado obtenido a través del Sistema Electrónico para la Autorización de Viaje (ESTA) ya que también es italiano. Se trata de un permiso que permite a ciudadanos de ciertos países permanecer en territorio estadounidense por hasta 90 días.
Una vez cumplido ese plazo inicial, su estatus inmigratorio se volvió ilegal. En la desesperación por afrontar la crisis que se vivía en España, explica Mónica, y teniendo un hermano en Estados Unidos, “Fernando accionó sin pensar, sin saber que con la visa esta luego no iba a poder cambiar su estatus migratorio”.
De planificar una aventura a estar detenido en Alcatraz
Cuando detuvieron a Artese, se encontraban en la primera parada de su viaje, en Jupiter Beach, camino a “autodeportarse”, tal como subraya Riveira. “Nosotros queríamos irnos y así como queremos hacerlo ahora”.
Antes de retomar la ruta, quisieron pasar por la playa, pero se perdieron buscando la salida al mar. Fue allí cuando dos patrulleros los interceptaron, relata Mónica.
“Ellos sabían. Están buscando gente que puedan ser trabajadores y que asocian que pueden ser latinos. Están rastreando a la gente”, señaló. “Mi hija vio por los espejos cómo se lo llevaban esposado, fue una película de terror”, recuerda. Eso fue el 25 de junio pasado.
Según el testimonio de Mónica, su esposo quedó detenido inicialmente en el condado de Martin pero, al tratarse de un inmigrante indocumentado, su caso pasó a ICE y fue trasladado a “Alligator Alcatraz”.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) declaró que Artese se quedó 10 años más del tiempo permitido por su visa. “Entró a Estados Unidos a través del Programa de Exención de Visa el 8 de febrero de 2015 y se le autorizó a permanecer en el país hasta el 7 de mayo de 2015”.
Un reciente informe de Human Rights Watch denuncia que “los detenidos en los centros de detención migratoria de Florida están sometidos a condiciones inhumanas, como la negación de atención médica, el hacinamiento y tratos degradantes”.
Fernando se comunica a diario con Mónica. Le dijo que la comida diaria es mínima: una manzana, una barra de cereal, una bolsita de papas fritas y un sándwich con una sola rebanada de mortadela y otra de queso. “No hay acceso libre al comedor ni posibilidad de elegir cuándo comer, hay días en los que no se puede dormir del hambre”.
Lo mismo ocurre con las duchas.: “A veces los despiertan a las dos de la mañana para bañarse, con agua que puede estar hirviendo y, al volver, el aire acondicionado está al máximo”, describe. “Muchos, como Fernando, ya presentan síntomas como dolor de garganta. La presencia de personas con covid sin ningún tipo de aislamiento agrava aún más las condiciones de salud dentro del lugar”.
Riveira afirma, además, que el trato es humillante. “Para salir de su celda, deben caminar con las manos en la nuca, como si fueran criminales peligrosos. Lo más doloroso, dice, es que muchos de los que están allí no cometieron ningún delito. Son trabajadores que emigraron para darles un mejor futuro a sus familias”, explica. “En el caso de Fernando, montó una empresa, prosperó y aportó al país. Sin embargo, hoy está encerrado como si fuera lo peor de lo peor”.
CNN ha solicitado reacción a las autoridades de la Florida sobre las condiciones de detención de Fernando Artese, pero no ha obtenido respuesta.
A comienzos de este mes, el departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) publicó en sus redes sociales un comunicado que dice que “ICE tiene estándares de detención más altos que la mayoría de las prisiones. A todos los detenidos se les proporciona alimentación adecuada, tratamiento médico y tienen la oportunidad de comunicarse con abogados y sus familiares”.
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