Golpes, cortes y quemaduras: el espantoso sufrimiento de una mujer que llegó a su fin
Padeció durante meses los maltratos de un hombre extremadamente violento que irá a la cárcel. El caso quedó al descubierto cuando la víctima corrió a la calle en busca de ayuda.
Un sujeto que agredió brutalmente a a su ex pareja con quien vivía en una casa de Catriel fue condenado a tres años y seis meses de prisión de cumplimiento obligatorio tras reconocer su culpa en un juicio abreviado.
Los hechos descriptos en el fallo recientemente conocido revelan que la víctima se encontraba sumida en una relación en la que se imponía la brutalidad machista, que se extendió durante varios meses y de la que no podía salir.
Las pericias revelaron que sufrió “violencia física reiterada” y en los exámenes médicos le detectaron 42 lesiones en diversas partes del cuerpo: entre ellas quemaduras de cigarrillos y múltiples hematomas en el rostro, tórax, piernas y cuero cabelludo. Además presentó una herida cortante en un muslo, otra en región frontal con sutura y también en ambos brazos con cicatrización.
Pero no fue todo, porque también tenía hematomas evolucionados en ambos párpados y pómulos y marcas “puntiformes en mano derecha por aparentes lesiones con tenedores”.
Un infierno de nueve meses
Debido a la gravedad del cuadro se dispuso la internación de la mujer para efectuarle controles neurológicos y brindarle atención integral por el equipo interdisciplinario de salud. Sucede que además de las lesiones físicas sufrió “daño psíquico compatible con estrés postraumático por violencia de género”, lo que le impidió trabajar algo más de un mes, reveló el diagnóstico de un estudio.
La investigación determinó que la mujer fue víctima de “malos tratos constantes y sostenidos en el tiempo”. Aprovechando la “desigualdad de poder”, el hombre identificado como JCDR, la agredió “de manera sistemática” y en distintas oportunidades en un período comprendido entre entre enero y el 22 de septiembre de 2024.
Ese último día ocurrió el incidente que dio lugar a la intervención de las autoridades. El hecho sucedió poco antes de las 20:30 en el domicilio que compartían, donde el violento la golpeó en el cuerpo y la cabeza con un palo de escoba.
Para librarse del feroz ataque, la chica escapó de la casa y pidió ayuda a una vecina que llamó a la policía. Los uniformados que fueron al lugar declararon que la encontraron en la calle, “visiblemente golpeada, sangrando en su cabeza y en estado de shock”.
De inmediato la trasladaron al hospital local, donde permaneció internada en observación hasta el día siguiente. Pero además desde el centro de salud se puso en marcha el protocolo para los casos de violencia de género y se le impuso a MCC la exclusión de la vivienda, entre otras medidas cautelares resueltas por la jueza de Paz Miriam Bielazuck.
Sin embargo no terminó allí el calvario, porque minutos después del mediodía del día posterior -23 de septiembre- tras recibir el alta hospitalaria fue hasta la casa para retirar su ropa y efectos personales, acompañada por personal de la Subsecretaría de Mujeres Igualdad y Género del municipio de Catriel que tomó intervención.
Pero en el interior del inmueble se encontraron con JCDR, desobedeciendo de ese modo la orden de exclusión, por lo que fue detenido.
La imputación que le formularon incluyó una larga lista de delitos: lesiones graves agravadas por la relación de pareja y por haber sido cometidas por un hombre contra una mujer mediando violencia de género en concurso ideal con lesiones leves agravadas por la relación de pareja y por haber sido cometidas por un hombre a una mujer mediando violencia de género, continuada, en concurso real con desobediencia a una orden judicial.
La confesión de un violento
La causa judicial se encaminó a un juicio abreviado consensuado entre la fiscalía representada por Marcela Marchetti y Leandro López y el defensor Oficial Rodrigo Martínez.
El acuerdo, que para hacerse efectivo el acusado debía admitir su culpa, establecía una pena de tres años y seis meses de prisión efectiva.
JCDR aceptó la propuesta, por lo que quedó asentado que reconocía haber cometido los hechos imputados. Las pruebas en su contra eran abrumadoras. Su defensor también avaló lo convenido y valoró “el trabajo conjunto para buscar esta salida alternativa”.
El juez Guillermo Baquero Lazcano no objetó lo planteado por las partes y resolvió la condena en los términos acordados.
Destacó que además de la confesión de JCDR las pruebas reunidas en su contra por la Fiscalía que describió en su “prolija exposición”.
Destacó lo declarado por la víctima. Sostuvo que fue “un relato crudo de su padecimiento en la convivencia con el acusado que además de las marcas en el cuerpo, afectó su integridad psicológica y emocional de manera grave”.
También le sumó el testimonio de la vecina que la auxilió, quien luego de advertir los gritos de la mujer llamó a la comisaría. A ello le sumó lo aportado por los policías que participaron en el operativo y el del personal médico del hospital que atendió a la mujer y detalló las lesiones y lastimaduras que registraba en su cuerpo, como también las pericias e informes de peritos forenses.
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