Todos esperarán la fumata blanca que revelará al sucesor de Francisco. Los detalles de la elección más secreta del mundo.
Con la fecha ya confirmada por las autoridades eclesiásticas, el miércoles 7 de mayo se iniciará el cónclave que definirá el trono de Pedro tras el fallecimiento del papa Francisco. La Capilla Sixtina, en el corazón del Vaticano, se convertirá nuevamente en el escenario del evento más importante de la Iglesia católica: la elección de un nuevo Sumo Pontífice.
Francisco murió el 21 de abril a los 88 años, luego de varias semanas de internación por problemas de salud que venía arrastrando. Su partida fue acompañada por una multitud que se acercó a rendirle homenaje, con más de 250.000 personas pasando por la Basílica de San Pedro antes de su funeral. El entierro tuvo lugar el sábado 26 de abril, en la basílica de Santa María la Mayor, siguiendo su propio deseo.
El famoso "Cónclave" para elegir al sucesor de Francisco comenzará este miércoles. El proceso dará inicio a las 16.30 de Roma, 11.30 hora de Argentina.
En ese instante, los 133 cardenales menores de 80 años estarán encerrados en la Capilla Sixtina, el mayor ícono artístico y cultural del Vaticano, para elegir al sucesor de uno de los pontífices más populares que recuerde la historia, el papa Francisco
¿Cómo se elige un papa?
La elección de un nuevo Pontífice responde a un ritual centenario, regulado por normas estrictas que garantizan tanto el recogimiento espiritual como el secreto del procedimiento. Apenas se produce la vacante de la Sede Apostólica —ya sea por fallecimiento o por renuncia, como ocurrió con Benedicto XVI en 2013—, el Colegio de Cardenales asume la conducción del Vaticano en forma temporal y se convoca a un cónclave.
Este encuentro reúne únicamente a los cardenales menores de 80 años, que en esta ocasión serán 140. La reunión tiene lugar en la Capilla Sixtina, cuyos accesos se cierran completamente para impedir cualquier tipo de comunicación con el exterior. Incluso se instalan inhibidores de señal y se clausuran ventanas. Los cardenales se alojan en la residencia Domus Sanctae Marthae mientras dura el proceso.
Antes de comenzar con las votaciones, todos los participantes asisten a una misa en la Basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio. Luego, en la Capilla Paolina, entonan el himno “Veni Creator Spiritus” como invocación al Espíritu Santo. A partir de entonces, los cardenales comienzan a deliberar y votar, en un clima de profundo sigilo y reflexión.
La mecánica del cónclave
La normativa vigente establece que cada jornada debe incluir dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, además de una única votación el primer día. Cada voto es revisado por tres cardenales y luego contabilizado por otros tres, también designados entre los participantes. Las papeletas se queman al finalizar cada ronda, produciendo el humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina: negro cuando no se llega a un acuerdo, blanco cuando se elige a un nuevo Papa.
Para que uno de los cardenales resulte electo, necesita obtener dos tercios de los votos. En este caso, se requieren al menos 94 sufragios. Si después de 24 votaciones no se logra consenso, los cardenales pueden modificar el método, siempre dentro del marco que establece la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis. La elección, sin embargo, nunca puede depender de una simple mayoría.
Un detalle que muchos desconocen es que no es obligatorio que el nuevo Papa sea un cardenal, aunque así viene ocurriendo desde hace siglos. Al momento de ser proclamado, el elegido debe aceptar formalmente el cargo y seleccionar el nombre con el que será conocido. Luego, el protodiácono anuncia al mundo con el tradicional “Habemus Papam” y el nuevo Papa aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro para ofrecer su primera bendición.
Después de Francisco
Este domingo, se realizó la última misa en memoria de Francisco. Fue celebrada por más de 200 cardenales y encabezada por el cardenal Dominique Mamberti, quien destacó la entrega del pontífice fallecido: “Todos admiramos cómo el papa Francisco, animado por el amor del Señor y llevado por su gracia, fue fiel a su misión hasta el final de sus fuerzas”.
El futuro Papa deberá enfrentar numerosos desafíos: la relación con el mundo moderno, las tensiones internas dentro de la Iglesia, los debates sobre moral sexual, el rol de la mujer, los escándalos de abuso y la relación con otras religiones. El próximo martes comenzará, en estricto silencio, el proceso que definirá quién liderará la Iglesia en este nuevo tiempo. La mirada del mundo estará puesta en el Vaticano, esperando una señal de humo blanco.
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