Ocurrió en un paraje cercano a Las Ovejas. El personal de salud se las ingenió para hacer la asistencia en un lugar de difícil acceso. La ayuda de un criancero fue clave.
En los pueblos del Neuquén profundo aún prevalece, con la fuerza del corazón los valores de la humildad, el compromiso laboral y el interés supremo por el prójimo. Así quedó demostrado durante el último fin de semana cuando personal del hospital público de Las Ovejas debió internarse en una zona montañosa y de difícil acceso para vehículos para llevar adelante el rescate de una senderista local, que había sufrido una caída lo que le ocasionó un fuerte traumatismo en uno de sus tobillos. Para asegurar su llegada al lugar del incidente fue vital la colaboración de un puestero, quien facilitó un caballo manso para efectuar el rescate.
Los encargados de esta tarea, que puso en alto al sistema de salud en estos territorios del norte neuquino, fueron el chofer de ambulancia, José Eliseo Zúñiga, y el enfermero, Hugo Fuentes. Ambos trabajadores sanitarios son nacidos y criados en el pueblo ovejense y conocedores “palmo a palmo” de su geografía.
En contacto con LMNeuquén, el ambulanciero comentó que “el día domingo cerca de las 17,30 horas recibimos un llamado de una persona que estaba en la zona de cordillera alertando que su compañera de caminata había sufrido una lesión al caerse mientras desarrollaban la actividad”. Añadió que “desde ese momento salimos con mi compañero enfermero Fuentes hacia la zona referida en la comunicación. Solo pudimos llegar hasta el puesto del criancero Humberto Moreno, quien gentilmente nos facilitó un caballo para concretar el rescate de la vecina”.
El rescate
Una vez que los trabajadores de salud se hicieron de la ayuda de un caballo emprendieron la marcha montaña arriba. “Estaban bastante alejadas, así que caminamos cerca de una hora con el caballo de tiro hasta que pudimos llegar a ellas para poder hacer la asistencia. La mujer tenía una fractura importante en la zona del tobillo”, precisó Zúñiga.
La zona que habían elegido las dos mujeres de Las Ovejas se denomina La Laja, que es un paraje distante a unos 8 km del pueblo. “Las caminantes se habían alejado bastante de lo que es el acceso de ruta ya casi en zona de Cordillera. Venían de vuelta cuando una de ellas sufrió la lesión. Por suerte era un lugar alto y pudieron comunicarse vía teléfono con el hospital”, sostuvo Zúñiga. Una vez que se encontraron con las senderistas en el faldeo de un cerro se procedió a llevar adelante el operativo de asistencia.
“La mujer nos refirió que sentía mucho dolor y que no podía caminar. La caída había sido producto de un mal deslizamiento por una zona de piedras lo que ocasionó su caída y posterior lesión”, destacó el enfermero Hugo Fuentes.
Luego detalló que “una vez certificada la calidad de su lesión procedimos a colocarle una férula de inmovilización en su tobillo izquierdo y luego la montamos al caballo para hacer el repliegue hasta el vehículo. Esto nos demandó otra hora de travesía”.
Además, el profesional relató que una vez en el hospital fue atendida por el médico de guardia quien indicó la colocación de yeso, un tratamiento antiinflamatorio y reposo domiciliario.
El compromiso
Tanto el chofer de ambulancia, José Eliseo Zúñiga, como el enfermero, Hugo Fuentes, resaltaron la importancia del compromiso social de toda la población en los operativos sanitarios. “La gente del campo siempre está dispuesta a dar una mano en nuestras tareas de asistencia y eso lo valoramos y agradecemos mucho”, coincidieron en señalar.
Zúñiga hace quince años que pertenece al sistema de salud provincial. Por su parte, Fuentes lleva 24 años de servicio en el hospital de Las Ovejas. “Mi esposa también es enfermera y tengo dos hijas que también ejercen la misma profesión en el hospital de San Martín de los Andes. Todos llevamos con orgullo este oficio de la salud. Es lo más lindo que existe”, remarcó.
Asimismo el ambulanciero protagonista de este rescate en la montaña señaló que “nosotros hemos hecho muchas asistencias en zonas rurales donde atravesamos un montón de dificultades. Lo más gratificante es cuando la gente nos agradece ya sea personalmente o en las redes sociales. Eso nos aumenta las ganas de seguir trabajando en esto tan maravilloso que es el sistema de salud público neuquino”.
Para cerrar, remarcó que “también hay que agradecer a la gente de la zona rural que siempre tiene mucha predisposición para ayudarnos. En este caso el vecino Moreno que nos facilitó el caballo para que nosotros pudiéramos hacer la vital asistencia”.
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